China alcanzó un nuevo logro en la carrera espacial con el aterrizaje de la sonda Chang'e-6 en la cara oculta de la Luna. Este evento marca la primera vez que una misión logra aterrizar y extraer material de esta área, lejos de la vista directa de la Tierra. Este logro abre la puerta a nuevas posibilidades de investigación y exploración espacial, lo que permite a los científicos estudiar aspectos hasta ahora desconocidos del satélite natural de la Tierra.
El 1 de junio de 2024, la sonda realizó su descenso hasta la superficie lunar, en lo que fue la culminación de un viaje que comenzó en la Tierra días antes. La complejidad de esta maniobra reside en la necesidad de comunicación indirecta, ya que la señal debe rebotar en un satélite que orbita la Luna para alcanzar el control en la Tierra, un desafío técnico que China superó con éxito.
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La misión de la sonda Chang'e-6, parte de un programa más amplio de China para explorar la Luna, fue diseñada para alcanzar la cara oculta de este satélite, un área inexplorada hasta ahora por misiones anteriores. El objetivo principal es recolectar muestras de la superficie lunar que puedan proporcionar información valiosa sobre su composición mineral y geológica.
Está diseñada para probar nuevas tecnologías que podrían utilizarse en futuras misiones espaciales. Foto: AFP.
Chang'e-6 está equipada con instrumentos de alta tecnología que permiten no solo la recogida de muestras, sino también la realización de experimentos científicos directamente en la superficie lunar. Entre estos se incluyen estudios del suelo y de la atmósfera extremadamente tenue de la Luna, conocida como exosfera. Estudios que podrían revelar detalles sobre procesos geológicos y la interacción de la Luna con el viento solar.
Además de su papel científico, la misión Chang'e-6 también tiene un componente tecnológico significativo. Está diseñada para probar nuevas tecnologías que podrían utilizarse en futuras misiones espaciales, tanto a la Luna como más allá. Esto incluye la navegación autónoma en áreas sin cobertura de GPS y la comunicación a través de un satélite que actúa como enlace entre la Tierra y la cara oculta de la Luna.
Las muestras serán transportadas a un laboratorio especializado donde científicos realizarán análisis detallados. Foto: AFP.
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Las muestras recolectadas por la sonda Chang'e-6 están programadas para regresar a la Tierra antes del final del año 2024. Este regreso involucra una operación compleja donde la cápsula con las muestras debe reingresar a la atmósfera terrestre y aterrizar de manera segura en un área pre-designada. Este proceso es crítico, ya que asegura la integridad de las muestras para su posterior análisis científico.
Chang'e-6 está equipada con instrumentos de alta tecnología que permiten la recogida de muestras y el estudio de las mismas. Foto: AFP.
Una vez en la Tierra, las muestras serán transportadas a un laboratorio especializado donde científicos realizarán análisis detallados. Los datos obtenidos podrían proporcionar respuestas a preguntas fundamentales sobre la geología lunar y, potencialmente, sobre el origen de la Luna y su relación con la Tierra. Esta información es vital para futuras misiones tripuladas y para la planificación de bases lunares permanentes.