Netflix no para de sumar documentales a su catálogo y, en los últimos días, el más reciente de ellos llamado “Nuestro padre” se ha convertido en tendencia. La producción se ha ubicado entre lo más visto de la plataforma de streaming y ha generado una gran cantidad de comentarios en redes sociales que recomiendan verlo.
Hay un término utilizado por la comunidad de donantes concebidos en Estados Unidos para referirse a una época justo después de Navidad: temporada de hermanos. ¿La razón? Que muchas personas reciben pruebas de ADN de Ancestry.com o 23AndMe como un regalo ‘divertido’ por las fiestas, pero en realidad acaban por revelarse secretos familiares que muchos no quieren descubrir.
Y fue precisamente una prueba de 23andMe realizada por Jacoba Ballard en 2014 la que acabó por evidenciar la historia de terror que compartía con aproximadamente 90 hermanastros: un médico de fertilidad de Indiana llamado Donald Cline había utilizado su semen para fecundar a las pacientes sin que ellas lo supieran y sin su consentimiento.
Las investigaciones de Jacoba Ballard en 2014 fueron las que acabaron revelando la historia de terror. Foto: Netflix.
Este aterrador descubrimiento se ha convertido ahora en un documental de Netflix llamado “Nuestro padre”, dirigido por Lucie Jourdan, en el que Ballard cuenta detalles sobre su historia: cómo ella, su madre y tantas otras mujeres habían sufrido abuso por parte de Donald Cline, el médico que ejerció durante un periodo de hasta 40 años.
Fue la prueba de ADN de Ballard la que la llevó a empezar a investigar y el árbol genealógico online que construía a partir de los resultados seguía conduciendo al mismo nombre: Cline.
Donald Cline había fecundado a muchas mujeres con su propio semen. Foto: Netflix.
Cuando Ballard se hizo amiga de algunos de los hermanos que había encontrado, varios mencionaron que sus padres habían sido tratados por el médico. Gracias a la confirmación del ADN, se comprendió que no había utilizado muestras de donantes.
En cambio, había fecundado a muchas mujeres con su propio semen. Una de las víctimas explicó su disgusto ante este descubrimiento: “Me siento como si me hubieran violado 15 veces”.