Conocida como ‘La mora cantora’, la peruana Naïa Valdez es miembro de esa nueva generación de artistas independientes como La Lá que, que por situaciones que ni ellos mismos entienden, ven su música relegada de la programación regular en las radios locales.
No obstante, la cantautora continúa evolucionando con su arte y deja atrás el estilo folk con el que debutó para incursionar en la música urbana, según contó en entrevista con La República.
- En marzo lanzaste “Cubitos de hielo”, ¿en qué se inspira la canción?
La compuse a inicios del 2020. El verano antes de la pandemia fue súper enérgico para mí. Fui feliz, la pase muy bonito. Entonces, quería hacer una canción dedicada al verano y a ese sentimiento de ilusión y frescura, del inicio de algo.
Entonces, ‘Cubitos de hielo’ está inspirado en la playa, en el calor. Esa sensación de verano, febrero en su máximo esplendor.
- ¿Por qué se llama “Cubitos de hielo”?
Se llama así porque los cubitos de hielo son algo que yo me llevo a la playa en el cooler para refrescarme. A mí no me gusta mucho la chela, entonces, me refresco con los cubitos. Me acordé de ese momento cuando estaba en la playa pasándolo increíble con los cubitos por el cuello.
- La escribiste en 2020, pero pasó más de un año para lanzarla, ¿por qué?
Tiene que ver con que no hayamos encontrado el sonido específico para esa canción. Cuando comenzamos a trabajar las canciones con Franco, le mostré un montón de composiciones que tenía listas, y las quisimos agrupar y poner en orden, y para el momento que sacamos “Deseo” (2020), estábamos recién adaptándonos a este sonido nuevo mío, porque antes yo hacia folk y me pasé de pronto a este género urbano, indie, un poquito más dance hall.
Entonces, estamos conociendo el sonido todavía y dijimos esta es una canción de verano 100%. Y pasó la pandemia, y un montón de cosas y decidimos guardarla para este año, porque sentía que le iba a ir mejor en verano.
- ¿A qué se debe esta transición en el sonido de tu música?
Yo creo que a mi crecimiento como persona y artista. Yo escuchaba mucha música folk en la época en la que saque mi proyecto musical. Y hasta ahora sigo teniendo mucho cariño al folk como un recuerdo de quién he sido yo.
Pero creo que a mediados de 2019 ya estaba pasando por una transformación musical. Acababa de sacar “Helado de mango” (2019) y comencé a escuchar mucho más reggaetón. Me estaba gustando mucho Bad Bunny. Escuché el disco de Ximena Sariñana y tenía amigos urbanos y me estaba enamorando cada vez más de ese género. Siento que eso influyó un montón en mis composiciones y en el tipo de música que yo quería hacer.
Cuando comencé a trabajar con Franco Banda sentí muy cómodo este género para mí, me gusto un montón componer en él y las pistas que hacia Franco y me desapegue del folk.
- Puede ser que la música folk no tiene un mercado muy amplio.
Cuando empecé con este proyecto musical, el folk estaba medio de moda, estaba sonando bastante el folk latinoamericano porque estaban pegando cantautoras como Mon Laferte, Natalia Lafourcade, inspiradas en Julieta Venegas.
No siento que me avergüence ser una persona que sigue tendencias, a mí me gustó mucho lo que está sonando en este momento y me gusta darle la vuelta, y agregar mi propio sonido a lo que escucho. Porque, de hecho, al fin y al cabo, yo soy una artista pop. Y las composiciones que yo hago están diseñadas para que sean sopesables y que la gente se pueda relacionar con ellas fácilmente.
Cuando yo hacía folk, estaba sonando bastante por lo menos en mi círculo. Sentía que le estaba yendo súper bien al folk, sobre todo, en cantautoras. Yo estaba bastante emocionada por tener un proyecto así.
- El reggaetón suele incluir temas muy explícitos. ¿Cómo son las letras qué estás preparando para este género?
Creo que hay un tabú muy fuerte de si un artista habla de sexo es vulgar cuando es reggaetón, pero si habla de sexo en otros géneros no se reconoce como vulgar. Depende mucho de cómo digas las cosas, de cómo se lo toma la gente. Parte del sonido (del reggaetón) es eso, medio sensual, movida.
A mí me gusta tocar temas un poco más calientes, vamos a decirle, pero me gusta hacerlo a mi manera, yo percibo mis letras de una forma muy personal, entonces no soy una persona que diría cosas vulgares en mis canciones.
Tampoco hago 100% reggaetón, siempre es una fusión con indie. Y si bien tengo algunas canciones que creo que son un poco más bailables, todas están fusionadas con mis sonidos, no es reggaetón puro comercial como escucharías en las radios.
- En enero, lanzaste “La luna”, un tema que compusiste durante el periodo de aislamiento.
Estaba en mi cuarto bien encerrada, aburrida y frustrada. Sentía mucho la incertidumbre que todos pasamos en esa época. Componiendo muchísimo, todos los días estaba haciendo canciones distintas, creo que la cuarentena fue muy creativa para mí.
Entonces, quise hacer esta canción de un amor misterioso. Justo en esa época yo estaba bastante pegada con toda esa onda esotérica y los rituales de luna llena y de luna nueva. Estaba conociendo sobre cuarzos y aprendiendo a leer el tarot, los significados de cada carta.
Tenía otra canción compuesta que aún no ha salido. Y sentía que estas dos canciones son como hermanas. Entonces, decidí ponerles “La luna” y “El sol”. Bueno, “El sol” todavía no sale, pero va a salir.
- El equipo que trabajó contigo en el videoclip de “La luna” era en su mayoría femenino. ¿Te consideras una cantante feminista?
Sí, me considero una cantante feminista. Creo que las mujeres tenemos mucho que demostrar, la verdad estoy súper orgullosa de hacer ese trabajo completamente en su mayoría por mujeres, porque se siente en el video esa energía femenina súper bonita.
- ¿Te sientes presionada de escribir canciones con un mensaje social profundo?
Mi proyecto ante todo es honesto. No creo que haga canciones pensando solo en lo que la gente quiera escuchar. Mis composiciones son honestas, están basadas en experiencias mías. Trato de no presionarme a mí misma a componer sobre ningún tema en específico, dejar que fluya. Si bien es cierto, es importante hablar de algunos temas en nuestras redes sociales, y estar presentes también, mantener a la gente que nos sigue informada de muchas maneras. No compondría sobre temas sociales. Me gusta componer de mis experiencias personales y eso es lo que identifica a mi música, lo que yo vivo.
- Este año hiciste una colaboración para la canción “Menino”
Sí, con Flor Ramírez y Greta Ela. La compuso Flor, quien es mexicana. Teníamos un contacto común en México que mi manager Sharon conocía, (él) nos contactó con Flor. Yo creo que ella es una gran compositora, me gustó mucho su vibra. Tuvimos la oportunidad de hacer el video a distancia también, lo cual me pareció súper nuevo. México es un mercado que me interesa hace tiempo.
- ¿Qué cantantes tienes como referentes musicales?
Me gusta mucho la música de Rosalía, y el disco de Ximena Sariñana ¿Dónde bailarán las niñas? (2019), tiene unos sonidos que mezclan esta onda de cantautora, compositora con lo urbano, lo cual me encanta.
Nacionalmente, me siento muy identificada con la música de Andrea Martínez, hemos colaborado también (“Todo lo que dicen de mí es cierto”, 2021). Me encanta su música, su vibra, sus composiciones son increíbles. También empatizo bastante con la música de Nuria Saba. Aparte de eso, escucho bastante a M2H, A.C.O, estos chicos urbanos que la están rompiendo ahorita, y están sacando material increíble.
- ¿Por qué consideras que la música de los artistas que mencionas no suena en radio?
Hemos propuesto bastantes veces que suene la música nacional en radio y no entendemos la verdad del porqué no la quieren poner. No tenemos el apoyo de las radios, de ahí nos quejamos de que no tenemos una industria musical y es porque realmente no tenemos un espacio para compartir nuestra música. Gran parte de la población peruana escucha la radio, no usan tanto Spotify ni plataformas de distribución. Quieren ver que hay de nuevo en la radio, y no hay talento nacional, eso me apena bastante.
Yo creo que todos los músicos nacionales estamos hace tiempo haciendo el aguante para sonar en radio, y es un problema que necesita una solución urgente. Las radios deben empezar a compartir el contenido de los artistas independientes. Algunas radios tienen la iniciativa con segmentos que ponen musical nacional, pero no estamos en la programación regular. Ese es el problema.
- “Caramelito” es una de las canciones más bonitas que tienes, ¿cómo nació?
No la compuse pensando en nadie en específico. Fue como un mensaje que llego a mí, de no amargarse. Mi papá me pregunto si se la había compuesto a él, porque se sintió aludido, que de repente si veía la vida de esa manera.
Ahora no estoy tan conectada con mi etapa folk, ni hablo mucho de las canciones antiguas, a veces cuando me las piden no las canto, porque siento que he evolucionado como artista. Pero esta canción me gusta mucho. Es la única canción de mi etapa folk que me gusta recordar bonito, que sí canto en vivo y me emociona.
- ¿Cómo te sientes incursionando en la música urbana?
A veces me da un poco de vergüenza el nuevo género que hago, toca temas mas sensuales y me da un poco de ‘roche’ que mis papás escuchen. Me imagino que ellos me siguen viendo como una niña en cierto punto.
Aunque he crecido, siento que es un poco difícil mostrar ese lado mío a mi familia, a mis abuelas que vienen y me apoyan. Tampoco es que mis letras sean muy explicitas.
- Como las letras de tus canciones se inspiran en tus experiencias, ¿te sientes expuesta?
No me gusta mucho ser discreta con mis cosas, mi vida amorosa y mi vida personal nunca me ha dado vergüenza, sobre todo, porque las canciones que hago no son de situaciones presentes, son pasadas. Entonces, nadie realmente sabe para quién es esa canción o que momento de mi vida está representando.
Son súper personales, pero no siento que esté expuesta porque todos estamos algo expuestos cuando hacemos arte, nos están viendo el alma literalmente.
- ¿Y las redes sociales? ¿Cómo es tu relación con estas plataformas?
Al empezar este proyecto, las redes sociales no me interesaban para nada. De hecho, mi equipo de managament me tenía que recordar seguido que subiera contenido porque me olvidaba.
Conforme empecé a avanzar, me di cuenta lo importante que pueden ser para poder transmitir un mensaje, y si lo haces bien, puedes reforzar tu estética como artista, y que la gente te vea como algo completo, no solo un audio, una canción, también una cara y eso es importante.
Trabajo bastante con las redes sociales y me he ido acostumbrando a lo importante que pueden ser, pero sí, son tóxicas, porque creo que todos subimos una versión bien retocada de nosotros. Y cuando consumimos constantemente esas versiones de todas esas personas que seguimos, pensamos que somos más imperfectos, nos hacemos 1.000 bolas, nos juzgamos, comparamos.
Yo creo que he tenido una época en la que estaba un poco pegada, quiero tener más números, quiero que más gente le dé ‘like’ a mi foto, que no sé qué. Y eso a todos nos pasa, pero no es sano.
Tener un millón de seguidores no refleja que lo estás haciendo bien o que estás siendo exitoso. No creo que el número de seguidores destaque qué tan bueno eres como músico, pero sí ayuda.
Hay momentos en los que ese espíritu de competitividad vuelve, porque es normal querer crecer, sobre todo, cuando se trata de tu trabajo. Pero no estoy tan obsesionada a subir contenido todos los días, me lo estoy tomando con calma.
- Ahora te estás dedicando a la enseñanza.
Doy clases de canto. Comencé hace un par de semanas, de una manera súper empírica y para principiantes. Lo vi como una manera de conectar con la gente que me sigue y le interesa la música. Siento que es una gran idea, además de que es un trabajo estable y me ayuda a sobrevivir en este país en el que la música no tiene tanto reconocimiento. Me hace feliz y de hecho he encontrado este cariño por enseñar.
- ¿Cuál es el consejo más importante que puedes dar a tus alumnos?
Yo creo que el canto es libre, algo que a veces nos olvidamos. El canto nunca debería limitarnos. Hay algunas técnicas que pueden ayudar para no lastimarte la voz y eso es lo que enseño, pero lo que más quiero reforzar en mis clases de canto es la libre expresión.
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