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Espectáculos

En la intimidad con George Clooney

Actor y director. Comenta sobre lo que le espera ahora a Donald Trump, del arrepentimiento y de su trabajo como actor.

larepublica.pe
"Decidí marcharme a California para ser actor, pero padre pensaba que mejor no lo hiciera, que no funcionaría", sostiene el Clooney. Foto: difusión

George Clooney ofreció una entrevista íntima para XL Semanal en la que habla sobre Donald Trump, el arrepentimiento y su vida personal.

Spielberg dice que le gusta ver cosas lo más alejadas posibles a la realidad.

Esa forma de verlo tiene base. Pero mire, vivo en un país en el que el presidente ha pasado cuatro años diciendo que la prensa es el enemigo del pueblo, ha negado el cambio climático... Un día decía que es amigo de Kim Jong-un y al día siguiente estábamos al borde de una catástrofe nuclear, con esa sensación constante de inestabilidad, no se puede mirar a otro lado.

Donald Trump seguirá alborotando...

Y recibirá una cuantas citaciones. Se le avecina un montón de demandas. Si alguien de mi familia hubiera muerto de Covid-19, lo demandaría.

¿Y si vuelve a presentarse dentro de cuatro años?

No me preocupa. Más bien me lo imagino llevando un mono a juego con el color de su piel.

Se refiere a un uniforme de presidario.

¡Es absolutamente factible! Hay un montón que destapar.

¿Ha coincidido con él?

Muchas veces, sí, incluso tengo su número. En una ocasión, antes de ser presidente, apenas un payaso neoyorkino, estábamos en una cena con más gente y, en cuanto su mujer se levantó de la mesa, él se inclinó hacia mí y me preguntó si tenía el número de la camarera. Es un cretino. El tipo de hombre que te resulta desagradable hasta en un bar.

El hombre mayor que interpreta en Cielo de medianoche se rebela contra muchas cosas que hizo en su vida.

El arrepentimiento es como un tumor. Puede destruirte. Es triste ver a personas que se aproximan a la muerte y que tienen la sensación de haber desperdiciado su vida, que tendrían que haberlo intentado. Eso amarga.

Nadie es inmune a esa sensación. Siempre existe la posibilidad de acabar arrepintiéndote de algo.

Le pondré un ejemplo. Cuando tenía 20 años vivía en Kentucky. Me ganaba la vida cortando tabaco en los campos, a tres dólares la hora. A veces iba a la universidad, a veces no, las cosas no me iban demasiado bien. Entonces, decidí marcharme a California para ser actor. Mi padre pensaba que mejor no lo hiciera, que no funcionaría, que la probabilidad era de uno entre un millón. Y yo le dije: “Papá, no quiero llegar a los 65 y decir: ‘¡Mierda!, al menos lo tendría que haber intentado’”.

Le podría haber salido mal.

¡Pero esa es la cuestión! Siempre estuve dispuesto a fracasar, a volver a casa, a vender seguros o cualquier cosa. Pero no quería no haberlo intentado. Pienso que la única forma de fracasar es no intentarlo.

Usted ha dicho “Algún día nadie querrá verme en la pantalla”. ¿Realmente lo cree?

Hay muchos actores que se aferran a sus tiempos de gloria. Pero no funciona porque los espectadores cambian y el mundo sigue girando. Una de las cosas más difíciles de esta profesión es que envejeces en la pantalla, el mundo te ve, y eso puede acabar contigo.

¿Esto último también se puede decir de su vida más allá de la pantalla?

Y no me importa demasiado. Creo que a mi esposa (Amal Clooney) le cuesta más. Ella no se dedica al espectáculo. Su trabajo es luchar por la justicia, sacar a periodistas de la cárcel. Ella trabaja asuntos serios, importantes. Yo lo tengo muy fácil, como actor solo tengo que encontrar papeles que sean creíbles. Y si escribo produzco o dirijo. Ni siquiera debo preocuparme lo que piensa sobre mí tal director o jefe de casting.

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