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Sociedad

El coronavirus circula en combi y pone en riesgo a los que menos tienen

Un transporte público colapsado y largas colas en las estaciones del Metro y Metropolitano durante el primer día de la "nueva normalidad". Expertos sugieren horarios diferenciados y campañas de concientización.

La “nueva normalidad” se parece mucho a lo que ya se vivía desde antes que inicie la pandemia por coronavirus: combis repletas, aglomeración en paraderos, fiscalización insuficiente. La diferencia: los pasajeros llevan mascarillas para tratar de evitar contagios.

El primer día de la implementación de la cuarentena focalizada ha puesto en evidencia, una vez más, que el transporte público es uno de los focos de contagio de COVID-19. Ayer, desde muy temprano en zonas como Puente Nuevo, en El Agustino, se observaron combis con pasajeros aglomerados, incluso de pie, rumbo a sus centros laborales.

Por el lado de la Vía de Evitamiento, en el mismo distrito, había control de la Policía y fiscalizadores de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), pero también largas colas de pasajeros a la espera de buses, muchos de los cuales habían reducido su capacidad. Otros usuarios; sin embargo, no respetaban las señales colocadas en el piso para mantener el distanciamiento social o intentaban colarse.

En Lima norte, alrededor de las seis de la mañana, combis informales iniciaban su recorrido una vez que todos los asientos estaban ocupados. En el cruce de las avenidas Túpac Amaru con Tomás Valle, en Independencia, "jaladores" y cobradores se sacaban las mascarillas para llamar a los pasajeros.

En tanto, aquellos que optaban por el transporte formal también tenían que formar colas de hasta más de 10 cuadras, sin distanciamiento social, y esperar hasta dos horas para ingresar a estaciones de la Línea 1 del Metro de Lima como Bayóvar, en San Juan de Lurigancho, uno de los distritos con alto nivel de contagio. En este sistema, las unidades ya no reciben 1.200 pasajeros, sino 200.

Similar situación se observó en la estación Naranjal del Metropolitano, en Comas, también un distrito con alta incidencia.

En la víspera de esta flexibilización de restricciones en 18 regiones incluida Lima, el presidente Martín Vizcarra reiteró la necesidad de implementar horarios diferenciados en las empresas del sector privado para evitar la aglomeración en paraderos y buses en hora punta.

También anunció el reparto de protectores faciales para los usuarios y la entrega de un subsidio para compensar las pérdidas de los transportistas.

Al respecto, el ministro de Transportes y Comunicaciones, Carlos Lozada, señaló que esta subvención sumará S/ 117 millones y estará destinada a 27 ciudades, incluyendo a Lima y Callao. Esta medida cubrirá los costos operativos de más de 50 mil unidades de transporte.

Pero estas acciones ya no serían suficientes para contener el impacto del virus en un sistema de transporte históricamente desordenado y desigual, que no estaba listo para enfrentarlo, advierten expertos en transporte, epidemiología y sociología.

Ante ello, consideran urgente, además del cambio de turnos, implementar campañas educativas, trabajar en los paraderos, y optimizar el control y la fiscalización lo cual, similar a lo ocurrido con el uso de los cinturones de seguridad, permitiría un comportamiento más preventivo en la ciudadanía.

“Todas las medidas de distanciamiento no tienen mucho sentido si el bus va repleto. Quedan alternativas como los horarios diferenciados, contener a la gente en sus casas (teletrabajo) u organizarlos por turnos para oxigenar al transporte público. El sistema (comisionista-afiliador) vive de ingresos diarios y del número de pasajeros que recoja, a diferencia del regulado que no recibe el dinero de manera directa. Mientras haya demanda, van a subir. Es imposible controlar todos los paraderos. La oferta desordenada que tenemos se va a traducir en hacinamiento y contagio”, señala el experto en temas de movilidad Juan Carlos Dextre.

Por su parte, el médico infectólogo de la Universidad Cayetano Heredia Ciro Maguiña advierte que ahora mismo el transporte público y los mercados son los principales focos de contagio, y plantea que las combis sean retiradas del sistema. "Si la gente quiere vivir, no debe viajar en esas unidades. Se puede usar protectores o dar subsidios, pero si no cambiamos a las personas, si no toman conciencia, poco se va a lograr. Deben implementar horarios diferenciados de buses", agrega.

Solo el 50 % de la flota

En relación con el caos registrado ayer, el presidente de la Cámara de Transporte Urbano (CTU), Ricardo Pareja, afirmó que actualmente viene circulando el 50% de las 12 mil unidades que existen en Lima y Callao, debido a que muchos choferes y cobradores debieron suspender sus actividades por las pérdidas y por el miedo al contagio. “Esta situación se regulará en tres días una vez aprobado el subsidio”.

Al respecto, la jefa de la ATU, María Jara, dijo que la subvención permitirá compensar algunos costos fijos con la finalidad de garantizar el servicio y las acciones sanitarias. Según refirió, para acceder al beneficio, los operadores deberán contar con autorización, con vehículos habilitados y cumplir las rutas, frecuencias, itinerarios y horarios permitidos. Además, sostiene, deberán contar con GPS, que transmita directamente la información de la unidad.

En el caso de Lima y Callao, el pago se dará por kilómetro recorrido. En los próximos días, según Jara, se emitirá un reglamento operacional al respecto.

Ricardo Pareja, de la CTU, reconoció que solo 20 empresas de las más de 300 realizan cobro por tarjeta. "Podemos poner en marcha eso, hay la tecnología, pero otra vez hace falta el apoyo del Gobierno", refirió.

El transportista, además, señaló que el no contagio no solo es responsabilidad del Gobierno o de su gremio, también urge el compromiso de la población para hacer respetar el distanciamiento social dentro de las combis, cústeres y buses.

El sociólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú Manuel Dammert Guardia considera que echarle solo la culpa a la "cultura" o a la educación del peruano es una explicación falsa. "Tenemos un sistema sumamente desigual hecho para el transporte privado cuando más del 80% se mueve en el público. Desde hace mucho se dice que la inversión no se debe dar en bypass y obras de ese tipo, sino en mejorar la calidad". Agrega que nuestra sociedad se preocupa mucho por resolver rápido los problemas, no confía en sus autoridades y a eso se suman los efectos emocionales de más de 100 días de cuarentena.

¿Cuándo se entregarán?

Ayer recién el Ministerio de Salud, en medio del caos, emitió la Resolución Ministerial 447-2020 que recomienda el uso de protectores faciales en la comunidad; además de las mascarillas, lentes, lavado de manos y distanciamiento de un metro. Para el público en general, estos podrían ser de pantalla móvil. El último martes, el Gobierno anunció que distribuiría 10 millones de estos productos a los pasajeros de transporte público, pero no precisó cuándo, ni cuánto demorará su elaboración.

Tras el desorden, el Ministerio de Trabajo volvió a exhortar a las empresas privadas a que puedan establecer horarios escalonados para reducir el riesgo de exposición durante la emergencia sanitaria. En el sector público, señaló que los empleadores pueden adoptar medidas para compensar tardanzas involuntarias. ¿Esto será suficiente?

La clave

El exviceministro de Transportes Luis Gutiérrez propone la implementación de tarjetas sin contacto (similares a la del Metropolitano) en el transporte público, lo que puede contener el contagio. Plantea, además, incrementar de 120 a 1.000 los fiscalizadores de la ATU.

“En 15 días evaluaremos las medidas”

El ministro de Defensa, Walter Martos, aseguró que el personal del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea seguirá en las calles y priorizarán la supervisión en las zonas con mayor afluencia como paraderos, mercados, centros comerciales y otros conglomerados.

“En 10 o 15 días vamos a evaluar las medidas que se están dando. No se descarta volver a retomar algunas restricciones para controlar el nivel de avance de la pandemia”, afirmó.

Por otro lado, desde ayer la concesionaria Rutas de Lima volvió a cobrar sus peajes en un tramo de la Panamericana Norte y Sur. Lo mismo hizo la empresa IIRSA Norte y Sur en varias carreteras del país.

Cofide busca financiar el transporte público eléctrico

El costo es quizás la principal barrera para la masificación del transporte eléctrico. Por esa razón, Cofide, el banco de desarrollo del Perú, busca financiar este tipo movilidad sostenible, con apoyo de entidades de escala global.

“Estamos trabajando con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) inicialmente (una transferencia) por 20 millones de dólares para financiar la movilidad eléctrica. Esperamos lanzar el plan piloto en el primer semestre del próximo año”, señaló Carlos Linares, presidente de directorio.

Aprueban subsidio para el transporte público

Este jueves 2 de julio, el Gobierno publicó el decreto de urgencia que establece la entrega de subsidios económicos a los prestadores del servicio de transporte público urbano. Ahora, deberán cumplir con el aforo establecido y no trasladar pasajeros de pie, a fin de que los usuarios puedan guardar el distanciamiento social y, así, prevenir la expansión de la COVID-19.

Ello porque al trasladar un número reducido de pasajeros en los buses genera un impacto negativo en los ingresos de las empresas de transporte, situación que buscará cambiarse con el subsidio.

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Periodista por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Reportera de la sección Sociedad y trabajó en el suplemento Domingo de La República. Integrante de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas de Distintas Latitudes. Fue becaria de Cosecha Roja y del Laboratorio de Periodismo Situado. Colaboradora de la revista Anfibia, de Argentina. Coautora de los libros de crónicas Rosario, ciudad Anfibia y Generación B: Jóvenes de la Esperanza. Participó en una pasantía en la Universidad Católica de Milán, en Italia, y en el intercambio periodístico EQDA, en Suiza. Ha ganado concursos nacionales de periodismo. Busca explorar y aprender más sobre educación, salud, violencias, innovación, comunidades originarias y derechos humanos.