El impacto de los humanos en la biodiversidad por su permanencia en la Tierra ha variado a través de la historia. La extirpación o extinción de las especies se determina por la compatibilidad con nuestras actividades, concluye una nueva investigación subida a la revista Plants, People, Planet.
Dos investigadores del Departamento de Botánica en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, centro de investigación de Estados Unidos, han clasificado 86.592 especies de plantas en ganadoras y perdedoras, es decir, las que se han adaptado a la actividad humana, de alguna u otra forma, o las que se extinguieron o se extinguirán.
“Los resultados sugieren que actualmente muchas más especies son perdedoras que ganadoras —el 75% de ellas se han visto perjudicadas hasta ahora—, y que si, las ganadoras tentativas y las perdedoras potenciales se dan cuenta de sus trayectorias proyectadas, las perdedoras en el futuro seguirán superando en gran medida a las futuras ganadoras.
Los investigadores las dividieron en siete categorías de la siguiente manera: ganadores útiles para humanos y ganadores no útiles para humanos; perdedores útiles para humanos y perdedores no útiles para humanos; especies neutrales en la actualidad; y ganadores tentativos y perdedores potenciales.
”El impacto de los humanos en la Tierra continúa acelerándose, afectando el clima, el uso de la tierra, la explotación de recursos, las migraciones de especies y la contaminación del hábitat. Todos estos cambios tienen el potencial de resultar en una extinción masiva de poblaciones y especies de plantas, hongos y animales”, advierten los botánicos.
División entre plantas ganadoras y perdedoras. Entre las que sobrevivieron se encuentran los rosales, las merremia tuberosa y las asterales. Las que se han visto perjudicadas son las magnolias, las araucariales y las apiales. Foto: Instituto Smithsonian
Es la utilidad económica de una planta la que le permite tener esperanzas de permanecer viva en el Antropoceno, periodo de la historia terrestre definido por la humanidad. El ejemplar puede ser domesticado, usado como ornamento, alimento, o servir a la industria medicinal. También es fuente de madera exclusiva. Así lo recalcó John Kress, conservador emérito del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian y coautor del artículo de Plants, People, Planet.
Se ha identificado que 6.749 especies son ganadoras útiles para los humanos, mientras que cactus, orquídeas y cícadas sobreexplotadas conforman el grupo de 4.551 dentro de las perdedoras. Además, por cada 6.913 que se adecuan a las circunstancias de esta era, 20.293 retroceden en su evolución.
Solo 14.149 son clasificadas como neutrales, las que no observan los científicos debido a no sobrellevar peligros, aunque Gary Krupnick opina que la realidad podría cambiar más adelante.
Otro punto es que muchas de las plantas son difíciles de clasificar, porque hay que estudiarlas a fondo para etiquetarlas bajo el método correcto.
“En un mundo que cambia rápidamente, las especies de plantas que toleran las presiones humanas, se adaptan o cambian las distribuciones seguirán siendo las ganadoras”, expresó el dúo de expertos.
La destrucción de su hábitat y el avance de la minería están amenazando a la planta araucaria de Nueva Caledonia. Foto: Gary Krupnick / Inaturalist
En el estudio, los científicos reflexionaron: “Para el siglo XX, nuestros números, nuestras tecnologías de alta energía y nuestra refinada división del trabajo con su economía de intercambio nos hicieron capaces de la transformación total de todos y cada uno de los ecosistemas. Algunos quedaron poco afectados (…). Pero en la mayor parte de la biosfera, la coevolución dio paso a un proceso de selección antinatural en el que las posibilidades de supervivencia y reproducción se distribuyeron en gran medida de acuerdo con la compatibilidad con la acción humana”.
Sin embargo, el ecologista Ángel Rodríguez, de la Universidad de Alcalá (España), destacó otro ángulo de la noticia y puso paños fríos al anuncio de los botánicos. “Que una especie aparezca en alguna de las listas de protección no implica que esta inclusión se deba al impacto de las actividades humanas”, dijo.
Para él, que una planta sea anexada al listado de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) se asociaría también a su distribución reducida (endemismo natural). Por lo tanto, la culpa no siempre debe ser echada al humano.