Gianella Neyra ha dedicado el último año a “aterrizar” proyectos pendientes. Ha ingresado a la producción de cine al lado de Magdyel Ugaz y ahora dicta un curso de actuación al lado de su hermano (www.crehana.com). “Cuando me invitaron a hacer este curso fue a inicios del 2020, lo primero que se me ocurrió fue hacerlo con Jesús, él tenía los conceptos más frescos, tenía la experiencia de haber enseñado y me encantaba la idea de trabajar con mi hermano porque nunca antes lo hemos hecho”, nos cuenta.
La actriz considera que el arte ha sido una “compañía” en el último año. “Una crisis siempre te lleva a revaluar un mundo de cosas internas y nos ha llevado más al arte, a cosas que nos hagan mirar un poco más, a entendernos más. El arte es una gran herramienta para eso. Cuando observas te vuelves más empático, te das cuenta de que hay muchas verdades diferentes a la tuya. Siento que hoy, sobre todas las cosas, necesitamos eso. Por lo menos, hice el curso con esa ilusión”.
¿Cuándo nace la necesidad de producir cine?
Creo que todo va decantando solo y tiene que ver con la edad, con el tiempo que vas trabajando. Llega un momento en que tienes ganas de probar y contar tus historias, o tener un poco más de decisión sobre lo que estás contando, ¿no? Y también lo de Medias hermanas surgió de estas ganas con Magdyel de generar otro tipo de propuestas, que vengan desde el lugar del actor, generar una oportunidad. Después, como un efecto dominó, terminó abriéndome la cabeza para hacer todas estas cosas que siempre quise hacer. Es como adueñarme de mi propio cuento (sonríe).
¿Fue tu intención que sea un proyecto femenino?
Nos parecía interesante que la directora fuese mujer, que cuente un poco desde el corazón femenino. Sí, nos parece ese un lugar muy interesante y tenemos ganas de seguir adentrándonos ahí y seguir contando historias con mirada femenina, y sobre todo darle oportunidad a mujeres en otros rubros donde no tienen tanto lugar dentro de nuestra industria. Nos hacía muy feliz que tengamos un equipo de muchas mujeres en espacios que antes no era fácil estar. Eso me parece muy importante, pararse y decir: ¡Sí se puede!
Hablando de romper prejuicios, has vuelto a hablar con naturalidad sobre el divorcio, pero parece que a algunos les sorprende que se hable bien de la expareja.
(Ríe) Es que cada historia es individual. Cada uno vive las cosas a su manera, y esa es mi versión y también tengo años habiendo transitado y entendido. De hecho es algo supercomplicado en su momento, pero hoy lo vivo de otra manera. Si tienes hijos, ellos están de por medio, son seres que van a armar sus propias familias y hay que tratar de que su crianza sea lo más sana posible. Entonces, más allá de lo que pase contigo como pareja, los hijos siempre tienen que estar como prioridad, porque tienes que cuidar esa construcción.
Finalmente, ¿qué te deja la crisis política? Agredieron incluso a tus colegas.
Creo que son tiempos muy desafiantes, en general, aquí y en el mundo. A todos nos han llevado a lugares límites y eso ha generado broncas. En todas partes hay odios, matanza, feminicidios... juicios. Hoy más que nunca debemos trabajar nuestra compasión, tolerancia y que tenemos que ser amables, respetar la verdad de cada uno.
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