Escritor vende sus poemas en las calles para poder sobrevivir en Trujillo
“Si Vallejo hubiese salido a vender sus poemas, no hubiera muerto pobre”, comentó Oscar Lecca a La República.
“Si Vallejo hubiese salido a vender sus poemas, no hubiera muerto pobre, porque con la capacidad intelectual que tenía, todo el mundo le hubiera comprado sus poemas”, comentó Oscar Antonio Lecca Guillen, quien es un escritor que todos los días acude a las calles para ofrecer sus versos y así poder sobrevivir.
En diálogo con La República, el poeta contó que desde niño conoció el comercio ambulatorio y, configurando su experiencia de la venta con su capacidad de escribir, se le ocurrió el proyecto social de salir adelante en la vida ofreciendo sus poemas a la población.
En ese sentido, refirió que, a las 9.00 a. m., parte a pie desde su vivienda, ubicada en el distrito de Huanchaco, para llegar a Trujillo a recorrer calles y restaurantes para vender sus escritos. Asimismo, mencionó que está de regreso al promediar las 8.00 p. m. y por un día de trabajo suele obtener un aproximado de 100 soles.
“Desde hace 30 años vengo escribiendo y desde hace 8 años que salgo a vender mis 45 poemas que tengo, escritos e inspirados en las vivencias de índole familiar”, agregó Oscar Lecca.
“Me motiva llegar a la población, sobre todo a los jóvenes, con un mensaje de cultura y esperanza para decirles que es una buena alternativa para salir de la pobreza”, señaló el poeta.
¿Es cierto que César Vallejo murió pobre?
César Vallejo, reconocido poeta peruano nacido en la región de La Libertad, empezó a recorrer Europa desde 1923 para afincarse en París (Francia). La mayor fuente ingresos de Vallejo provinieron de su trabajo como periodista; sin embargo, estos no eran los suficientes. Es por ese motivo que se dice que el autor de Trilce falleció en la pobreza.
¿Es cierto que César Vallejo pronosticó su propia muerte?
César Vallejo escribió el soneto Piedra Negra Sobre una Piedra Blanca. En esta composición, el vate escribe "Me moriré en París con aguacero, / un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París —y no me corro— /tal vez un jueves, como es hoy, de otoño". Vallejo tuvo razón, parcialmente. Falleció un viernes lluvioso de primavera en París.