Fabricar una vacuna hasta lograr su distribución puede tomar años, incluso décadas. Pero la actual pandemia ha puesto a prueba el gran avance de la ciencia en este campo, tal es así que hay 6 compuestos contra el coronavirus que ya se están probando en humanos, la última etapa después del trabajo en laboratorio y en animales.
Se espera que en los próximos meses, estas compañías completen sus tres fases de pruebas clínicas y sus vacunas sean aprobadas para su distribución. "De no tener conocimiento de un nuevo patógeno a tener una vacuna frente a él en tan poco tiempo; eso es un absoluto récord”, indicó a La República Guillermo Martínez de Tejada, microbiólogo de la Universidad de Navarra, España.
Dado que el objetivo de una vacuna es “entrenar” el sistema inmune de una persona para combatir al virus y evitar la enfermedad, los laboratorios suelen centrarse en el uso de virus vivos debilitados, virus inactivados o partes de él. Sin embargo, dos farmacéuticas estadounidenses están apuntando a las propiedades genéticas para neutralizar al SARS-CoV-2, coronavirus que causa la COVID-19.
Vacuna INO-4800 - Inovio Pharmaceuticals
Inovio, una empresa biotecnológica con sede en Pensilvania, ha recurrido a una estrategia de investigación innovadora.
Su vacuna se basa en un compuesto de ADN, que será inyectado a través de un plásmido (una pequeña estructura genética) para que las células de la persona generen anticuerpos para combatir al coronavirus.
Vacuna mRNA-1273 - Moderna Therapeutics
La vacuna de Moderna, una compañía con sede en Massachusetts, también está probando una nueva estrategia de investigación.
El compuesto se basa en una secuencia de ARN mensajero del coronavirus (la molécula que le dice a la célula qué fabricar) para insertarlo en la persona y hacer que sus propias células fabriquen las proteínas del virus, lo que preparará al sistema inmune para combatir una eventual infección.
Créditos: Difusión.
El gigante asiático tiene tres vacunas que se encuentran en pruebas con humanos. Sus métodos ya han sido experimentados antes, por tanto, generan más confianza y podrían ser las primeras en ser distribuidas.
Vacuna AD5-NCoV – Cansino Biologics
CanSino Biologics, en colaboración con el Instituto de Biotecnología y la Academia de Ciencias Médicas Militares de China, inicio sus pruebas en humanos el mismo día que Moderna, 16 de marzo. Fueron los primeros.
Su compuesto AD5-nCoV es una vacuna recombinante, es decir utiliza un vector inofensivo (por ejemplo, un virus que no produce infección), en el cual se inserta una parte del virus contra el que se pretende generar inmunidad.
CanSino utilizó como vector una versión no replicante de un adenovirus, el tipo que causa el resfriado común. Este ‘vehículo’ transporta la proteína S de la superficie del coronavirus (que usa para infectar las células), con la cual se intenta generar la respuesta inmune en la persona.
Representación del interior de un virus con el gen que codifica una proteína de otro patógeno. Imagen Difusión.
Vacuna LV-SMENP-DC – Genoinmune
La vacuna del Instituto Médico Genoinmune de Shenzhen se centra en el uso de células dendríticas, un tipo especial de células inmunitarias que presentan antígenos en su superficie y generan la respuesta de las demás células defensoras.
Estas son modificadas para llevar información del SARS-CoV-2 y transportadas en vectores virales.
Vacuna inactivada de Sinopharm
El Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, subordinado al Grupo Farmacéutico Nacional de China (Sinopharm), está usando una vacuna inactivada: produce partículas del coronavirus en reactores y después los purifica para que pierdan su capacidad de infectar.
De este modo, el cuerpo reconoce por completo al virus y se prepara para combatir una eventual infección.
Los virus producidos en los cultivos celulares son inactivados. Imagen: Difusión.
Vacuna ChadOx1 – Universidad de Oxford
El compuesto utilizado por el Instituto Jenner de Oxford (Reino Unido) es del tipo recombinante, como la de CanSino.
Pero los británicos están utilizando como vector una versión atenuada de un adenovirus del chimpancé que ha sido modificado para que no se replique en humanos. En su superficie, lleva la proteína S del coronavirus para producir la tan ansiada respuesta inmune.