Investigadores descubren en Sudamérica fósil del ‘ave del terror’, el mayor depredador después de los dinosaurios
Un equipo internacional reveló un hallazgo sin precedentes en el desierto de la Tatacoa: el fósil de un ‘ave del terror’. Esta criatura, que vivió en el Mioceno Medio, representa el primer registro de su especie en el trópico de América.
El desierto de la Tatacoa, situado en el departamento de Huila, Colombia, sorprendió nuevamente a la comunidad científica con el hallazgo de un fósil de forusrácido, conocido coloquialmente como el ‘ave del terror’. Este depredador prehistórico, que alcanzó hasta 2,5 metros de altura, fue un cazador dominante en los ecosistemas del Mioceno, aproximadamente hace 13 millones de años, después de la desaparición de los dinosaurios. La investigación, publicada en la revista Papers in Paleontology, fue dirigida por el destacado científico argentino Federico J. Degrange, en colaboración con expertos de Argentina, Colombia, Perú y Estados Unidos.
El fósil, que había pasado inadvertido durante años en el pequeño museo La Tormenta, fue identificado como un fragmento de tibiotarso, un hueso de la pata de las aves, por César Perdomo, paleontólogo empírico colombiano. Este hallazgo demuestra que estas aves también habitaban zonas tropicales, lo cual desafía teorías previas que las ubicaban solo en ecosistemas abiertos del Cono Sur. "Estas aves eran verdaderas máquinas de depredación", señaló el biólogo Andrés Link, coautor de la investigación, al medio CNN.
Se ha identificado el fósil MT-0200 como un fragmento de la extremidad inferior de un forusrácido, ave carnívora extinta, que podría ser uno de los especímenes más grandes conocidos hasta la fecha. Foto: Nathaly Triana
Descubren importante fósil de un ave del terror en el trópico de Colombia
El descubrimiento del fósil MT-0200 marca un hito en la paleontología en Colombia y ofrece una nueva visión de los superdepredadores que habitaron Sudamérica Las aves del terror, o forusrácidos, eran depredadores imponentes, capaces de cazar a otros grandes vertebrados en la cúspide de la cadena trófica. Según el análisis del fósil, esta especie podría haber sido un 5 a 20% más grande que sus parientes conocidos.
Federico J. Degrange señala que, hasta ahora, no había evidencia sólida de que estos superdepredadores tropicales vivieran en ambientes como los de La Venta, un antiguo mosaico de sabanas, bosques y humedales. "Esto redefine nuestra comprensión de cómo se estructuraban los ecosistemas en el Mioceno Medio", precisó Siobhán Cooke, coautora del estudio, a The New York Times.
El hallazgo incluye un fragmento del tibiotarso, un hueso de la pata, lo que da pistas sobre su movilidad y caza. Foto: EFE
Desierto de la Tatacoa: un tesoro paleontológico
El Desierto de la Tatacoa es uno de los yacimientos fósiles más importantes de Sudamérica y recientemente ha sido incluido en la lista de 100 sitios de Patrimonio Geológico de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas. Este paraje, que alguna vez fue un exuberante paisaje de bosques y ríos, ha proporcionado fósiles de reptiles, mamíferos y ahora, aves depredadoras.
La preservación de estos vestigios no es casualidad. Científicos y locales han trabajado juntos durante décadas para proteger este tesoro. Según el Servicio Geológico Colombiano, estos fósiles también podrían ayudar a entender cómo el cambio climático ha afectado a los ecosistemas a lo largo del tiempo.
El fósil fue encontrado en el desierto de la Tatacoa, ubicado en el centro de Colombia. Esta región es famosa por sus formaciones geológicas y descubrimientos paleontológicos. Foto: The New York Times
César Perdomo y el papel de la ciencia ciudadana
César Perdomo, un ganadero y coleccionista autodidacta, ha sido clave en el hallazgo de este depredador prehistórico. Desde niño, Perdomo ha recolectado fósiles en la Tatacoa, conservándolos con esmero en su museo "La Tormenta". Sin el trabajo de Perdomo, es posible que este fósil de ave del terror nunca hubiera salido a la luz. "Es un ejemplo de cómo la ciencia ciudadana puede hacer una diferencia", afirma Andrés Link.
Hoy, la colección de Perdomo actúa como un puente entre la academia y la comunidad, el cual inspira a las futuras generaciones a valorar y proteger el patrimonio paleontológico de Colombia.