Nuevos desafíos. Un reactor nuclear de tres metros de altura, 2,5 m de ancho y con capacidad para generar dos megavatios —unidad de potencia eléctrica (MW)— está siendo desarrollado en China, cerca a la ciudad de Wuwéi, en la provincia de Gansu. Propuesta desde hace décadas, la edificación energética empleará sal fundida de fluoruro en combinación con torio, material cuatro veces más abundante que el uranio.
El diseño del reactor nuclear fue publicado en la revista Nuclear Techniques por el profesor Yan Rui del Instituto de Física Aplicada de Shanghai (SINAP) y su equipo completo de investigadores. Pese a que este modelo experimental generará menos MW que una construcción que funcione con uranio, será suficiente para darle energía a 100.000 viviendas. Los detalles complementarios se pueden leer en la revista Nature.
Según suscribe BBC Mundo, se proyecta que para el 2030 creen otro reactor que produzca 370 MW, los cuales otorguen electricidad suficiente a 185.000 familias, como lo anticipa el experto en física del SINAP: “Pueden desempeñar un papel fundamental en la futura transición a la energía limpia. Se espera que los reactores a pequeña escala se desplieguen ampliamente en los próximos años”.
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“La prueba china es importante porque es el primer paso para repensar el camino de la energía nuclear: si las cosas han cambiado y ahora hay otra dirección”, siguió explicando Rui. Estas palabras se alinean acorde a un tipo de prevención moderno, porque el Reactor de Sal Fundida (RSF), al no requerir agua para enfriar su núcleo, puede ser erigido en sectores lejanos para evitar que la civilización vuelva a vivir hecatombes similares a las de Chernóbil (abril de 1986 en Ucrania) y Fukushima (marzo de 2011 en Japón).
La central nuclear de Chernóbil luego de la explosión del reactor número 4, el 26 de abril de 1986. Foto: AP
La región de Fukushima, donde operaba una central nuclear, fue devastada por un brutal terremoto y un tsunami que mataron a 18.000 personas, el 11 de marzo de 2011. Foto: difusión
Como los desechos radiactivos se pueden eliminar de inmediato, los fabricantes de armas nucleares tendrían más dificultades para adueñarse de ellos. Además, otra ventaja, de acuerdo a ingeniero nuclear Charles Forsberg, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) de EE. UU., es que los RSF dan calor a temperaturas más altas, entre 600 °C y 700° C, en comparación con otros reactores: mientras más elevado el nivel térmico, más valioso.
Para el ingeniero nuclear Everett Redmond, del Instituto de Energía Nuclear de EE. UU., es urgente comercializar estos reactores lo más antes posible, debido a que prometen reducir las emisiones de carbono y satisfacer, a través de los años, la demanda de electricidad mundial ante el crecimiento demográfico. Forsberg pide no olvidarnos de las dificultades técnicas, pero resalta los nuevos aportes a la seguridad de un reactor de esas dimensiones.
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En total, China ha invertido 3.000 millones de yuanes, unos US$ 500 millones, para investigar el uso de sal fundida y torio/uranio-233. Y aunque varios procesos de otros países solo se han quedado en la etapa de ensayo, los avances científicos durante 50 años han permitido que esta tecnología emergente dé pasos lentos pero seguros.
Sin embargo, esta no es la primera vez que buscan poner en marcha la construcción de un prototipo en China; ya se había aprobado uno en 2011. El South China Morning Post afirma que este experimento ha sido pospuesto por los científicos, incluso se le asocia con los obvios muros que la pandemia de coronavirus levantó.
Xi Jinping, en 2013, había creado un plan para vender estas estructuras nucleares a sus socios comerciales. Y no solo eso, el gigante asiático mejoría el desempeño de los portaaviones y submarinos de guerra.