Cuando se realizó esta entrevista, José Távara y quien escribe estas líneas aguardaban la decisión de Boluarte sobre el destino de Alex Contreras. Más allá del giro en el accionar del ministro de Economía, el análisis del académico no pierde vigencia: el Gobierno de Dina Boluarte tiene una brújula ajena al crecimiento para todos y favorece intereses particulares.
—¿Qué ha sucedido con la economía peruana para llegar a esta situación de incertidumbre?
—El gran problema no es el manejo de la economía, sino que estamos a la deriva, al garete. Es un Gobierno que no tiene un norte claro y su único norte es permanecer en el poder hasta el 2026. Eso, en alianza con los congresistas. No hay ninguna reforma urgente como en seguridad para atender los asaltos o la reivindicación de la policía. En educación, tenemos contrarreformas. Se va en la dirección inversa. Eso afecta al bolsillo de los ciudadanos.
—En materia económica no se contempla una reforma tributaria para sacar provecho a los altos precios de metales…
—Es importantísima y está relacionada, casi es una precondición para las reformas en salud, educación y servicios esenciales. Nuestro país se está empobreciendo en varios sentidos.
—¿Qué perfil se requiere en el MEF para retomar la senda de crecimiento y acercarlo a la gente?
—No me parece que se discuta solamente el cambio del ministro de Economía, como si fuese eso la varita mágica. Bajo las actuales circunstancias, ¿qué economista calificado, íntegro y honesto arriesgaría su prestigio poniéndose a un Gobierno que no ha dado señales más que quedarse hasta el 2026? Y si lo hubiese, ¿qué podría hacer con este Gobierno? No es un tema de personas, sino de políticas.
—¿Es un fierro caliente el MEF?
—Sí, es un fierro caliente. Nunca faltan los candidatos interesados en ponerse el fajín, pero bajo las condiciones actuales…
—Considerando el recorte de obligaciones a las agroexportadoras, ¿la gestión de Contreras es muy clientelista con los grandes empresarios?
—Este es el tipo de decisiones a las cuales está sujeto un ministro de Economía. Tiene que tragarse el sapo y aceptar las presiones. Quedarse callado cuando en el Congreso hacen barbaridades que destruyen la institucionalidad del país y elevan las posibilidades de corrupción. Se dan beneficios tributarios sin mayor sustento a un sector que ya lo ha recibido durante muchísimos años. Me pregunto: ¿por qué no dárselo a los comerciantes o textiles o la construcción?
—Escuchándolo, entre quien entre, tiene que seguir una agenda hasta el 2026. ¿Cómo mella esto en las expectativas del horizonte?
—Un país que no acomete reformas, un país que se paraliza, que no hace nada, es un país que retrocede y un país que pierde si no damos todo lo que podemos dar, digamos, en cuanto a las reformas urgentes, que todos los expertos y que la población en general espera.
—¿Se ha quedado corto el MEF con sus programas de reactivación?
—Sin duda. Tenemos un déficit enorme. Los gobiernos subnacionales no han ejecutado presupuestos. Se requieren reformas para destrabar y agilizar los procesos de decisión y así elevar la calidad de los proyectos de inversión para mejorar el sistema.