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Ciencia

El raro síndrome de las personas con ceguera que aseguran seguir viendo

Los pacientes con el síndrome de Anton ya no experimentan el mundo a través de sus ojos, pero su cerebro les dice lo contrario.

larepublica.pe
El síndrome de Anton es conocido por su nombre técnico anosognocia visual, que significa la negación de la pérdida de la visión. Foto: referencial / AFP

Aunque pueda parecer desconcertante, existen casos de pacientes con ceguera total que creen que no tienen una discapacidad visual y aseguran seguir experimentando el mundo real a través de sus ojos. No te están mintiendo, solo que su cerebro no se da cuenta de su ceguera. Se trata de la anosognosia visual (negación de la pérdida de la visión), también llamado como síndrome de Anton.

¿Qué es el síndrome de Anton?

También llamada ceguera de Anton, este síndrome es una rara forma de ceguera cortical, una condición que ocurre cuando los lóbulos occipitales del cerebro resultan afectados comúnmente por un accidente cerebro vascular (es decir, cuando el flujo de sangre a dicho órgano se detiene y deja de proveerle de oxígeno). Otras causas suelen ser tumores cerebrales, esclerosis múltiple o encefalopatía hipertensiva.

Las personas que viven con esta condición están convencidos de no estar ciegos y no te están mintiendo. ¿La razón? Todavía tienen falsos recuerdos o confabulaciones que les hacen creer que no han perdido la vista.

Su ceguera recién se hace evidente para los médicos cuando, al momento de realizar tareas cotidianas, no distinguen sus alrededores y terminan tropezando con objetos o teniendo accidentes. En ese caso, es probable que requiere pruebas de imagen para ayudar a buscar daños en el lóbulo occipital.

Un síndrome todavía desconocido

La anosognosia visual ocurre principalmente en adultos mayores; sin embargo, se ha reportado un caso en un niño de seis años con adrenoleucodistrofia cerebral infantil.

No se sabe exactamente cómo se desarrolla la anosognosia visual, pero una teoría sugiere que los pacientes con daño en la corteza visual primaria (la parte del cerebro que procesa las señales visuales) también tienen daño en la corteza de asociación visual (una parte que conecta esas señales con otras regiones del cerebro que ayudan a interpretarlas).

Aunque los orígenes del síndrome de Anton se pueden remontar a los escritos del filósofo Seneca, la condición fue descrita, por primera vez, en la literatura médica por el psicólogo y neurólogo austríaco Gabriel Anton, quien escribió sobre el caso de una mujer de 69 años que habría sufrido una lesión en ambos lóbulos temporales, destaca una investigación publicada en el repositorio científico PubMed.