Sweet girl, una impactante apuesta de acción disponible en Netflix y que actualmente es número uno dentro de los 10 títulos más populares de la plataforma en Perú, nos aproxima a Ray Cooper (Jason Momoa), un abnegado padre de familia que jura vengarse de la compañía farmacéutica responsable de retirar del mercado un medicamento que podría haberle salvado la vida a su esposa, Amanda (Adria Arjona), quien fue consumida lentamente por un cáncer. Lejos de asumir su culpabilidad, los responsables se apoderan de las esperanzas de las personas que aguardan un tratamiento eficaz.
Cuando su búsqueda de la verdad le lleva a un encuentro mortal que los pone a él y a su hija, Rachel (Isabela Merced), en grave peligro, la misión de Ray se convierte en un camino de venganza en el que debe proteger a la única familia que le queda. Al menos eso se entiende durante la mayor parte de la película.
Meses después de que su esposa falleciera, Cooper recibe una llamada del periodista Martin Bennett, quien lo contacta porque necesita sus declaraciones para poder armar su informe, en el que tiene todas las piezas del rompecabezas que puede derribar el imperio de Simon Keeley, CEO de BioPrime, el cual se ha construido sobre negocios turbios, sobornos y demás ilegalidades.
Justo cuando está en medio de esa explicación, un asesino a sueldo llamado Amos Santos entra en el tren en el que los mencionados estaban conversando para atacar a Bennett y luego ir en contra del padre de familia. Rachel interviene, sin embargo, su progenitor resulta gravemente herido y ambos son abandonados en el andén.
La suma de hechos, en los que los enemigos de los Cooper caen uno a uno, nos conducen a Pittsburg, en donde se nos revela que quien emprendió realmente el camino de venganza fue Rachel, y la presencia de Ray era parte de su imaginación: él murió durante el enfrentamiento del tren y la mente de ella la enfundó en el recuerdo de su padre.
Martin Bennet conversa con Ray Cooper sobre las ilegalidades de BioPrime. Foto: Netflix
La historia desemboca en la oficina de la congresista Diana Morgan, lugar en el que Amos pelea nuevamente con la protagonista, quien termina con el sujeto para finalmente encarar a Morgan. La acorralada política se ve obligada a confesar sus implicancias y que es responsable de la muerte de quienes se volvieron prescindibles después de que ella se convirtiera en parte del sistema que una vez trató de destruir.
Con cuchillo en el cuello de Diana, Rachel toma la decisión de romper el círculo de asesinatos y huye en la oscuridad de la noche. No obstante, tiene un as en la manga: ha grabado toda la conversación y se la ha enviado a la agente del FBI Sarah Meeker, con quien ha conversado desde un inicio.
Ahora, con los demonios fuera, la joven puede seguir adelante. La verdad llega a los medios de comunicación, con Ray etiquetado correctamente como víctima, y la cinta concluye con la pequeña Cooper subiendo a un avión para comenzar su nueva vida mientras suena la voz en off del personaje interpretado por Momoa.