El universo contiene cuerpos celestes y estructuras tan grandes en comparación a la Tierra que muchas veces nos cuesta imaginar sus verdaderas dimensiones. La razón es sencilla. En nuestra cotidianidad, medimos la distancia usando los kilómetros como unidad de medida. No obstante, en el cosmos, a una escala significativamente mayor, debemos emplear el año luz, la distancia que recorre la luz en un año terrestre, estimado en 9,46 billones de km.
La Vía Láctea, por ejemplo, la galaxia espiral que alberga al sistema solar en uno de sus cuatro brazos, tiene un ancho de 100.000 años luz; mientras que Andrómeda, la galaxia vecina con la que nuestro hogar galáctico se fusionará en unos 4.500 millones de años, tiene el doble de tamaño.
Sin embargo, las galaxias, hogar de infinitas estrellas, no son ni por cerca las 'cosas' más grandes en el espacio. A estas las superan en tamaño los cúmulos galácticos, agrupaciones de más de 1.000 galaxias, y los supercúmulos galácticos, conformado por más de cientos de miles.
En esta última categoría se encuentra Lainakea, el supercúmulo galáctico donde se encuentra nuestra galaxia y que se extiende a lo largo de 500 millones de años luz. No obstante, por encima de este, hay un candidato de escalas mucho más inconmensurables, que hasta ahora no ha podido ser superado por otro.
La Gran Muralla Hercúles-Corona Borealis. Foto: StarWalk
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La estructura más colosal descubierta en el universo es la Gran Muralla Hércules-Corona Boreal, un gigantesco supercúmulo galáctico que tiene un diámetro de 10.000 millones de años luz, que en kilómetros sería aproximadamente un nueve seguido por 22 ceros.
Esta distancia ha resultado sorprendente para los cosmógrafos, ya que equivale al 72% de la edad del universo, que inició con el Big Bang hace 13.800 millones de años.
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La colosal 'pared de galaxias', ubicada a unos 10.000 millones de años de luz, en un sector del cielo entre las constelaciones de Hércules y Corona Boreal, ha sido objeto de innumerables, puesto que su existencia desafía las leyes de la física y el principio cosmológico, que dicta que el universo debiera ser uniforme y homogéneo.
Cuando fue descubierto, en 2013, el grupo de astrofísicos que descubrió la estructura, liderado por Istvan Horvath, dijeron que la Gran Muralla Hércules-Corona Boreal "era demasiado grande para existir" y que todavía guardaban ciertas dudas.
No obstante, tras examinar nuevamente sus datos, el equipo original respaldó su existencia con seguridad en un artículo publicado en agosto de 2020, aunque sin convencer a toda la comunidad científica.