Las mujeres que practican la medicina ancestral en Bolivia se ponen en primera fila para ayudar a traer al mundo nuevas vidas, en medio del miedo generado por la crisis de salud mundial. Indígenas bolivianas dejan de lado el temor al contagio de coronavirus y se suman al personal de salud que no se da abasto por el gran número de enfermos.
Debido al alto nivel de contagio de la COVID-19, las madres gestantes temen acudir a los centros de salud de sus localidades, que además se encuentran abarrotados de pacientes contagiados con la enfermedad surgida en China. Este es el caso de Daniela, una mujer de 29 años que espera su primer hijo.
La joven ya tiene 33 semanas de gestación y alumbrará a un varón, cuyo nacimiento estaba previsto que fuera en un hospital de La Paz. Sin embargo, por el temor a contraer el virus, Daniela prefirió acudir a una matrona, que llegue hasta su hogar ubicado en el barrio paceño de Miraflores.
Bolivia cuenta con una ley de medicina ancestral desde 2013. (Foto: EFE)
La futura madre declaró, para la agencia de noticias EFE, que fue muy complicado contactarse con la partera, pues la mayoría de ellas reside en la ciudad de El Alto.
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Ana Choque preside el gremio de parteras en La Paz y señala que todos los días, sin falta, recibe llamadas o acuden a ella familiares de gestantes que solicitan una visita. Antes de la propagación del coronavirus, Choque atendía un promedio de 15 partos mensuales; actualmente la demanda se ha duplicado.