La semana pasada se detectó en el Ártico un agujero de la capa de ozono a 18 kilómetros de altura, fenómeno que no se había registrado desde hace más de una década, según informó el Servicio de Vigilancia Atmosférica (CAMS) del Sistema europeo Copérnico.
Este hallazgo representa una “actividad inusual en la capa de ozono”, la cual actúa a modo de escudo protector de la vida terrestre de los efectos “potencialmente dañinos de la radiación ultravioleta”, según un comunicado del CAMS.
Según los científicos de Vigilancia Atmosférica, las columnas de ozono sobre amplias zonas del Ártico “han registrado valores mínimos récord este año, lo que ha derivado en la formación de un agujero de ozono”, que mide aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados.
La última ocasión que se observó un agotamiento de la capa de ozono tan notable en el Ártico fue en 2011, durante la primavera en el hemisferio norte, y los científicos del CAMS “prevén que la situación sea aún mayor en 2020”.
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Los agujeros de ozono se forman debido a un proceso que tiene en su origen en los químicos tratados por humanos como el bromo y el cloro, los cuales se depositan en la estratósfera. Durante el invierno, estas sustancias se acumulan dentro de un vórtice polar (remolinos circulares de aire frío) y permanecen inactivos en la oscuridad.
El descenso de temperaturas en el vórtice por debajo de los -78 grados Celsius puede producir la formación de cristales de hielo en las nubes estratosféricas polares, que desempeñan un papel importante en las reacciones químicas.
Al final del invierno, la primera luz solar libera los átomos de cloro y bromo presentes en el vórtice, que pasan a estar químicamente activos y destruyen rápidamente las moléculas de ozono, lo que provoca la formación del agujero.
La capa de ozono es una parte importante de la atmósfera terrestre. Foto: Wikicommons.
Este fenómeno se produce cada primavera austral de la Antártida, sin embargo, los agujeros de ozono sobre el Ártico “son poco habituales, debido a que, por lo general, el hemisferio norte no cuenta con las condiciones necesarias para que se produzca un agotamiento de la capa de ozono tan marcado”, según CAMS.
En general, “la estratosfera del Ártico está menos aislada que la de su homóloga de la Antártida” y ello se debe a que la presencia de masas continentales y cordilleras en latitudes elevadas en el hemisferio norte perturba los patrones climáticos, lo que hace más débil al vórtice polar.
Sin embargo, este año, las duraderas bajas temperaturas y los poderosos vientos que fluyen alrededor del Polo Norte atraparon aire frío dentro del vórtice polar, que atrapó las sustancias mencionadas.
“Este nivel de agotamiento del ozono se debe con gran probabilidad a un vórtice polar más fuerte y persistente en este invierno, de unos 10 días más de lo habitual”, le explicó a la BBC Oscar Dimdore-Miles, del Laboratorio Clarendon de Física Atmosférica de la Universidad de Oxford en Reino Unido.
Por su parte, el CAMS advierte que el vórtice polar del Ártico se ha mantenido “excepcionalmente fuerte y duradero”.
Vincent-Henri Peuch, director del CAMS, ha explicado que las previsiones “sugieren que las temperaturas están ahora empezando a aumentar en el vórtice polar”.
“Ello implica que el agotamiento de la capa de ozono se ralentizará y, en última instancia, se detendrá”, según Peuch, “dado que el aire polar se mezclará con el aire rico en ozono de latitudes inferiores”.
El experto ha añadido que “resulta sumamente importante mantener los esfuerzos internacionales” por vigilar la evolución del agujero de ozono y la capa de ozono a lo largo del tiempo.
-Con información de EFE-