El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) ha puesto en circulación, desde este miércoles 10 de mayo, la séptima moneda de S/1 de la serie numismática Constructores de la República - Bicentenario 1821-2021 que lleva la imagen de Francisco Xavier de Luna Pizarro. Esta colección consta de 9 monedas y busca difundir la imagen e historia de personajes que tuvieron participación relevante en el proceso por la independencia del Perú, así como continuar con el impulso de la cultura numismática en nuestro país.
Esta moneda es de curso legal, por lo que puede ser usada en cualquier transacción económica y circulará de forma simultánea con las actuales, según la entidad.
Dentro de sus características principales destaca que es de una aleación de alpaca, con peso de 7,32 g, tiene como año de acuñación el 2023. En el anverso está el escudo de Armas, mientras en el reverso se observa la composición alusiva a Francisco Xavier de Luna Pizarro. Se han emitido 10 millones de unidades.
Francisco Xavier de Luna Pizarro nació en Arequipa, el 3 de diciembre de 1780. Se recibió de abogado ante la Real Audiencia del Cusco en 1801 y posteriormente recibió las órdenes mayores en Lima del arzobispo Bartolomé María de las Heras en 1806. Luego de ello regresó a su ciudad natal donde fue prosecretario del Obispado, Vicerrector y Prefecto de Estudios en el Seminario de San Jerónimo (1807).
Sus años en España (1809-1811) le brindaron la base política necesaria para enfrentar las convulsionadas primeras décadas de la república. Como miembro de la Sociedad Patriótica (1822), creada para debatir asuntos clave como el mejor régimen de gobierno para el Perú, su liberalismo sirvió para influenciar notablemente la redacción de las constituciones de 1823, 1828 y 1834.
Su importante oposición a las corrientes absolutistas, monárquicas y dictatoriales, representadas según él por Simón Bolívar, le generó enemigos, pues amenazaban los fundamentos de la república. Su labor se centró en defender el balance de poderes como base fundamental de cualquier república en formación. Además, pasó por un autoexilio (1823-1825) y dos destierros a Chile (1826-1827 y 1829-1831), generando el respeto de sus contemporáneos.
Con su salud ya deteriorada se retiró de la política, falleciendo el 9 de febrero de 1855, a los 74 años, mientras se desempeñaba como arzobispo de Lima, la más alta dignidad eclesiástica del Perú.