Sociedad

Ely y Javier, una historia de amor consolidada con la elaboración del chinguirito de guitarra

“Entre los dos hemos hecho un equipo”, dice Javier Temoche al narrar la historia del negocio que mantiene junto con su esposa, Ely Calderón, quien es descendiente de una familia ligada hace décadas a la elaboración y comercialización del chinguirito.

La pareja de esposos que elabora y vende el chinguirito de guitarra. Foto: Emmanuel Moreno/La República
La pareja de esposos que elabora y vende el chinguirito de guitarra. Foto: Emmanuel Moreno/La República

Con información de Emmanuel Moreno/La República

Ely y Javier tienen una historia de amor consolidada con la elaboración y comercialización del chinguirito de guitarra, un producto norteño a base de pescado que pasa por todo un procedimiento antes de ser ofrecido en venta a la población y convertirse en un plato típico de Lambayeque.

“Entre los dos hemos hecho un equipo”, asegura Javier Temoche al narrar la creación del negocio que mantiene junto con su esposa, Ely Calderón, quien es descendiente de una familia ligada hace décadas a la preparación y venta del chinguirito.

La historia de los esposos del distrito de Pimentel tiene 15 años. Ya tienen tres hijos a quienes mantienen con su trabajo del terminal pesquero de Santa Rosa, donde llegan desde las 4.00 a. m. y en donde se quedan hasta casi el mediodía para vender su especialidad, como dice Ely, "el chinguirito de guitarra", pero también el pescado "raya".

Javier cuenta que antes se dedicaba a otro trabajo, pero que, al ver a su esposa siempre pendiente y ya sola no darse abasto, decidió unirse. El padre asegura que ellos piensan en sus hijos primero y que, a pesar de que por el trabajo salen temprano de casa, siempre están asegurándose del bienestar de ellos.

Por otro lado, Ely señala que sus abuelos, padres, tíos y hasta hermanos se dedican al mismo negocio; sin embargo, ella deja al criterio de sus hijos dedicarse o no a lo mismo, aunque aclara que por el momento siempre colaboran con el trabajo.

 Trabajando en el terminal pesquero de Santa Rosa desde las 4.00 a. m. hasta casi el mediodía. Foto: Emmanuel Moreno/La República

Trabajando en el terminal pesquero de Santa Rosa desde las 4.00 a. m. hasta casi el mediodía. Foto: Emmanuel Moreno/La República

"En realidad, el precio de la guitarra es como el toyo, incluso hasta más barato, pero durante el proceso se realiza bastante trabajo, cualquiera no puede hacerlo porque hay unos secretitos que se hacen para que el pescado pueda secar bien y para que salga con un rico sabor y textura como pide la gente", asegura Javier.

Agrega que su suegro le enseñó a realizar el procedimiento, además de describir de manera general lo que hacen. Dice que lo primero para elaborar su producto estrella es la compra del pescado, que consiguen la guitarra fresca y de buena calidad. Después la limpian y le hacen un rajado especial para ponerla a secar.

Precisa que luego se tiene que partir la guitarra, sacar la cabeza, pelar y dejar pura carnecita para iniciar con el último paso, el picado; tras ello, ya queda como para presentar al público. El tiempo en total es de aproximadamente una semana.

Finalmente, Ely deja un mensaje para los emprendedores: dice que no se desanimen, que salgan adelante, y les cuenta que ellos han luchado bastante porque la gente conozca y saboree el chinguirito de guitarra.