Por Christian Alcalá y Cristina Alvarado
La Real Academia de Ciencias Sueca decidió otorgar el Premio Nobel de Economía a David Card, Joshua D. Angrist y Guido W. Imbens.
El galardón para Card fue “por sus contribuciones empíricas a la economía laboral”, mientras que Angrist e Imbens recibieron el premio “por sus aportes metodológicos al análisis de las relaciones causales”. Los economistas a través de experimentos naturales lograron responder interrogantes importantes para la sociedad.
Angrist e Imbens establecieron un método para evaluar las conclusiones de los “experimentos naturales” a mediados de los 90, con ello pudieron demostrar lo precisas que pueden resultar estas observaciones.
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En tanto, Card pudo demostrar que un incremento del salario mínimo no necesariamente puede traer efectos negativos sobre la creación de empleo, concepto que se utiliza constantemente cuando dicho tema está en la agenda de un país.
David Card
El exministro de Trabajo Christian Sánchez comparte la idea del nobel, pues es una falacia afirmar que todo incremento de la Remuneración Mínima Vital (RMV) provocará un impacto negativo en la economía, más aún cuando estos aumentos se sustentan en la productividad.
Por su parte, el sociólogo Enrique Fernández-Maldonado dijo que el nobel es acertado al decir que las políticas a favor del salario mínimo no generan una pérdida de empleo. Sino que, por el contrario, pueden contribuir a dinamizar el mercado interno y, a partir de ello, el mercado de trabajo, siempre que la estructura de consumo tenga una preponderancia en el mercado local.
El también miembro del Centro de Políticas Públicas y Derechos Humanos (Perú Equidad) afirmó que aproximadamente el 40% de la Población Económicamente Activa (PEA) recibe sueldo mínimo. “Y usa su sueldo para el consumo de alimentos, vivienda, salud y otros bienes secundarios”. Por lo que subir el sueldo mínimo sí ayudaría a dinamizar el mercado interno y el trabajo, siempre que se consuma productos elaborados internamente.
Para Fernando Cuadros, exviceministro de Promoción del Empleo y Capacitación Laboral, la conclusión de Card se grafica con el mercado laboral peruano, donde entre el 2003 y 2015 se dieron varios aumentos del salario mínimo y no generó incremento de la informalidad ni del desempleo, ni provocó efectos negativos en la economía. “Por el contrario, en ese periodo la economía continuó creciendo, se siguió generando empleo formal a tasas significativas y hubo incluso una reducción de la tasa de informalidad laboral y del desempleo, porque estos incrementos se dieron en contextos de crecimiento económico, lo que permitió absorber las mejoras salariales sin afectar el empleo”, puntualizó Cuadros.
El presidente Pedro Castillo anunció en su primer mensaje al Congreso (28 de julio) que promoverá el incremento del sueldo mínimo, sin embargo, el ministro Pedro Francke aclaró que ahora no era el momento. No obstante, sí consideró adecuado que se establezca un método de reajuste del sueldo mínimo.
El exministro Christian Sánchez dijo que ello es una tarea pendiente, pues se viene debatiendo desde hace años en el Consejo Nacional del Trabajo y que en el 2018 ya se había logrado un gran avance, pero a la fecha no se había conseguido su aprobación.
Fernando Cuadros consideró importante contar con una política institucionalizada de revisión de la RMV.
Christian Sánchez, exministro de Trabajo
“En cumplimiento con el mandato constitucional, tendría que existir una fórmula que establezca la periodicidad y los criterios objetivos para el incremento de la remuneración”.
Fernando Cuadros, exviceministro de Empleo
“Del 2003 al 2015, aproximadamente, se dieron varios incrementos de salarios mínimos y no generaron un incremento de la informalidad laboral ni del desempleo”.