Investigadores estudiaron a más de 400 mujeres tibetanas que viven a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar. Estas mujeres presentan rasgos fisiológicos que optimizan su capacidad para sobrevivir en un entorno con bajo oxígeno. Estos hallazgos demuestran cómo la selección natural continúa actuando en poblaciones humanas modernas, lo cual permite una mejor adaptación y éxito reproductivo.
La combinación de niveles óptimos de hemoglobina y alta saturación de oxígeno en la sangre fue clave para mejorar el suministro de oxígeno sin aumentar la viscosidad sanguínea. Estas adaptaciones permiten a las mujeres mantener la homeostasis y garantizar un mayor número de nacimientos vivos, con un promedio de 5,2 hijos por mujer.
El equipo de científicos estudió a 417 mujeres tibetanas en el Alto Mustang para analizar su éxito reproductivo en condiciones de hipoxia. Foto: Tibet-Photo
Vivir en grandes altitudes plantea el desafío de la hipoxia, una condición en la que el oxígeno es escaso. En este estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), las mujeres con mayor éxito reproductivo mostraron una concentración intermedia de hemoglobina (una proteína clave para el transporte de oxígeno en la sangre) y altos niveles de saturación de oxígeno, lo que mejoró la capacidad de sus cuerpos para llevar oxígeno a los tejidos sin generar riesgos para la salud.
Este equilibrio entre hemoglobina y oxigenación fue determinante para mejorar la eficiencia del flujo sanguíneo sin aumentar la viscosidad, lo cual permite que el sistema circulatorio funcione de manera óptima a gran altitud.
Lo más sorprendente del estudio es que las mujeres que tuvieron más hijos (algunas hasta 14) presentaban una combinación única de características. Foto: Frank Bienewald
El sistema cardiovascular de estas mujeres también demostró ser fundamental. Las que presentaban ventrículos izquierdos más grandes y un mayor flujo sanguíneo hacia los pulmones tuvieron una mayor capacidad de transporte de oxígeno hacia todo el cuerpo. Además, la saturación de oxígeno cercana al 99% garantizó que cada gota de sangre llegara bien oxigenada a los tejidos.
Este conjunto de características no solo mejoró la oxigenación, sino que también permitió que estas mujeres dieran a luz con éxito en más ocasiones. Se identificaron múltiples combinaciones de flujo sanguíneo que, junto con una adecuada saturación de oxígeno, se asociaron con un alto número de nacimientos vivos.
Este estudio demuestra cómo la selección natural sigue moldeando a los seres humanos en respuesta a las presiones ambientales extremas. Las mujeres tibetanas que viven a gran altitud desarrollaron adaptaciones que les permiten no solo sobrevivir, sino también reproducirse de manera más exitosa en estas duras condiciones.
Cynthia Beall, quien lideró la investigación, explicó lo siguiente: "La adaptación a la hipoxia a gran altitud es fascinante porque el estrés es grave, lo experimentan todos por igual a una altitud determinada y es cuantificable. Es un bello ejemplo de cómo y por qué nuestra especie tiene tanta variación biológica".
Cynthia Beall es una antropóloga física estadounidense de la Universidad Case Western Reserve, Cleveland, Ohio. Cuatro décadas de su investigación sobre personas que viven en montañas extremadamente altas se convirtieron en la frontera para comprender la evolución humana y la adaptación a la gran altitud. Foto: Case Western Reserve University
El análisis del gen EPAS1, vinculado a la regulación de oxígeno, confirmó que esta población está bajo una fuerte presión evolutiva, lo que explica la alta frecuencia de ciertas variantes genéticas que favorecen la supervivencia en ambientes con poco oxígeno. Este descubrimiento es un claro ejemplo de cómo los humanos continúan evolucionando para adaptarse a nuevos desafíos, incluso en el mundo moderno.