Johanna San Miguel regresa al teatro y esta vez con ¡Ya siéntese, señora!, donde en la piel de su entrañable personaje de ‘Pataclaun’, Queca, hablará sobre la edad en las mujeres, sus cambios y “de lo que puede o no puede hacer, según esta sociedad patriarcal”. “No me quiero acordar cuántos años tiene Queca. No recuerdo nada, no quiero acordarme”, dice soltando una contagiosa carcajada sobre la edad de su alter ego. “Este es el primer espectáculo donde Queca estará al 100%. Es una mujer, digamos, madura, aunque ella no lo acepte. En el show anterior (Se busca marido cama adentro) que fue exitoso y llegó hasta Europa, formaba parte del show, pero no buscaba marido, la que buscaba marido era yo, Johanna. El tiempo pasó y ahora ya no busco ni cama adentro ni cama afuera. Ahora soy yo y mis gatos. Entonces, dada esa coyuntura actual, Queca calza perfecta porque es una mujer madura y le toca a ella hablar de lo que yo estoy viviendo ahora en estos momentos porque para mí un unipersonal habla de lo que tú vives en este momento”. Se estrena el 6 de abril en el Teatro Peruano Japonés.
—Este mes se conmemoró el Día de la Mujer y para muchos sigue siendo una fecha de celebración.
—Ese día no se felicita, ya no sé en qué idioma decirlo. Ese día no se regala flores ni bombones. Se conmemora una fecha especial fortísima donde muchas mujeres tuvieron que sufrir encerradas, morir quemadas en una fábrica por hacer escuchar su voz. Me interesan esos cambios en la sociedad, desde que la mujer vota, desde que tiene voz, desde que no le importa lo que diga el resto y se viste como quiere y que cuando dice no es no. Todo eso es importante para mí y de igual manera para Queca, mi personaje, ya que desde mi punto de vista claun, puedo decir muchísimas cosas.
—¿Sientes que se te juzga mucho por la manera en que vistes? ¿Hablarás de la satanización que hay respecto a cómo debe lucir una mujer madura?
—Mira, por ejemplo, soy una mujer de 56 años, estoy en un reality juvenil, así está denominado, pero en realidad nos ve todo público. Uso short chiquititos porque me da la gana, uso minifaldas porque me da la gana. Ayer (en EEG) usé una transparencia porque puedo y me provoca. Soy una persona que, además, no tengo el estándar de los que nos vienen metiendo el chip desde que somos niñas: que debemos ser princesas perfectas, casi sin ninguna arruga, sin celulitis y estrías. Me pasó algo muy curioso en el programa. Me puse un top y usé esos parches para que no se noten los pezones. Yo decía ¿por qué no se pueden notar? No entiendo por qué tenemos que taparnos esa parte de nuestro cuerpo y, sin embargo, los hombres si lo muestran. ¿Cuál es la diferencia? Es más, de mis senos se ha alimentado mi hijo. ¿Nos pueden dejar en paz, por favor, y dejar de etiquetarnos desde niñas? Igual cuando estás con la regla. Si lo saben, te dicen que por eso estás de mal humor. A mí me dicen: ‘La chata está con la menopausia y por eso está histérica y reclama los puntos’ o ‘Vaya a cuidar a sus nietos, ya está abuelita’. O sea, ¿a Renzo (Schuller) que está allí y se pone histérico y nervioso le dicen: ‘Anda a cuidar a tus nietos’? No, eso no se les ocurre, pero a mí sí. Utilizan el término menopausia, abuelita, vieja para invalidarnos. Perdona, pero ¿ser abuela está mal? El día que tenga nietos seré demasiado feliz. Yo veo a mi mamá con sus nietos y dice que es una de las sensaciones más hermosas, otro tipo de amor. Entonces, ¿por qué te invalidan? Y si no has tenido hijos. ¡Ay, no! Tú no eres una mujer completa, tu útero está por gusto y no serás plena nunca. Quienes piensan así que se callen la boca, que se pongan un parche allí. Ellos piensan que no debes opinar ni de política ni de religión
—¿Qué te dio Queca y qué crees que te quitó?
—No me ha quitado nada, me ha dado todo. A través de Queca yo puedo decir lo que para algunos puede sonar chocante, pero ahorita no me importa si yo como Johanna puedo decir las cosas. Muchas mujeres siguen siendo juzgadas y bueno, si no les gusta lo que digo, pues quémenme en la hoguera.
—Hay una frase recurrente en los actores: el arte sana. En tu caso, ¿Queca te sanó?
—Sí, definitivamente. Hay dos momentos que, digamos, en carne propia, he sentido las diferencias. Cuando estuve con una persona que era muchísimo más joven que yo. Preferiría no mencionarlo, para qué vamos a meterlo, podría ser Monchito, Pepito o Periquito. ¡Pero qué mal se ve cuando una mujer de 46 años está con una persona 25 años menor! ¿Y Robert de Niro? ¡Qué bien se le ve cuando se convierte en padre a los 83 años! Él puede, ¡tú no! A mí me ha ayudado muchísimo el ser mujer, me encanta y no es que el arte me sane o no, o el humor me sane o no. Me siento acompañada porque no soy la única. Y no soy histérica, no soy quejona, soy respondona y me encanta y nunca me voy a callar. Es más, mientras más grande me haga, más voy a responder. Y sí, hay que ser bien respondonas y nunca quedarnos calladitas porque calladitas no se nos ve más bonitas y así soy yo. Y ojo, esto lo he aprendido de mi madre, de mi abuela y seguirá como legado en mi sobrina de 13 años que dice lo que piensa y no se queda callada. Hay que enseñarles desde pequeñas. Este show es para público a partir de 15 años. Acá no tocamos un tema sexual ni el doble sentido, no es como Se busca marido. Es otra visión. Si quieres tener hijos, tenlos. Sino, está bien. Si eres flaca, gorda, que nadie te lo diga. Eso es el show y su mensaje es ‘Calladita no se te ve más bonita’.