El laboratorio AstraZeneca ha admitido, por primera vez, de manera legal, que la vacuna que fabricaron en conjunto con la Universidad de Oxford puede provocar un efecto secundario poco común. El gigante farmacéutico tiene una demanda colectiva por parte de las víctimas que afirman que su vacuna causó lesiones graves y, en algunos casos, la muerte.
Según el diario The Telegraph, se han presentado 51 reportes ante el Tribunal Superior de Londres, donde las familias de los afectados piden la suma de 100 millones de libras esterlinas debido a daños y perjuicios. El primer caso, presentado por Jaime Scott, padre de dos hijos que quedó con una lesión cerebral permanente, marcó el inicio de una serie de reclamos contra la vacuna creada en conjunto con la Universidad de Oxford.
La Agencia Europea de Medicamentos -EMA, por sus siglas en inglés- informó que la empresa AstraZeneca solicitó el retiro de su vacuna del mercado. Por medio de su portal web, la agencia indicó que la vacuna se retiró "a solicitud del titular de la autorización de comercialización".
El laboratorio AstraZeneca, declarando bajo juramento al Tribunal Superior de Londres, ha impugnado las afirmaciones realizadas por las familias que se vieron afectadas por la vacuna; sin embargo, a través de un documento legal presentado ante el High Court, señalan que su vacuna contra la COVID-19 puede "en casos muy raros, causar el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS)".
La vacuna AstraZeneca aceptó que su vacuna puede ocasionar trombosis. Foto: AFP
La admisión del laboratorio AstraZeneca -impulsada principalmente por el ciudadano británico Jaime Scott- podría desencadenar una serie de pagos a las familias afectadas si acepta que la vacuna fue la causante de enfermedades graves en pacientes que recibieron, por lo menos, una dosis. Los abogados de las personas que sufrieron efectos negativos afirman que la vacuna AstraZeneca-Oxford es "defectuosa" y su eficacia "ha sido exagerada".
La vacuna AstraZeneca, utilizada por millones de personas para combatir el COVID-19, ha sido asociada con el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS), un trastorno poco común pero potencialmente fatal. Este efecto adverso ha sido motivo de preocupación y estudio por parte de las autoridades de salud global.
Existen 81 casos de muerte por trombosis, de los que se sospecha que fueron causados por la vacuna AstraZeneca. Foto: OPS
Registrado en diversos países, los casos de trombosis después de la administración de la vacuna AstraZeneca han sido relativamente pocos, pero significativos. Las investigaciones señalan que este efecto secundario afecta aproximadamente a 1 de cada 250.000 vacunados, pero con consecuencias graves que pueden incluir problemas neurológicos y la muerte en casos excepcionales.
Las cifras oficiales de la Agencia Reclutadora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido señalan que al menos el caso de 81 personas son sospecha por estar relacionados con la reacción adversa originada por la vacuna AstraZeneca. Dentro de las complicaciones que tuvieron los fallecidos se encontraron coágulos sanguíneos y un bajo nivel de plaquetas en la sangre.
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Cuando salió la vacuna AstraZeneca, la Organización Mundial de la Salud instó a la población mundial a vacunarse. Afirmó que esta "era segura y eficaz para todas las personas mayores de 18 años". La inyección, promovida en su momento por el ministro británico Boris Johnson, fue anunciada como "un triunfo de la ciencia británica". Sin embargo, actualmente, la vacuna no es usada en Reino Unido.
En los meses posteriores al lanzamiento de la vacuna, los científicos identificaron el efecto secundario potencialmente grave del medicamento. Por ello, el comité conjunto de vacunación e inmunización (por su acrónimo en inglés JCVI) ofreció a todas las personas menores de 40 años una inyección alternativa, ya que el riesgo que presentaba la inoculación superaba el daño que podía causar contagiarse de coronavirus.