Remueven a policías que participaron en allanamiento a casa de Boluarte
Ciencia

¿Qué pasó con la tercera bomba atómica que EE. UU. iba a lanzar sobre Japón?

Incluso resguardada en un laboratorio, esta arma nuclear mató a 2 científicos que la intentaron manipular. Por esa razón, la llamaron “el núcleo endemoniado”.

Estados Unidos tenía preparado una tercera bomba atómica (derecha) en caso Japón no claudicara de apoyar a Alemania en la Segunda Guerra Mundial Foto: composición Jazmín Ceras / La República / Los Alamos National Laboratory
Estados Unidos tenía preparado una tercera bomba atómica (derecha) en caso Japón no claudicara de apoyar a Alemania en la Segunda Guerra Mundial Foto: composición Jazmín Ceras / La República / Los Alamos National Laboratory

El 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó sobre Japón las dos únicas bombas atómicas utilizadas en un conflicto bélico. La primera, Little Boy, cayó en la ciudad de Hiroshima y la segunda, Fat Man, 10 veces más potente, en Nagasaki. Ambos ataques son considerados dentro de las peores tragedias humanas de la historia, ya que cobraron las vidas de más 200.000 personas y causaron graves consecuencias de salud en otros miles de heridos.

No obstante, un hecho que se suele pasar por alto es que Washington ya tenía listo otro núcleo radioactivo que utilizaría para ensamblar una tercera bomba atómica en caso de que el gobierno nipón no claudicara de apoyar al nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Para suerte de miles vidas, el lanzamiento de esta arma mortal nunca llegó a suceder.

Rufus, el núcleo de la tercera bomba atómica

Tras la rendición del emperador japonés Hirohito, los científicos del Proyecto Manhattan, el grupo de investigación encargado de fabricar las bombas atómicas, guardaron en el laboratorio de Los Álamos, en Nuevo México, el núcleo ‘desnudo’ de lo que iba a ser la tercera de ellas en ser lanzada. Se trataba de una esfera de 6,2 kilogramos hecha de plutonio, apodada Rufus.

El núcleo de la tercera bomba atómica que Estados Unidos jamás lanzó. Foto: Los Alamos National Laboratory

El núcleo de la tercera bomba atómica que Estados Unidos jamás lanzó. Foto: Los Alamos National Laboratory

EE. UU. había creado dos tipos de bombas atómicas. La más simple y débil consistía en un núcleo de uranio-235; mientras que la más compleja y poderosa poseía un núcleo de plutonio-239. Ambos isótopos eran claves porque experimentaban fácilmente la fisión nuclear, el proceso por el cual el núcleo de un átomo se divide en partículas más pequeñas y así se libera grandes cantidades de energía.

Al igual que Fat Man y Gadget —la primera bomba atómica utilizada en condiciones reales—, Rufus era un arma fundida a base de plutonio-239.

Como Rufus ya no iba a ser usada, los científicos norteamericanos comenzaron a emplear el núcleo radioactivo para una serie experimentos extremadamente peligrosos, cuyos objetivos eran conocer cuál era el punto en que una reacción en cadena del plutonio podía desatar una explosión de radiación mortal.

La actividad era tan riesgosa que los investigadores se referían a dicha osadía como hacerle “cosquillas a un dragón”, relata Alex Wellerstein, historiador de la ciencia y las armas nucleares y autor del libro “Datos restringidos: la historia del secreto nuclear en los Estados Unidos”.

No obstante, aun conociendo eso, un par de científicos hizo el intento, pero tuvo trágicas consecuencias. Por ello, llamaron a la esfera “el núcleo endemoniado”.

Vista áerea de la habitación donde se realizaron los experimentos con Rufus, el núcleo de la tercera bomba atómica. Foto: Los Alamos National Laboratory

Vista áerea de la habitación donde se realizaron los experimentos con Rufus, el núcleo de la tercera bomba atómica. Foto: Los Alamos National Laboratory

“El núcleo endemoniado”

La primera víctima de Rufus fue el físico estadounidense Harry Daghlian Jr., de 24 años. La noche del 21 de agosto de 1951, Daghlian construía cuidadosamente una pila de bloques de carburo de tungsteno en el perímetro del núcleo de plutonio. Su objetivo era crear una especie de pared alrededor que permitiera que los neutrones lanzados por la bola radioactiva rebotaran y ocasionaran su “criticidad”.

Los experimentos con Rufus se realizaron en el Laboratorio Los Álamos. Foto: Los Alamos National Laboratory / Flickr

Los experimentos con Rufus se realizaron en el Laboratorio Los Álamos. Foto: Los Alamos National Laboratory / Flickr

Cuando estaba a punto de colocar la última pieza, sus instrumentos de medición le indicaron que era un paso que alcanzaría el estado supercrítico. Por desgracia, cuando retiraba su mano, el bloque cayó sobre el núcleo y generó un resplandor azul que impactó en la mano derecha del científico, un hecho que en un primer momento le ocasionó hormigueos.

Daghlian recibió una dosis de 510 rem de radiación ionizante (500 es el promedio para matar una persona) y durante 25 días soportó los dolorosos efectos de la radiación hasta que finalmente falleció.

La mano quemada y llena de ampollas de Harry Daghlian. Foto: Los Alamos National Laboratory

La mano quemada y llena de ampollas de Harry Daghlian. Foto: Los Alamos National Laboratory

La segunda víctima fue Louis Stolin (35 años), otro destacado físico estadounidense experto en el manejo de plutonio que también había estado presente en el incidente de Daghlian. Stolin realizaba un ejercicio que consistía en unir dos mitades de una esfera de berilio, con la intención de formar una especie de domo que encierre el núcleo.

Louis Slotin (izquierda) posa de pie juto a la primera bomba nuclear, la cual está parcialmente ensamblada. Foto: Los Alamos National Laboratory

Louis Slotin (izquierda) posa de pie juto a la primera bomba nuclear, la cual está parcialmente ensamblada. Foto: Los Alamos National Laboratory

La clave en esta prueba era evitar que las dos medias esferas cubrieran el núcleo por completo, algo que se evitaba utilizando un destornillador que, mientras formaba una especie de válvula de escape para los neutrones, también permitía registrar cómo aumentaba la fisión.

Sin embargo, Stolin dejó resbalar el destornillador y el domo se cerró por completo. En solo unas décimas de segundos, el núcleo alcanzó su punto crítico y liberó una corriente de neutrones que chocó con el investigador. Después de su error, Stolin atinó a decir que el experimento había acabado. Nueve días después, murió en el mismo cuarto del hospital que Daghlian.

Las manos de Louis Stolin después de su ingreso en el hospital. Foto: Los Alamos National Laboratory / Biblioteca pública de Nueva York / Nuclear Secrecy

Las manos de Louis Stolin después de su ingreso en el hospital. Foto: Los Alamos National Laboratory / Biblioteca pública de Nueva York / Nuclear Secrecy

El final de la ‘maldición’

Aunque durante mucho tiempo se creyó que el “núcleo endemoniado” se había utilizado poco tiempo después en la Operación Crossroads, donde estallaron las bombas nucleares Able y Baker; en su libro sobre la historia de las armas nucleares, Wellerstein reveló que este en realidad fue derretido en 1946 y que se utilizó para fabricar un nuevo arsenal de armas a lo largo de los años.

Las bombas nucleares son las armas más destructivas y mortales que se hayan creado. Foto: Los Alamos National Laboratory

Las bombas nucleares son las armas más destructivas y mortales que se hayan creado. Foto: Los Alamos National Laboratory