En la actual cuarta ola de COVID-19 en Perú, muchos infectados reportan no tener los mismos síntomas que antes. Esto ocurre porque las nuevas subvariantes de ómicron han cambiado los malestares más frecuentes de la enfermedad.
Según un multitudinario estudio en Reino Unido —donde, al igual que en Perú, circulan actualmente las subvariantes de ómicron BA.4 y BA.5—, los síntomas más comunes ahora son dolor de garganta (58%), dolor de cabeza (49%), secreción nasal (40%) y tos persistente y seca (40%).
En tanto, otras molestias clínicas también son la voz ronca (35%), los estornudos (32%), la tos con flema (37%), los dolores musculares (25%) y la fatiga (27%).
Este conjunto de malestares asemejan a la COVID-19 como una gripe fuerte, especialmente en las personas con el esquema de vacunación completa.
Las personas suelen presentar gripe con mayor frecuencia en invierno. Foto: La República
La investigación Zoe COVID recopiló los datos de 17.500 personas infectadas con ómicron en la isla británica durante la última semana. Dicha información fue proporcionada por el Servicio Nacional de Salud del país (NHS, por sus siglas en inglés).
Otra subvariante que se ha detectado recientemente en Perú es la BA.2.75, apodada popularmente como ‘centauro’, aunque no es un nombre oficial.
En India, país donde se registró por primera vez y se ha propagado significativamente, los científicos realizaron los primeros estudios preliminares.
“Todavía no tenemos el perfil clínico real, y los limitados datos sobre los casos de BA.2.75 de la India indican que son leves o asintomáticos”, explicó Rajeev Jayadevan, copresidente del grupo de trabajo nacional sobre COVID-19 de la Asociación Médica de la India.
Con ómicron y sus subvariantes ya no es tan frecuente padecer fiebre (13%) o pérdida del gusto o el olfato (13%). Lo mismo sucede con la dificultad para respirar (11%), los escalofríos (12%) y el dolor de oído (11%).
A diferencia de las primeras versiones de ómicron, las subvariantes BA.4, BA.5 y BA.2.75 tienen una mejor capacidad para evadir parte de la inmunidad inducida por las vacunas o la infección previa y para infectar más rápido las células humanas.
Ambas capacidades de las ‘nuevas hijas de ómicron’ se explica debido a nuevas mutaciones que no existían antes en sus ‘hermanas’ (BA.1 y BA.2).
Cabe recordar que la variante ómicron ya poseía estas ventajas sobre variantes de preocupación anteriores como delta, beta y alfa, que fueron las predominantes en las primeras olas del coronavirus SARS-CoV-2.