Ayacucho entierra a sus víctimas de la represión
15 de diciembre. Sube a nueve la cifra de fallecidos, todos producto de impacto de balas. Ciudadanos marchan por la paz y la tranquilidad.
Las inmediaciones del aeropuerto donde se produjeron los disparos por parte del personal militar en Ayacucho, ayer se convirtieron en escenario de duelo: velas y flores en las esquinas donde perecieron algunos jóvenes; velatorios en viviendas aledañas y los primeros sepelios en el cementerio.
Hasta ayer eran ya nueve las víctimas del paro contra el Congreso y Dina Boluarte, del 15 de diciembre. Todos fallecidos por impactos de bala en el cuerpo, según los exámenes del Instituto de Medicina Legal.
PUEDES VER: PNP allana locales de Nuevo Perú y Confederación de Comunidades Campesinas sin presencia de la Fiscalía
La novena víctima pereció durante la madrugada. Había sido operado en el Hospital Regional de Ayacucho, pero no resistió. Murió por impacto de un proyectil de arma de fuego (PAF). Su nombre: Leonardo David Hancco Chacca. Natural de Cusco. Transportista. Deja a una huérfana de 7 años.
Ayer se produjo el sepelio de cuatro de las víctimas en el cementerio general.
Por la avenida Arenales y bajo un aguacero llegó la primera familia, cargando el ataúd blanco y cubierto con una bandera peruana, con los restos de Luis Miguel Urbano Sacsara, de 22 años.
PUEDES VER: Penal Barbadillo: ¿dónde queda el centro penitenciario en que Pedro Castillo está detenido?
En simultáneo subía por la avenida Abancay una multitud de personas pertenecientes a congregaciones cristianas, con el féretro de Josué Sañudo Quispe (31 años).
La misma ruta siguieron los familiares de Jhon Mendoza Huarancca (34 años), quien tenía bajo su cuidado a su madre, una paciente de cáncer.
En tanto, en el pueblo de Quinua los familiares despidieron al joven Clemer Fabricio Rojas García (22 años).
Velatorios
En paralelo con los sepelios, cerca del aeropuerto, dos familias velaban los restos de sus víctimas. A media cuadra del cementerio, los hermanos Enrique y Sheyla velaban a su padre Edgar Prado Arango, de 51 años, quien falleció de un disparo al frente de su vivienda, cuando salió para socorrer a algunos heridos.
Muy cerca, en una vivienda alquilada cercana, otra familia velaba los restos de José Luis Aguilar Yucra (22 años), quien también dejó a un pequeño huérfano de dos años. Hoy continuarán los sepelios en el cementerio general.
Por la mañana, ciudadanos de distintas instituciones se movilizaron por la plaza de Armas, con prendas blancas, con mensajes orientados a fortalecer la cultura de paz.