Melissa Paredes sigue demostrando lo tranquila que está con la nueva vida que lleva después de haber pasado por una abrupta separación del futbolista Rodrigo Cuba. En las últimas semanas se ha bromeado mucho con los lujos y pequeñas ostentaciones que antes podía darse por la vida acomodada que llevaba al lado del deportista y que ahora no puede conseguir porque sus posibilidades están sujetas a los trabajos temporales que tiene.
Como ha dejado ver en más de una oportunidad, los gastos que tiene la actriz con su hija Mía son compartidos equitativamente con su expareja, y aparte tiene sus propias comodidades, como el nuevo departamento en el que habita.
En esta oportunidad, la modelo Melissa Paredes subió unas historias a su cuenta oficial de Instagram desde su cama al finalizar todas sus actividades del día. “Bueno, Mía esta privada a estas horas de la noche, que estamos exhaustos de la vida. Hemos pasado un día maravilloso en familia, con amigos, primos. No, olvídense. Mía ha jugado ufff, increíble. De hecho, yo tengo todos los fines de semana a mi hija y siempre la pasamos increíble. Buscamos cosas que hacer. Si no es una cosa, es otra”.
Asimismo, la influencer añadió: “Es maravillo cómo algunas cosas te cambian la vida, pero uno siempre saca lo mejor, lo más bonito, ¿no? Y disfrutamos un montón. Hoy sí que me he sentido súper cansada, no sé por qué. Encima, mañana tenemos cumpleaños. Ya se imaginarán, pero mañana estamos activos otra vez (…). El ‘Antino’ está que no puede más con su vida. ¡Ay, ay, ay! Pero bueno. Así es la vida en familia. No hay de otra”.
El bailarín Anthony Aranda compartió el día familiar que tuvo junto con su novia, Melissa Paredes, y la hija de ella, pero llamó mucho la atención lo que le dijo la modelo. Es que ella le cuestionó por lo cansado que es la actividad de lo niños: “¿Qué se siente? Así es. ¿Quieres vida familiar? Así es. Está muerto. No puede más con su ser. ¿Quieres hijos? Así es”.
Sin embargo, cuando el chico reality le comentó sus ganas de tener hijos y le especificó que desea tener cuatro, ella no lo pensó dos veces para señalar: “¡Ay, ay, ay. No, no, no!”.