Sociedad

Escritor Jhonatan Segura: Prefiero inventar una ciudad, no me gusta escribir sobre Arequipa

“Expatris”, la primera novela de Jhonatan Segura, tiene un mundo particular. El origen del libro está en Bolivia. Es una suerte de sátira a la opulencia y una visión de los que están sin patria y fuera de ella.

Creando. Segura en su libro ha inventado una ciudad con personajes estrambóticos. Foto: La República
Creando. Segura en su libro ha inventado una ciudad con personajes estrambóticos. Foto: La República

“Expatris” posee su propia República, sus propios personajes con nombres estrambóticos, como Policarpo Dos Cabezas o Luzgardo Platero Cortabrazo. Así como se fundó literariamente “Macondo” o “Santa María”, con “Expatris” existe ahora el país de Las Charcas y la República de Sánchez del Chivo.

¿El tema central del libro son los expatriados?

Conocí en Bolivia a muchos peruanos que tenían una vida. Los tristes eran ahí mucho más tristes y los alegres más alegres. Me he dado cuenta que mucha gente es expatriada sin ni siquiera salir del país. Si sales de carretera 30 minutos fuera de Arequipa es otra realidad.

¿Cómo nace la idea del libro?

A partir de la crónica que escribí cuando voy a Bolivia en 2010 y 2011. Llegué justo para las fiestas de la patria. En esa crónica no entran los personajes que conocí, que fueron bastantes. Era un reportaje bastante formal para un semanario. Pero para mi blog personal “Romeo Abigeo” usé un lenguaje más coloquial. Tenía la intención de publicarlo, pero terminé haciendo una novela.

¿Hay personajes que se basan en la vida real?

Sí. A través de la esposa del embajador peruano en Bolivia, Fernando Rojas, pude conocerlo. Me pareció intrigante porque era un hombre bastante opulento, hablaba muy bien y vestía siempre de diseñador. Nos invitan a almorzar y los veo rodeado de bastante lujo. La crónica periodística al final se convirtió en el epílogo de la novela.

¿Se podría decir que Bolivia es el país de Las Charcas?

Podría decirse que sí y la República de Sánchez del Chivo es Arequipa y su pueblo Punta de Bombón (Islay), un pueblo que adoro y donde he pasado yendo sin descanso 15 años y en que el fui mozo.

En la novela creas una ciudad, un país particular y con una idiosincrasia propia.

Prefiero inventar una ciudad. No me gustaría escribir sobre Arequipa. Le restaría bastante crédito a mi trabajo narrativo hablar de Arequipa, el puente Bolognesi, los claustros de la Compañía. Prefiero inventarlo todo. No me gusta utilizar nombres muy comunes.

¿La novela en parte de una sátira a la opulencia de las clases altas?

Hay mucha sátira. Por ejemplo, satirizo mucho al párroco León Deluze. Tiene las ínfulas, viste como un Papa y cree que siempre tiene toda la autoridad moral. Pero en realidad no es así si conociéramos sus secretos. Por ejemplo, cambia a un santo porque se da cuenta que en realidad es una travesti y en su parecer eso es improbable.

¿Hay más personajes pintorescos?

Se llama el Alcalde y me fundamenté en el exalcalde Alfredo Zegarra. Zegarra cuando te habla nunca te mira a los ojos, mira el piso. La exautoridad es muy misteriosa, pareciera que tiene cosas que ocultar y es incapaz de mirar de frente. Físicamente aparece con el bigote renegrido, con copete y con maquillaje.