Si bien la carrera de Anya Taylor-Joy cuenta con títulos concretos, han sido los suficientes como para posicionarla como una de las últimas estrellas más prometedoras de Hollywood. No solo es reconocida por su papel en la saga Split, sino que también ha conquistado el corazón de los fans con “Gambito de dama”, una de las series más exitosas de Netflix.
No obstante, su camino en la gran N roja inició casi a la par con su carrera actoral, pues dentro de sus primeros proyectos figura “La bruja”, dirigida por Robert Eggers (”The northman”) y que se llevó el premio a la Mejor película de terror del año, otorgado por el reconocido portal Rotten Tomatoes
En ese sentido y aprovechando que estamos en Semana Santa, repasemos aquella película que entrelaza los horrores de una inquietante historia con la presión religiosa en el siglo XVII.
Anya Taylor Joy como Tomasin, su personaje en La Bruja (Foto: Difusión)
La sinopsis oficial indica lo siguiente: “En la Nueva Inglaterra de 1630, el pánico y la desesperación envuelven a un granjero, su esposa y sus hijos cuando el hijo menor, Samuel, se desvanece repentinamente. La familia culpa a Thomasin, la hija mayor que vigilaba al niño en el momento de su desaparición”.
“Con la sospecha y la paranoia en aumento, los hermanos gemelos, Mercy y Jonas, sospechan que Thomasin es una bruja, poniendo a prueba la fe, la lealtad y el amor del clan entre sí”.
Si bien “The Witch” es una trama de terror, su narrativa parte de una base religiosa para articular los ejes de una perturbadora historia. En principio, sabemos que la familia puritana cristiana fue llevada ante la ley, pues el patriarca ha sido acusado de ir en contra de los valores religiosos, lo cual provoca que todos sean desterrados a un bosque lejano.
Al instalarse en su nuevo e inhóspito hogar, y aislados de su plantación, sucesos inexplicables relacionados a lo oscuro comienzan a acosar a los recién llegados, a manera de representar que han sido apartados de una comunidad protegida por lo divino.
Debido a la ambientación histórica de la trama, el espectador es guiado a través de secuencias que buscan apoyarse en temas espirituales, el pecado y la imagen del diablo para ensalzar horrores de una vida asentada en las permisivas libertades de la vida terrenal, aunque ellos constantemente busquen la santidad.
Este último factor le hace creer a William que la desaparición de su hijo es simplemente una prueba de Dios, pero pronto comienza a creer que su hija pudo haberse casado con el demonio.
Además, el hecho de que los pequeños hermanos de Thomasin hablen con una cabra negra, llamada Black Phillipe, nos remarca la naturaleza de “La bruja”.
Por su puesto, el final del filme dejó sin palabras a miles de fans, pues, luego de tantos versos bíblicos dejados a lo largo del metraje, la protagonista cierra la película cantando pasajes de un libro satánico, una vez más reafirmando la dualidad de su trama.