Un equipo de investigadores chinos ha identificado una especie de tardígrado, el Hypsibius henanensis, capaz de soportar niveles de radiación gamma mil veces superiores a lo que tolera el cuerpo humano y lo convierte en un modelo valioso para entender los mecanismos celulares que podrían aplicarse en la protección contra radiaciones espaciales. El estudio, publicado en la revista Science, confirma que esta especie posee al menos tres mecanismos de defensa contra la radiación, posicionando a los tardígrados como una fuente de conocimientos clave para futuras exploraciones espaciales.
Los tardígrados, que miden menos de un milímetro, son famosos por sobrevivir en entornos hostiles y han sido objeto de numerosas investigaciones que buscan entender cómo logran adaptarse. Con el mapeo genético de esta especie, los científicos han identificado proteínas específicas y respuestas celulares que activan un sistema de protección capaz de resistir dosis letales para la mayoría de los organismos, incluyendo el ser humano. Este hallazgo abre nuevas puertas en la biotecnología, ya que el conocimiento sobre estas proteínas podría servir para mejorar la protección contra radiaciones en seres humanos.
El descubrimiento del Hypsibius henanensis ha sido el resultado de un trabajo de investigación de seis años. Durante este proceso, los científicos lograron identificar que esta especie de tardígrado activa un sistema de defensa único frente a condiciones de radiación extrema. El equipo observó que la exposición a rayos gamma y X estimula la activación de 285 genes relacionados con el "estrés ambiental", respuesta que incrementa su resistencia extrema a los daños celulares.
Esta especie de tardígrado soporta dosis de radiación gamma, esta capacidad le permite sobrevivir en condiciones extremas. Foto: Eye of Science
Los investigadores destacaron que este mecanismo se asemeja a una “reconversión de fábrica en tiempos de guerra”, como lo describió Bob Goldstein, biólogo de la Universidad de Carolina del Norte. Esta capacidad de adaptación permite al tardígrado generar proteínas protectoras en tiempo récord, reforzando su sistema celular. Esta habilidad no se limita a un solo tipo de protección, sino que implica diferentes rutas moleculares que, en conjunto, garantizan su supervivencia en condiciones extremas.
Una de las proteínas identificadas, denominada Trid1, juega un papel crucial en la resistencia de los tardígrados a la radiación. Según los investigadores, esta proteína acelera la reparación del ADN dañado, lo cual es vital para mantener la integridad genética del organismo. La Trid1 es inducida en condiciones extremas, protegiendo al organismo al reducir el impacto de los daños celulares. Este hallazgo añade a los tardígrados a la lista de organismos con capacidad para producir proteínas de reparación del ADN en respuesta a estímulos adversos.
Además de la Trid1, el estudio reveló que las mitocondrias, las “fábricas” de energía celular, también desempeñan un papel en la protección contra la radiación. Los tardígrados del tipo Hypsibius henanensis producen dos proteínas adicionales que protegen sus mitocondrias frente a la destrucción, garantizando una producción de energía estable. El tercer mecanismo protector descubierto, la dopa dioxigenasa 1, proviene de una transferencia horizontal de genes y ayuda al organismo a eliminar los radicales libres mediante la producción de betalaínas. Esta función resulta vital tras la exposición a altos niveles de rayos gamma o X, ya que minimiza los daños celulares.