Luis Duncker Lavalle: los últimos días de un genio
De la luz al ocaso. Compositor arequipeño, nacido en 1874. Luis fue el primer músico que grabó para un sello discográfico. Su luz comenzó a apagarse con la muerte de su esposa y hermano. La pena lo llevo a refugiarse en el licor.
Por Roberth Orihuela
Una noche de octubre de 1922, Luis Duncker Lavalle, se adentró, como en otras ocasiones, en una cantina del barrio La Chabela, ubicado en el distrito de La Pampa, hoy Miraflores-Arequipa. Allí estuvo brindando con amigos intelectuales, bohemios de la época y prostitutas.
El periodista e historiador Luis Pareja Rivero, cuenta que en un momento de la noche, Duncker Lavalle salió del local y desapareció. “Los amigos pensaron que se había ido solo. Cuando salieron del antro lo encontraron tendido inconsciente, con los pantalones abajo y con un cactus clavado en las piernas. Lo llevaron de urgencia al hospital Goyeneche, pero ya era muy tarde. Murió el 29 de octubre de 1922 por pulmonía”, añade Pareja Rivero. El pianista tenía apenas 48 años.
Solo los amigos lo lloraron, organizaron su funeral y lo enterraron en un nicho en el cementerio La Apacheta. Solo su hermano Roberto acudió. Y es que un año y medio antes su hermano menor, Adolfo, murió y meses después, en Nueva York (Estados Unidos) su esposa embarazada, María Teresa Llosa Bustamante, también falleció por una neumonía.
Solo y sin ningún motivo para seguir viviendo, el compositor volvió a Arequipa para abandonarse al alcohol.
Músico excepcional
El historiador musical, Néstor Ríos Checllo, corrrobora las versiones de Pareja. Era un músico excepcional que podía improvisar frente al piano. “Escribía sus composiciones y las ofrecía a cambio de algún dinero que usaba para comprar más alcohol. No sería extraño que algunas de esas partituras de otros artistas sean en verdad de Luis Duncker. Algunos se las compraban y las pasaban como suyas”, añade.
Y es que la formación artística de Duncker Lavalle fue muy superior a la de sus colegas de Arequipa y del país. Su padre, Federico Duncker van Goch, llegó desde Alemania a mediados del siglo XIX y era muy culto. Luego de un tiempo se casó con Celmira de Lavalle Arauzo, con quien tuvieron 9 hijos y todos tuvieron una formación musical autodidacta. Ríos Checllo explica que incluso sus hermanas eran sopranos. Todos perecieron, excepto tres que sobrevivieron y además destacaron: Roberto, Adolfo y Luis.
Todos músicos
Roberto emigró a Chile, donde hizo su vida y una carrera artística destacada. Solo volvió para la muerte de su hermano Luis Duncker, y hasta hoy no se sabe mucho de sus familiares. Solo se sabe que viven en el extranjero. Mientras tanto, Adolfo fue maestro de la Capilla de la Catedral de Arequipa. Componía y dirigía para las misas.
Luis se perfiló como un genio desde pequeño. En 1892, a los 8 años, dio una presentación para la Sociedad de Beneficencia de Arequipa, en favor de los desamparados de la ciudad. A los 15 años, ingresó a trabajar en el Observatorio Astronómico de la NASA, ubicado en la zona de Carmen Alto, en el distrito de Cayma. Allí observaba las estrellas durante la noche. Para estar despierto-dice Ríos- Duncker bebía copas de pisco. Supone que allí habría agarrado el gusto por el alcohol. Laboró hasta los 17 años, cuando decide dedicarse por completo a la música.
En 1901 su padre fallece, y ese mismo año, gana el concurso de composición organizado por el municipio provincial por el aniversario de la ciudad, con su obra “Minueto”. Allí se acrecentó su fama. En 1905 brinda un concierto en Lima, en el Teatro Nacional, al que acude el mismo presidente José Pardo y Barreda. Además de tocar obras conocidas de Fréderic Chopin, también suenan sus propios temas, como Quenas.
En 1913 se casó con María Llosa Bustamante. La familia de esta, explica Nestor Ríos, no veía con buenos ojos la bohemia de Luis. Y entonces le consiguen una beca para viajar hacia Estados Unidos y se asienta entre Boston y Nueva York. El cálculo era también que en el país del norte había ley seca, por lo que pronto Duncker Lavalle se reformó y empezó nuevamente a componer como los genios.
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Primero en sello RCA
Ese mismo año, la discográfica RCA Victor, una de las más grandes del mundo, grabó la música de Luis Duncker. Esto lo convierte en el primer artista peruano en grabar sus composiciones en ese sello. La primera canción fue justamente Quenas, que fusiona el clasicismo europeo con la música andina peruana. En 1917, graba con la cantante Irene Quezada. Los temas: Mariposas y Lágrimas. Aunque este último, indica Luis Pareja, no se editó ni publicó. En Nueva York, Duncker cimentaba una carrera prolífica con algunos recitales.
Su ocaso empieza en 1921. Ese año fallecen su hermano y su esposa. El historiador Néstor Ríos señala que la formación y genialidad de Luis Duncker pudieron haberlo llevado muy lejos. “Estaba al nivel de otros compositores mundiales. Incluso muy superior. Sus composiciones eran muy técnicas y detalladas. Muy difíciles de tocar para un aprendiz. Estos prefieren otros temas clásicos fáciles de aprender”, indica.
Esto, pudo haber sido una de las razones por las que la música de Luis Duncker Lavalle se olvidó rápidamente entre los arequipeños. Afortunadamente, los amigos y otros interesados en la vida del autor pudieron rescatar algo. Pues mucha de su obra se ha perdido, quizá, para siempre. Hoy el Conservatorio de Música de la ciudad lleva su nombre, como homenaje a su genialidad.
Este año, en octubre exactamente, se conmemoran 100 años de su muerte. El municipio e instituciones tienen la obligación de homenajearlo y rescatar el legado de este genio.