De Ancón a Challapalca: así fue el traslado de los sicarios de San Miguel hacia el centro de máxima seguridad
Tras sospechas de fuga, autoridades del INPE decidieron trasladar a José Presiado Alegría y Fabricio Vera Díaz hasta el centro penitenciario que se encuentra a 10 °C bajo cero.
El personal del Instituto Nacional Penitenciario del Perú (INPE) sorprendió a los asesinos confesos del crimen de San Miguel, alrededor de las 10.00 p. m., en sus celdas del penal Piedras Gordas I para trasladarlos hasta el centro penitenciario Challapalca, ubicado entre las regiones de Tacna y Puno, en el sur del Perú. Ni José Presiado Alegría, alias ‘Josecito’, ni Fabricio Vera Díaz, alias ‘Bicho’, sabían del operativo, ya que se realizó en secreto ante las sospechas de fuga de los procesados.
En todo momento, ambos criminales negaron haber disparado contra menores de edad en su intento por evitar la cadena perpetua. Como se recuerda, el pasado 6 de febrero, ‘Josecito’ y ‘Bicho’ participaron en el asesinato de Israel San Román Doroteo, alias ‘La Tota’; su esposa; sus padres; y sus dos hijos de 12 y 7 años. En el atentado, también participó Kevin Daniel Espejo Cuya, alias ‘Willy’.
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A bordo de una furgoneta, los dos sicarios fueron trasladados hacia uno de los centros penitenciarios más alejados de la población: Challapalca. El nombre de este establecimiento ha marcado la historia del crimen en el país, ya que, entre sus rejas, se encuentran peligrosos delincuentes como el holandés Joran van der Sloot, Gerson Gálvez Falla (‘Caracol’), entre otros.
De esta manera, el INPE decidió cortar de raíz la amenaza de fuga de los asesinos de toda una familia en San Miguel. La ruta para llegar a la prisión de máxima seguridad es solitaria y gélida. El camino para llegar allí desde la ciudad de Tacna dura cuatro horas.
“En este establecimiento penitenciario no tenemos agua caliente, no tenemos calefacción y todos, tanto internos como el personal, estamos sometidos al régimen duro que tiene este centro”, señaló uno de los guardias de Challapalca.
A cerca de 5.000 metros sobre el nivel del mar, ‘Josecito’ y ‘Bicho’ solo tendrán acceso a dos o cuatro horas de patio, restricción de visitas y no podrán usar líneas telefónicas, por lo que estarán incomunicados.