La banda peruana que le rinde tributo a The Beatles desde 1990, regresa a los escenarios tras dos años. Edmundo Delgado dice que han llamado al show ‘Get back’ en alusión al documental de Netflix y a lo que significa volver. “Fue bastante triste estos años de para, hicimos cosas virtuales que fue una forma de menguar un poco la distancia con el público”, comenta por teléfono. “Es una alegría que este show siga vigente”.
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El grupo se presentó a través del streaming a fines del 2020, año en el que cumplían tres décadas. Su regreso “al teatro de siempre” (el Peruano Japonés) será el 7 y 8 de diciembre. “El público lo tomó bien, pero nunca para un artista va a ser lo mismo una máquina que el público frente a ti, aplaudiéndote”, agrega Delgado desde Miami donde viajó para coordinar lo que sería una gira para la banda que en 2014 cumplió conciertos en Liverpool. “Ahora es como si uno hubiera rejuvenecido. Uno trata de hacer las cosas mejor, más rápido, a mayor escala. Al ser un regreso vamos a recapitular un poco de todos los shows desde 1990. Desde la época de beatlemanía, pasando por la música electrónica al rock pesado tipo Revolution, hasta terminar con lo sinfónico y con un gran fin de fiesta”.
The Beatles.
También promotor y a cargo de un estudio de grabación (en 2020 opinó sobre los contratos en el ministerio de Cultura de Richard Cisneros, con quien antes trabajó en masterización de canciones), cuestiona, nuevamente, la clase política. “Lo que nos falta es buenos gobernantes, así de simple. El día que un buen equipo de gobernantes entienda que el arte en general es una prioridad de Estado, en ese momento, Perú va a ser un país muchísimo más grande. Hay mucho talento por explotar, pero que no tienen las herramientas necesarias. Necesitamos más escuelas de arte, más cantidad de teatros, necesitamos una reforma de impuestos. Una política de estado”.
Para Delgado, los premios y reconocimientos en el extranjero, sirven como ejemplo y para señalar las falencias del sector. “Los costos de los pasajes para ir a los premios se los tienen que pagar los artistas. Por ejemplo, Eva Ayllón gana un premio en Las Vegas, un Grammy al talento, a una vida de talento y ni siquiera le paga el pasaje el gobierno. Lo paga ella o su promotora; con Susana Baca sucede igual. Es decir, (al gobierno) no le interesa y eso es frustrante, es como si el papá no te hiciera caso. Si el artista no tuviera cómo (pagarlo) no va, no puede ir a los premios y eso es una vergüenza”.