En más de 60 años de legado familiar que logró posicionar su marca de chocolates La Cholita en la ciudad imperial del Cusco, Gustavo Barberis vio sus planes estancados con la llegada del COVID-19. “Definitivamente nos fue bastante mal. En toda mi trayectoria no se presentó una situación tan trágica como la pandemia, que nos agarró de sorpresa. Antes hemos tenido bajas por diversos aspectos que redujeron la afluencia de turistas, pero ninguna tan drástica”, manifestó el empresario del cacao chuncho del Valle de la Convención.
Y es que, como detalla Barberis, el 65% de la actividad empresarial en la región está orientada al turismo. Y, así como él, la mayoría de mypes cusqueñas tuvieron que cerrar sus negocios por falta de demanda.
Actualmente, sus ventas siguen con caídas del 90%, al pasar de facturar S/ 220.000 en los meses prepandemia a tan solo S/ 20.000 –incluso hubo meses con cero ingresos por el cierre total del negocio como sucedió en distintos rubros–. Esto también generó la reducción de sus trabajadores a la mitad.
Barberis accedió a un crédito en la segunda etapa de Reactiva Perú. No obstante, el monto fue mínimo y solo le permitió cubrir gastos pendientes como pago de proveedores, servicios de luz, agua y alquiler. “Lamentablemente solo nos dieron el equivalente a un mes de facturación, cuando podían darnos de hasta tres meses”, apuntó
Por otro lado, en el norte del país, Oswaldo Seminario, un pequeño productor agroindustrial de legumbres en Piura que en sus 40 años en el sector supo paliar los constantes problemas por inundaciones a causa de El Niño costero, cuenta que la crisis fue mayor durante los primeros seis meses de la pandemia COVID-19.
Para su reactivación, Seminario no pudo acceder al FAE Agro, por lo que recurrió al autofinanciamiento. “Cuando presentamos nuestra solicitud no nos aceptan porque la parte agrícola es bien difícil. Piden muchos requisitos y el agricultor no cuenta con muchos documentos”, apuntó.
En esa línea, Dalila Gamarra, representante de mypes de la SNI, pidió flexibilizar los requisitos para acceder a los programas de financiamiento con garantía estatal, principalmente al monto de facturación.
Actualmente está vigente el PAE Mype, aunque con poca demanda, ya que solo se ha convocado a dos subastas donde se colocaron S/ 133 millones de un total de S/ 2.000 millones. Participan cuatro cajas y dos cooperativas.
Según datos de Comex, en el 2020 cerca de la mitad de mypes cerraron sus negocios (ver infografía). Al pasar de 6,06 millones a 3,11 millones.
En esa línea, Roman Miu, vocero nacional de la Plataforma Nacional de Mypes, pidió al Ejecutivo impulsar la recuperación del mercado perdido por la pandemia, a través de una mayor promoción al productor local. Así como priorizar las compras estatales y la articulación para las compras privadas, ya que en la actualidad hay barreras que obstaculizan el acceso.
Infografía - La República
Aunque la gran mayoría de mypes se vio negativamente impactada por la pandemia, también se consolidaron alrededor de 235 mil nuevos emprendimientos, según datos del INEI. En muchos casos estos negocios son liderados por extrabajadores dependientes que paralizaron sus labores –y se quedaron sin ingresos– con la cuarentena del año pasado.
Tal es el caso de Carmen Ponce de León, quien ante la demanda de productos sanitarios decidió importar mascarillas para venderlas vía comercio digital. Luego, por la mayor acogida de su tienda virtual “El espacio de Mafa” se expandió a otros rubros como productos del hogar, belleza, accesorios, electrónicos, entre otros.
Mafa vio una oportunidad en medio de la crisis, no solo para ella. Al ver que tenía clientes en provincias que preferían el “pago contra entrega”, decidió contactar a amigos y familiares que también se quedaron sin empleo para poder hacer envíos a domicilio en sus regiones. Es así que pasó de tener dos trabajadores a casi 20; la mayoría laboran desde sus casas.
Además, ante la necesidad de otras personas que también querían emprender, la mecánica de su negocio hace un año es también brindar un precio especial a pequeños emprendedores sin necesidad de comprar al por mayor.
“En este grupo emprendedor, tenemos algo de 170 afiliados a nivel nacional. Aparte del precio especial les damos fotos sin marca de agua para que ellos puedan ofrecer a sus clientes, y brindamos charlas”, relató la empresaria.
Ponce de León cuenta que pasó de realizar de 20 a 2.000 entregas al mes. Y, aunque le ofrecieron retornar a su anterior empleo, decidió dedicarse totalmente a su negocio digital, que temporalmente le ha permitido irse a vivir a Brasil y poder administrarlo desde allá.
Aunque en su caso pudo expandirse y tiene planes de abrir locales presenciales, Mafa resalta que uno de los retos de las mypes es la formalización. “Yo no lo hice antes porque me parecía un trámite engorroso. Hay bastantes emprendedores que tenemos ganas de formalizarnos pero no tenemos información a la mano. En mi caso tuve que gastar S/ 2.000 en abogados; un monto muy fuerte para tener el RUC 20. Ello desincentiva a muchas mypes, debería haber mayor asesoramiento”, enfatizó.
Gustavo Barberis, empresario de Cusco
“Lamentablemente, en Reactiva Perú solo nos dieron un préstamo equivalente a un mes de facturación, que alcanzó para cubrir pagos pendientes a proveedores y servicios básicos”.
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