Wallpa Waccay. Conductor de Canto Andino, por ATV, Maritza Espinoza ¿Por qué Wallpa Waccay? Es el canto del gallo. Nació por 1980, en Radio Santa Rosa. Un amigo, Gilberto Castillón, lucanino, me dice: ¡oye, wallpa waccay, no me dejas dormir, qué bacán tu música! Nunca en la madrugada se había escuchado música andina a nivel nacional. Estuve en la radio 14 años. Y después pasas a canal 7, ¿verdad? Sí, ya cuando proliferó la radio, hasta mis auspiciadores sacaban programas pegados a los míos. Terrible, ¡todo el mundo me seguía! Entonces, presenté un proyecto al canal 7 y lo aceptaron. Pero había un dilema: ¿entraba como Isaac Sarmiento o como Wallpa Waccay? Entré con Wallpa Waccay, porque la televisión no es solo para gente de ojos verdes, es para el Perú. Y el folklore ya es una industria, ¿no? Sí, porque es una línea interminable, inagotable de investigar. Si estuviera metido en la cumbia, eso muere, ¿no? En provincias eres una celebridad. Yo pensaba que, como en el canal me mandaron de 4:30 a 5:30 de la mañana, era para llenar, pero no, ¡me ven! Y si voy a hacer un documental, en donde sea me dicen que me ven todos los días. Y en 19 años, ¿ha cambiado algo en la valoración de la música que difundes? Creo que no ha cambiado. Si cambiara tendríamos un horario estelar, ¿no? Me refería a que hace años, la gente se avergonzaba de oír música andina. Indudable. Si hablamos de segmentos, nosotros éramos para el C o el D. ¡¿Puedes creer que hemos avanzado tanto?! Ahora, hasta el A y el B lo ven. Me los encuentro en el aeropuerto, en el carro, bajan su luna y me dicen: ¡Isaac, qué bueno! La gente, como se dice, pituca escucha huainos y se siente peruana. Ya se ha dejado de pensar que el huaino solamente es para serranos… Y por tu programa han pasado todas las estrellas, las grandes divas del folklore. Todas sin excepción. Todas son mis amigas. Yo uní a Dina (Páucar) y a Sonia (Morales) en el peor momento. Cuando se llevó a cabo mi aniversario, las junté y les dije que si se juntaban ganaba el Perú y ganaban ellas también. Pero ese tipo de rivalidades siempre ha habido en el folklore, como la Princesita de Yungay y Pastorita Huaracina… Sí, y el Picaflor de los Andes con Flor Pucarina… Era muy difícil juntarlos. Eran celos profesionales y también ego. ¿Cuál es el artista que más has admirado? El Picaflor de los Andes, como artista, y el doctor Raúl García Zárate, que hace un trabajo tranquilo, pero es una eminencia. También a mis paisanos Edwin Montoya y Nelly Munguía… ¿Y cuáles eran tus ídolos cuando eras niño en Lucanas? Ahí se escuchaba una radio Tahuantinsuyo, del Cusco, y ahí pasaban música de Cerro de Pasco, la del Picaflor y Flor Pucarina. Pero desde muy pequeñito escuchaba la música de Condemayta de Acomayo. Y de joven, como productor, lo conocí y… ¡es patrimonio cultural! En esa época también se escuchaba a Los Heraldos de Puquio, El trío amanecer de Huancavelica, Los errantes de Chuquibamba, Alicia Delgado cuando estaba joven… Hacían giras muy organizadas: partían de Lima, así como si fueran Caminos del Inca, a Huancayo, Ayacucho, y retornaban a Lima. Llevaban su equipo de sonido encima del carro y así hacían sus caravanas. La gira duraba un mes, pero ahora no se puede hacer eso . ¿Cuánto cobraba uno de los grandes de esa época y cuánto cobra uno de hoy? Ahora todos los divos, y jóvenes, están mínimo sobre diez mil soles por presentación. En esas épocas era mil soles por noche. Nadie hizo dinero. Ahora el folklore está demasiado comercializado. Y hacen fortunas... El pueblo los acepta, los pide… Y nosotros promocionamos. Has descubierto a muchas figuras, ¿de quién te sientes más orgulloso? En mi época, estamos hablando del Dúo Ayacucho, Gisela Lavado hasta que se accidentó. ¡Iba a ser la diva! ¿Y qué piensas de estas folklóricas de la tele que son casi vedettes? No estoy de acuerdo. No está de acuerdo muchísima gente seria del folklore. Yo soy tradicionalista. Respeto la modificación de la música, la fusión de instrumentos, pero no que pierdan el sentimiento. ¿No alternas con los folklóricos faranduleros del programa de Magaly? No, ellos se irán allá porque piensan que ahí se marquetean y que con eso van a llenar su local, y ahí no hacen bien el folklore. Folklore es otra cosa. ¿Y qué diferencia hay entre tu programa y otros, como el de Damaris? Yo me adentro en el folklore, en nuestra música, en hacer las cosas bien, con conocimiento de causa. Investigo y me gusta descubrir gente humilde que tiene mucho carisma. Los levanto y tengo buena mano para promocionar artistas. ¿Eres algo así como el Augusto Ferrando de la música andina? Exacto, vamos orientando y me gusta decir que esto es así y así. Y por ahí han salido muchos. No es que vengan, canten y se acabó, ¿no?