La figura y la leyenda de Hugo Blanco, después de más de 50 años de sus luchas campesinas en el Cusco, sigue siendo perseguida. Ahora, a propósito de un documental que narra su vida, Hugo Blanco, río profundo, de Malena Martínez. El filme aborda su accionar como líder de las luchas campesinas en la Convención, Cusco, en los años 60.
Esta película, que ha sido reconocida en festivales internacionales como obra de arte, ha desatado la ira y cuestionamiento de una agrupación civil y de jefes militares de nuestras Fuerzas Armadas. Acusan al protagonista, Hugo Blanco, como asesino y al documental como apología al terrorismo. Además, arguyen que como el filme ganó un premio estímulo para proyectarlo en diversas ciudades del país, es con dinero de todos los peruanos.
Malena Martínez les ha salido al frente a través de su cuenta de Facebook: “Cuando el cine remueve consciencias, cuando no dicta contenidos y más bien altera certezas, cuando el cine va más allá de las hojarascas de la superficie, es cuando más sentido tiene. Y sin embargo suele incomodar a quienes desean silencio para enterrar el pasado”.
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Afirma que discuten el filme sin haberlo visto y que en estos cuestionamientos invisibilizan la lucha del campesino contra el latifundismo para vivir sin humillaciones. “La lucha colectiva del campesinado indígena es un elemento esencial del filme que no se puede seguir ignorando a un paso de celebrarse el Bicentenario Nacional”, dice Malena Martínez.
“Como ciudadana libre y como artista –agrega– elevo mi rechazo no solo a las difamaciones contra Hugo Blanco Galdós, protagonista del filme, y contra mi película Hugo Blanco, río profundo, sino mi rechazo a todo impulso autoritario y de censura contra las obras artísticas y contra la actividad creadora e intelectual de parte de grupos cerrados”.
Para el historiador Nelson Manrique, la acusación de asesino a Hugo Blanco es absurda. Sostiene que debe juzgarse en el contexto de las luchas campesinas por sus derechos a la tierra. La muerte del policía, por lo que fue a prisión a Hugo Blanco, “ocurrió cuando un niño indígena denunció que un gamonal le disparó al brazo para que diga dónde estaba su padre. La comunidad envió a Hugo Blanco para que vaya a la comisaría y encare ese abuso. Allí el policía manifestó que él mismo había prestado su arma al gamonal para dispararle al niño. Así sucedieron los hechos. Poniendo eso en el contexto, en la lucha general por la reforma agraria, contra el gamonalismo, la acusación de asesinato no tiene sentido”.
Para el historiador, el documental no es apología del terrorismo. “Esto es parte de la historia del país de la misma manera como lo es la existencia del Grupo Colina, la masacre de La Cantuta y de Barrios Altos. Según la posición ideológica de cada uno, puede gustarle o no, pero son hechos que forman parte de la historia. Y la lucha contra el gamonalismo, la lucha por la tierra, la lucha por adquirir ciudadanía, todo eso forma parte de la historia del Perú que quieren borrar esos señores”.
Para el historiador Wilfredo Kapsoli, la acusación al documental “es una exageración de corte fascista”.
“Hugo Blanco es un luchador social –agrega–, por eso mismo Arguedas lo trató como hermano. Hay que juzgarlo en su contexto. El historiador inglés Eric Hobsbawm, en su libro Rebeldes primitivos, le dedica un capítulo a sus luchas campesinas”.
Entonces, corresponde juzgar a Hugo Blanco en el contexto de la historia y al documental como obra de arte.
Afiche del filme.