Empezó la misión. El telescopio James Webb (JWST), la llamada “máquina del tiempo” de la NASA, ha alcanzado su destino final tras 30 días, 6 horas y 52 minutos luego de posicionarse en el segundo punto de Lagrange (L2), a una distancia de 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Gracias a su lanzamiento perfecto dentro del cohete Ariane 5, la sonda ha doblado su vida útil de 5 a 10 años.
“¡Webb, bienvenido a casa!”, exclamó el administrador de la NASA, Bill Nelson. “Felicitaciones al equipo por todo su arduo trabajo para garantizar la llegada segura de Webb a L2 hoy. Estamos un paso más cerca de descubrir los misterios del universo. ¡Y no puedo esperar para ver las primeras vistas nuevas del universo de Webb este verano!”, añadió.
A fin de completar la corrección de la trayectoria de la sonda, Webb encendió sus propulsores durante 5 minutos. La órbita elegida le permitirá tener una amplia visión del universo y conseguir el enfriamiento suficiente para funcionar.
Trayectoria hacia L2 de James Webb. Foto: Steve Sabia / NASA Goddard
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Según la agencia espacial estadounidense, el telescopio ha hecho maniobras de propulsión con la menor fuerza posible porque la energía restante será prioridad en el mantenimiento de la estación y descarga de impulso. Esta última función se refiere a contrarrestar los efectos de la presión de la radiación solar sobre el enorme parasol (protector de calor).
“Durante el mes pasado, JWST logró un éxito asombroso y es un tributo a todas las personas que dedicaron muchos años e incluso décadas para garantizar el éxito de la misión”, dijo Bill Ochs, gerente de proyectos Webb en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Ochs recordó que a lo largo de tres meses, los segmentos del espejo primario y secundario deberán alinearse en una precisión casi “nanométrica”. También faltaría coordinar la puesta en marcha de los instrumentos tecnológicos, aquellos que servirán para observar galaxias en el infrarrojo cercano (NIRSpec) o bloquear la luz de las estrellas cuando se quiera identificar exoplanetas bajo el método de tránsito (MIRI).
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El telescopio espacial lanzado fuera de la Tierra en Navidad de 2021, el más poderoso de la historia y con un valor total de 10.000 millones de dólares, examinará cada fase cosmológica, incluso los primeros destellos después del Big Bang.
‘Barriendo’ el polvo interestelar mediante sus instrumentos acoplados de alta nitidez, presenciaremos el nacimiento de numerosos cuerpos celestes y rastrearemos los efectos de la materia oscura.