Comer muy rápido o con ansia se ha convertido en una actividad habitual en las personas por el rápido ritmo de vida que llevan, producto del trabajo, estrés, estudios o mala organización destinada a la ingesta de alimentos. Aunque cada vez son más los hogares que se esfuerzan por llevar una vida saludable, cumplir con este fin no solo depende de los alimentos que contiene nuestro menú diario, sino del tiempo que invertimos en comerlos y la manera en la que lo hacemos.
Clara Joaquím, endocrinóloga del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, y Patricia Vilca, dietista-nutricionista y miembro del Grupo de Trabajo de Dietoterapia de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), detallan a Cuídate Plus cuáles son las claves para comer más despacio y evitar complicaciones en nuestra buena salud.
Encontrarnos sentados, masticar bien, seleccionar alimentos saludables en nuestras meriendas y comer en familia son factores que influyen en la alimentación —aunque no seamos conscientes de ello—. Además, lo recomendable es comer en un ambiente tranquilo, silencioso y sin distracciones, ya que los ruidos pueden hacer que comamos más rápido. Otra buena opción para masticar es cortar la comida en trozos pequeños antes de ingerirlos.
Estos son los riesgos de comer por ansiedad. Foto: difusión
Ya sea por costumbre o por ansia al comer, estos son algunos problemas que puedes presentar si ingieres los alimentos muy rápido y sin masticarlos bien, según la revista sobre buenos hábitos Mejor con Salud y el portal web La Vanguardia.
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Es una de las principales consecuencias de comer rápido, ya que provoca la ingesta de una mayor cantidad de comida, así como de calorías. También la persona que come rápido no tiene la sensación de estar saciada.
Pueden presentarse por un exceso de comida o por comer demasiado rápido. Se puede experimentar ardor estomacal, acidez, reflujo y pesadez.
Estos son los motivos por los que debes comer con calma tus meriendas. Foto: difusión
Cuando empezamos a masticar la comida, el cerebro envía un mensaje al estómago diciendo que va recibir alimento y este se prepara para el proceso de la digestión. Si no le da tiempo para asimilar que va a empezar a trabajar, el estómago no asimilará los nutrientes y, por ende, nuestro cuerpo no los absorberá.
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Al no masticar correctamente los alimentos, también dificultamos la función de los órganos encargados de metabolizarlos. Las digestiones pesadas ralentizan el metabolismo y disminuyen el gasto calórico.
Si tienes ansiedad por comer, puedes acudir a un especialista de la salud para tratar tu caso. Foto: Psicología y mente