No respires demostró que el terrorífico encanto de las Home invasions aún tenía acogida si había quien domine el suspenso que propicia el peligro en un espacio cerrado. Fede Álvarez y Rodo Sayagues fueron los guionistas responsables de este logro, bajo la dirección del primero. Cinco años después, Sayagues toma el mando de la segunda parte que termina por agotar las cualidades de su predecesora.
Teniendo en cuenta a los creadores detrás del proyecto, no es sorpresa que No respires 2 sea una secuela que no pierda la misma sintonía en su totalidad. No teme dar un nuevo revés a la historia y sus personajes: ‘El hombre ciego’ toma bajo su guardia a una huérfana llamada Phoenix, tras varios años de vivir aislados de la civilización. Su forzada tranquilidad se destruirá cuando un grupo de hombres entra a su hogar con la intención de llevársela.
La desalentadora sensación de déjà vu del primer acto parecía adelantarnos que estábamos frente a otra continuación fallida y decepcionante. Si bien recorrimos pasajes conocidos, perdimos cualquier atisbo de incertidumbre y suspenso que dote a los eventos de mayor interés. La mayor dosis de acción y gore trataron de compensar esta falta de dominio por parte de Sayagues, pero a lo mucho sirvieron como distractores hasta poder adentrarnos a la historia de Phoenix.
Su inesperada relevancia en la ficción fue una apuesta que desvió la atención del ‘Hombre ciego’, el mayor atractivo de la saga cinematográfica. Sin embargo, también funciona para convertir al famoso villano en un antihéroe menos perdido aunque igual de atormentado por su pasado. En el mejor de los casos, se trata de una transición brusca y torpe. En el peor, una incoherencia que resta puntos a la película como continuación y la perfila como una entrega independiente.
Foto: Sony Pictures
Lo cierto es que el personaje de Stephen Lang no requería redención alguna y ni poniéndolo a matar una decena de criminales le daría legitimidad al acto final. Haciendo de abogado del diablo, un fanático puede recordar que es un mundo lleno de grises y la evolución del ‘Hombre ciego’ se halla en los años que crio a Phoenix. No obstante, esta es una historia que brilla por su ausencia en la pantalla y que los creadores decidieron saltarse con frescura desde los últimos eventos de la primera entrega.
Quizás esta elipsis de tiempo sea el gran atractivo con que Fede Álvarez y Rodo Sayagues decidan vender una próxima precuela, porque una secuela sin Stephen Lang no hay quien la compre. Con suerte, esta posible entrega sirva como parche para recuperar dichos años, explorar la atormentada psique del ‘Hombre ciego’ y aprovechar esos grises que tanto hicieron falta en esta secuela poco novedosa.