Sociedad

ONU recibe quejas de afectados por la contaminación minera en Espinar

ESPINAR. Pertenecen a la comunidad de Huisa. Tienen metales pesados en la sangre. Una sentencia ordenó al Estado resarcirlos y hasta ahora no se cumple. Representante de la ONU recogió testimonios de las comunidades campesinas.

Comunidad de Huisa. Hasta este lugar llegó relator de la ONU para escuchar a pobladores afectados por metales.
Comunidad de Huisa. Hasta este lugar llegó relator de la ONU para escuchar a pobladores afectados por metales.

Cusco. La comunidad campesina de Huisa está ubicado a una hora de Yauri, capital de la provincia cusqueña de Espinar. Colinda con la operación minera de Antapaccay que explota cobre hace más de 40 años. Hasta el lugar llegó el relator especial sobre sustancias tóxicas y derechos humanos de la ONU, Marcos Orellana, para escuchar el testimonio de los pobladores que sufrieron con la contaminación.

Estudios del Ministerio de Salud demostraron que estos pobladores tenían metales pesados en la sangre: arsénico, plomo, mercurio y cadmio por encima de los niveles permisibles.

Durante su intervención, el presidente de la comunidad campesina de Huisa, Wilson Magaño Magaño, acusó a la actividad minera de causarles el daño, aunque ello aún no está acreditado. La contaminación, señaló el denunciante, afecta a su ganado y la agricultura.

Asimismo, lamentó que, a pesar de haber ganado un proceso judicial hace dos años no fueron resarcidos en su salud. “En cuanto a saneamiento básico no hay nada, en salud menos. En la comunidad no existen proyectos” señaló. Recordó que el Poder Judicial había señalado que en 90 días se tenía que cumplir diversas acciones desde el gobierno regional y locales, pero que hasta el momento no se hizo una sola campaña de salud.

Esperan que sus quejas lleguen al gobierno, vía el representante de la ONU. Refiere que solo en Huisa viven más de 800 familias y, muchos de ellos, sufren de cáncer al pulmón, riñón e incluso garganta. Los asocia con la contaminación del agua y del aire por la polvareda que se genera por la actividad minera. Además dijo que es única explicación para que personas que tienen 30 años hayan fallecido, cuando esta situación no se presentaba en años anteriores.

Melchora Surco, es una comunera que dio su testimonio ante el representante de la ONU. Señaló que en su caso ha perdido casi todo el cabello. Tiene la cabeza cubierta con velo. Nuestros animales se mueren, compramos vacas lecheras con 6 a 7 mil soles, pero se nos mueren”, comenta e incluso advierte que tienen miedo de comer hasta la carne de sus animales.

Ariana Kana Magaño argumenta que el desarrollo económico que pregonan los gobiernos de turno, a través de la minería, no debe justificarse con la afectación de la salud en los comuneros. “Estamos pagando ese alto precio (con nuestra salud) hace varios años. Es increíble que nuestro país que ha ratificado tratados internacionales como el convenio 169 de la OIT estemos desprotegidos”, señaló al borde de las lágrimas.

En su caso, comento por ejemplo que el cuerpo de su madre está paralizado por tener plomo, mercurio y arsénico y, cuando llamó a diversas instancias nunca fue atendida. Las mismas quejas hay en Altohuarca, Tintaya Marquiri y Alto Huancané.

El representante de la ONU, Marco Orellana, dijo que su tarea que es la de monitorear las situaciones que pudieran violar los derechos humanos a través de la exposición de personas a sustancias peligrosas.

Recordó que el estado peruano se ha comprometido ante la comunidad internacional a respetar los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Orellana calificó como grave la situación revelada por los comuneros, lo que no les permitiría el goce efectivo de los derechos humanos protegidos internacionalmente.

Dijo que las cortes internacionales han determinado que los temas económicos no pueden ser un pretexto para la vulneración de los derechos de las personas. Manifestó que en este caso hará eco de las quejas a la entidad que representa.

Repuesta de Antapaccay

Sobre este caso, Antapaccay señaló que “conforme a estudios de entidades estatales (Digesa, Ingemmet, Senasa, Censopas, OEFAy ANA) realizados entre 2010 y 2019, la presencia de metales pesados en Espinar serían de origen natural por las características geológicas de la zona. En la gran mayoría de puntos monitoreados por las autoridades competentes, los parámetros se encuentran por debajo de los límites máximos permisibles”.

Adicionalmente, indica Sena y Toxicorp (USA) realizaron un estudio de morbimortalidad animal en 2016 en la provincia y concluyeron que no hay evidencia que los animales en Espinar estén expuestos a elevados niveles de metales pesados y que las principales razones de muerte son la crianza inadecuada, la mala nutrición y la falta de cuidados.

La empresa afirma que no emplea mercurio en sus procesos operativos y que ejecuta operaciones cumpliendo los estándares medioambientales como el tratamiento de la totalidad de sus efluentes mediante el sistema de Ósmosis Inversa, el seguimiento en tiempo real de la calidad del aire y de sus efluentes.