Norma Martínez: "El arte es el territorio que nos permite ejercitar nuestra libertad"
Después de la serie española 'El inmortal', la veremos en 'La chica de nieve' de Netflix. Nos habla de su salida de 'Sucedió en el Perú', de su primer guion para cine y aborda la crisis política.
A fines del 2022, Norma Martínez en Escenas de una ejecución interpretaba a Galactia, la artista a la que le encargan pintar el lienzo triunfal de la Batalla de Lepanto y se rebela. Con la imponente puesta en escena, el Teatro Británico volvía a abrir luego de la pandemia y la actriz decidía que era momento de buscar retos en el cine.
“Esa obra y Días felices fueron como ‘picos’ profesionales de teatro. No quiere decir que no vaya a hacer teatro, pero fue un escalón para dar un salto”, nos dice desde España convertida en una de las actrices peruanas más internacionales. Es ‘La Doña’ en la serie ‘El inmortal’ y en enero la veremos en la segunda temporada de ‘La chica de nieve’ y nos adelanta que acaba de filmar en Bilbao una producción estadounidense. “Es un personaje de origen mexicano, pero que habla inglés. Una mujer súper poderosa y millonaria”.
Desde sus veintes, Norma Martínez se ha dedicado al teatro. Es conocida como actriz camaleónica y como una directora y productora que se arriesga. Era estudiante de Publicidad cuando se inscribió en el primer taller de actuación que dictó Roberto Ángeles y que coincidía con el día del ‘fujishock’. “Para entonces mis padres estaban divorciados. Mi mamá se negó a que yo tuviera una carrera involucrada al arte, ahora entiendo que la preocupación de los padres es que piensan que te va a ir mal. Me dijo: ‘tráeme una carrera y después te dedicas a lo que quieras’. Me gradué en Ciencias Publicitarias y al verano siguiente a mi graduación se abrió un taller avanzado de Alberto Ísola. No era fácil, era el año 92, pero le dije que me permitiera tener tres meses para tener esta experiencia dedicándome solo a ello. A partir de eso, todo fue sucediendo”.
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¿Cómo dirías que empezó tu carrera?
Esa es una pregunta que me vengo haciendo últimamente. Yo creo que siempre, desde chica, fantaseaba con dedicarme a un trabajo que sea aventurero. Ahora viéndolo en retrospectiva, sí creo que tenía una sensibilidad artística, probablemente, heredada de mi padre. Era ingeniero, pero yo creo que tenía una vocación artística profunda que quizá no se desarrolló por no tener el entorno adecuado. Yo no provengo de una familia de intelectuales ni de artistas, sin embargo, estaba ahí esa pulsión. Llegué al teatro porque estaba buscando una forma de expresión, es como lo entiendo hoy.
Este año has hecho cine, televisión y regresaste a Perú para filmar dos películas. ¿Cuál ha sido el mayor reto?
Este año ha sido lleno de retos de todo nivel, mudarse de país es ya lo más visible. Y como nunca he tenido la oportunidad de protagonizar y de coprotagonizar dos películas peruanas en medio año. He estado muy vinculada al cine y, efectivamente, era lo que me interesaba desarrollar. Vacas, de Brian Jacobs, ocurre dentro de una comunidad que parece atrapada en el tiempo. En Ellas, de Eduardo Mendoza, soy la directora de un colegio. Soy una actriz muy afortunada porque nunca me faltan personajes.
Y llegaste a la inauguración del Festival de Cine de Lima, quizá, uno de los más políticos con las pifias a la ministra.
Yo nunca estoy desvinculada de Perú, nunca (sonríe). Esta inauguración fue peculiar, pero me pareció muy interesante lo que sucedió. A veces no estamos acostumbrados a elevar nuestra voz y quizá se puede decir que no era el momento adecuado o no era el contexto adecuado, pero se hizo de esa forma. Y creo que es un antes y un después también. Las autoridades tienen que ganarse el respeto y cuando no se lo ganan, es el derecho de las personas reclamárselo porque son nuestros representantes, ¿no? Como digo, quizás no era la forma, pero sucedió y a veces hay que ser desagradable y hay que ser malcriado. Como dicen… ‘más vale pedir perdón que permiso’, para mí fue un caso en que se aplica.
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Hay una noticia que no fue grata para los que te seguían en televisión. ¿Qué pasó con ‘Sucedió en el Perú’?
Me hablas de eso y mi corazón explota…primero, de gratitud inmensa. He sido tan afortunada de hacer ‘Sucedió en el Perú’ durante tantos años y ha sido muy difícil dejar el programa. Es un duelo que todavía aparece eventualmente, pero a veces hay que tomar decisiones.
Entonces, ¿tú tomaste la decisión de dejar el programa?
Existía la voluntad, sí, pero no se ha podido compatibilizar. Yo creía que era posible, pero el sistema burocrático lo pensaba de otra forma y fue imposible seguir con el programa. Mi duelo mayor es con el público, se había acostumbrado a que yo le cuente cosas. Hay un público que no tiene acceso a cierta investigación.
Algunos de los últimos programas fueron sobre Rebeca Carrión o Francisca Zubiaga.
Sí y me queda la alegría de que YouTube esté plagado de los programas. Hace poquito un grupo de alumnos me escribió por Instagram, me dijeron ‘puede mandarle saludos a mi profesora de Historia porque nos acaba de mostrar el programa’. Sigo teniendo esa relación con la gente y yo creo que eso en algún momento volverá a mí, quizá de otra forma, transformado. Gonzalo (Torres) me parece que es un profesional excelente y respeto la decisión de cambiar un poco el formato, pero quiero decirle al público que le agradezco inmensamente todos estos años juntos. El programa estará en mi corazón como una de las cosas más bonitas que he hecho por el Perú.
¿El programa iba a perder cierta libertad?
Sabes que eso no lo hubiera permitido nunca, ¿no? La salida no tiene que ver con “quisieron censurar algo y me fui”, no, tiene que ver con que yo estaba emprendiendo otros horizontes y fue difícil compatibilizar una cosa con otra. Intentamos, incluso, buscar modelos de producción, pero al final no ha sido posible y quizá llegó el momento o el universo me habla, me protege y me pone donde tengo que estar.
Volviendo al cine, escribiste tu primer guion. ¿Qué te motiva contar la película Exploraciones silvestres?
Este guion parte de una idea original mía que desarrollé con Franco Finocchiaro. Dos ideas se me juntaron en la cabeza, hay una serie que me gusta mucho, ‘Fleabag’ (la premiada serie sobre una mujer desinhibida).
Quiere decir que no será apta para los conservadores.
(Sonríe)Has dicho todo de lo que va la película. O sea, yo pensé ‘qué pasa si ‘Fleabag’ se mezcla con la película Gloria’. Me interesa hablar del sexo después de los 50, me interesa hablar del conservadurismo de Lima, me interesa que haya un referente para todas las mujeres viudas, divorciadas y solteras que creen que la vida sexual se acaba a determinada edad. No necesariamente tiene que ser así. Creo que el cine nos enseña a hacer, la televisión nos enseña a hacer. Por eso nos educa sentimentalmente, artísticamente y socialmente. Mi educación sentimental, mi educación cultural se la debo en inmensa proporción al cine. La protagonista se queda viuda y se da cuenta que nunca había experimentado mucho en el territorio sexual. Es una mujer conservadora limeña y hace cosas bastante atrevidas para su condición. Durante tantos años hemos visto que el hombre de 60 está con la chica de 20; yo quiero ver en el cine ahora a la mujer de 50 o más que está con el chico de 30, con la chica de 35, con el señor de 70 y con el amigo de su edad.
Bueno, pero con la Ley Tudela podría atentar “contra las buenas costumbres”.
Podría cambiar la forma en que se otorgan los estímulos, vamos a ver qué pasa. El hecho de que exista no quiere decir que no se puede revertir, pero lo que creo que no debe desaparecer son los incentivos. Cuesta tanto sacar una película adelante. Y la moral y las buenas costumbres es una escala de cada quien ¿Quién lo va decidir? ¿La iglesia católica? ¿La iglesia evangélica? ¿Los militares? El arte, además, es el territorio que, gracias a Dios, nos permite a todos los seres humanos ejercitar nuestra libertad.
En Perú tienes pendiente también filmar El teorema de Khun, ¿no? ¿Qué me puedes decir de volver a trabajar con Magaly Solier?
Magaly es la actriz más internacional que tenemos, es la que más premios ha ganado en el cine, en el mundo. De hecho, uno de mis intereses mayores de trabajar con Manuel(Siles) ha sido la posibilidad de trabajar con Magaly. Le tengo mucho respeto y mucha admiración. Nos fuimos juntas a Cannes en la época del Altiplano (2019) compartimos el departamento. Le tengo un profundo cariño y mi corazón desea que ella siempre esté bien porque nos ha regalado alegrías inmensas y ella es una representante importante del Perú en el extranjero, además de ser una actriz maravillosa. Nada me haría más feliz de concretar esa película.
¿Los peruanos son mezquinos con los artistas?
Creo que tenemos como una marca trágica, como esos héroes de tragedia griega anulados por su falla trágica. Nosotros cargamos con algo de eso que nos lleva a ser tan despiadados, tan ingratos con lo que hacemos y con lo que somos. Desde el patrimonio cultural hasta con las personas.
Sueles hablar de la esperanza, pero ahora estamos en crisis social y política. ¿A qué reflexión te lleva?
Me parece que estamos atravesando uno de los momentos más trágicos de nuestra historia republicana. Estamos observando a la mafia instalada desde lo más grande a lo más pequeño. Creo que, la justicia debe ser una prioridad en este momento, es lo que podría sacarnos del hoyo, porque cuando campea la impunidad eso se traduce a todo. Veo también con inquietud lo que pasará en el 2026. Voy a pensar siempre que somos más grandes, pero tenemos que pensar cómo actuar. Los que estamos en contra de esta situación, no somos una masa crítica suficiente como para tener el país que queremos tener. Ojalá soplen mejores vientos, pero va a depender de nosotros porque un gobierno es la representación. Observar que, de repente, eso somos cada uno y empezar a cambiar nosotros para cambiar país. Y no hay de otra que seguir luchando.