Sociedad

Puno vuela en contagios pero se resiste a acatar la cuarentena

Rechazo. En la ciudad altiplánica hay 73 muertos en este año y 200 contagios diarios, cifras similares a las de primera ola, pese al riesgo la población se rebela. No acepta las medidas sanitarias.

Aglomeración. Jirón Lima, en el centro de Puno, luce abarrotado a pesar de la cuarentena. Así está garantizado el contagio. Foto: Juan Carlos Cisneros/ La República
Aglomeración. Jirón Lima, en el centro de Puno, luce abarrotado a pesar de la cuarentena. Así está garantizado el contagio. Foto: Juan Carlos Cisneros/ La República

Los puneños se resisten a aceptar la cuarentena decretada por el gobierno nacional para reducir la tasa de contagios y muertes. La medida rige desde el lunes hasta el 14 de febrero.

“A mí no me importa lo que diga el gobierno. Tengo que vender para comer y pagar mis deudas. A mí el gobierno no me da nada” le gritó Juana Mamani a un agente de la Policía Nacional, que en la víspera le conminó cerrar su bodega en la avenida Simón Bolívar.

Según el Ministerio de Salud, el gobierno de Francisco Sagasti, recategorizó a la provincia de Puno, de “riesgo muy alto”, a nivel de “alerta extrema”, debido al acelerado contagio y muertes. Según la Dirección Regional de Salud, 73 personas murieron de enero a la fecha y los positivos diarios bordean las 200 personas. El temor es que la pandemia vuelva a rebasar la capacidad de atención del sector salud. En este momento no hay camas UCI disponibles y las camas de hospitalización están a punto de llenarse.

El panorama se asemeja al de la primera ola. Los médicos han lanzado la advertencia. Marzo y abril serán los meses más críticos. A pesar que en la primera ola los pacientes, morían incluso en sus casas a falta de oxígeno, no hay predisposición de acatar las últimas disposiciones. Según el Decreto Supremo, N° 017-2021-PCM, solo los bancos y centro comerciales pueden funcionar con el 40 % de aforo. Todas las demás actividades están suspendidas.

Sin embargo, el transporte urbano, comercio de bienes y servicios, y entidades públicas operan como cualquier otro día. “Se han rebelado. Ya no quieren hace caso”, lamentó un alto mando policial.

Esta situación también se atribuye a sectores económicos que emprendieron campañas contra todo tipo de restricción sanitaria apelando al derecho a la libertad en toda su dimensión.

“Seamos conscientes. Acá cada uno se arregla su vida como puede. Yo solo quiero trabajar y punto”, se excusó Jorge Flores, comerciante de mercado Unión y Dignidad. Polémicos.

El transporte es otro de los sectores renuentes. “Si tengo que morir, prefiero que sea trabajando, total ya aprendimos a cuidarnos. La responsabilidad es de cada quien”, respondió Aurelio Copaja, transporte de la ruta Puno- Juliaca.

En medio de este contexto los gremios salieron desafiar al Estado. Para hoy saldrán a las calles exigiendo la suspensión de la cuarentena, contraria a los especialistas en salud que exigen que las medidas se extiendan para controlar el virus.

“Nosotros queremos trabajar y no queremos esta cuarentena de ninguna manera”, dijo Félix Suasaca, dirigente del comité de lucha del distrito de Coata. La medida se cumplirá hoy en distintos puntos de la ciudad.

En contra de esas posiciones radicales, los médicos, pidieron que se haga cumplir la ley por que el virus puede salirse de control y sería crítico para el sistema de salud.

El mal ejemplo lo dio el alcalde

El sociólogo Carlos Flores, dijo que sí es posible hacer respetar la cuarentena, pero advierte que la Policía y Ministerio del Interior no están trabajando de la mano con las autoridades locales. “Qué podemos esperar si el propio alcalde se mostró en contra. Es uno de los que provocó el rompimiento de filas. No hay coordinación entre todo los niveles del Estado”, dijo. Consideró que para que la norma tenga efecto se debe de paralizar todo el sistema de transporte.