Sociedad

Nelly Pucllas y el largo desafío de ser madre de un menor con autismo

Nelly ha sabido salir adelante junto a Jesús, su hijo de 16 años. Ella relató su historia de superación frente a las adversidades en el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo.

Madre indicó que ha sido difícil criar a un menor con un autismo. Foto: Andina
Madre indicó que ha sido difícil criar a un menor con un autismo. Foto: Andina

La vida de Nelly Pucllas dio un giro inesperado cuando Jesús, su menor, fue diagnosticado con el trastorno del espectro autista (TEA) a la edad de 3 años de edad. Los padres del pequeño no notaron los primeros signos de aparición de dicha discapacidad, tales como permanecer sentado, jugar solo, fijarse en avisos publicitarios o no mirar a un punto fijo.

“No sabíamos lo que era. Me llamó la atención que una enfermera me dijera que si mi Jesús tenía autismo, era mejor que ya no tuviera otro hijo. Con mi esposo, buscamos información por internet para conocer de qué se trataba”, sostuvo la progenitora en Andina.

Nelly tuvo que trasladarse desde Lurín a Lima para que el niño reciba sus terapias en el Hospital del Niño de Breña. Sin embargo, tras un largo período, ella desistió de mandarlo hasta ahí porque Jesús tenía un comportamiento fuerte: se paraba y gritaba en medio del bus.

Felizmente, halló un trabajo como auxiliar en un colegio especial donde le aconsejaron que su hijo llevé terapias en vez de consumir pastillas. A ella le descontaban de su sueldo para que el pequeño acuda. Mientras tanto, su padre aportada como conductor de una movilidad. Esto cambiaría cuando llegó la adolescencia.

A los 12 años, Jesús tendría conductas más agresivas y lloraba por las noches. El padre del menor se alejó por ello. “Jesús se volvió violento con las personas cuando viajábamos en transporte público y también en la escuela, yo sentía que ya no podía más. Dejé de llevarlo diariamente, decidí hacerlo tres veces por semana, y finalmente nunca más. Mi esposo y yo nos separamos”, mencionó.

Nelly abandonó sus estudios de cosmetóloga y se dedicó exclusivamente a su hijo. “Jesús necesita un servicio de atención cercano, en Lurín, especializado para él, donde pueda nadar, caminar, correr, hacer terapias físicas y las actividades que necesite. Para mí, es difícil sacarlo sola y su papá promete que vendrá a ayudarme, pero al final solo pone pretextos para no hacerlo”, dijo.

Ahora, Jesús permanece en su hogar junto con su madre y también su hermano menor que viene en ciertas oportunidades. En Perú, 15.500 personas tienen diagnóstico de autismo, de este número, el 90% son adolescentes.