La justicia en riesgo de perder su independencia
Advertencia. La Junta Nacional de Justicia podría “elegir” con sus decisiones al nuevo presidente del Poder Judicial y al del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). La Corte Suprema expresa preocupación por lo que pueda suceder con casación Humala-Nadine.
En junio último, las acciones de la Junta Nacional de Justicia fueron decisivas para elegir a la nueva fiscal de la Nación, Patricia Benavides Vargas, marcando el derrotero del Ministerio Público para los próximos tres o cinco años.
Ahora, el objetivo parece ser el Poder Judicial, el Jurado Nacional de Elecciones y el desenlace de los recursos de casación que deberán definir si los aportes irregulares de campaña a los partidos políticos son delito de lavado de activos, de acuerdo con fuentes del Poder Judicial.
Ni el desaparecido Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) se atrevió a tanto, dicen las fuentes. Si bien, explican, el CNM direccionó algunos nombramientos, buscó evitar que estos influyeran en forma directa en la elección de las autoridades y en casos específicos.
Es verdad, recuerdan, que César Hinostroza intentó ejercer influencia, lo hizo por interés propio o de su grupo, pero no direccionado desde el CNM.
Elección
El mismo mes de junio, la JNJ eligió a seis nuevos jueces supremos titulares, de un total de quince. Ellos forman la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia que el 1º de diciembre debe elegir al nuevo presidente del Poder Judicial. Los seis nuevos son visto como un grupo que puede votar en bloque por un candidato o elegirse entre ellos mismos.
Hay seis jueces supremos nuevos contra nueve veteranos. De los nueve jueces supremos antiguos, el consejero Guillermo Thornberry Villarán plantea la destitución de la presidenta del PJ, Elvia Barrios, y el juez supremo Javier Arévalo, uno de los actuales candidatos a la presidencia del PJ. El otro candidato es el juez supremo Héctor Lama More.
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Si la propuesta de Thornberry prospera se tumban a la presidenta del PJ y al principal candidato a la sucesión. Luego, la JNJ viene desarrollando el proceso de ratificación contra seis jueces supremos. En este proceso están Barrios, Arévalo, César San Martín, Víctor Prado Saldarriaga, Janet Tello Gilardi (otra posible candidata a la presidencia) y Jorge Salas Arenas, el actual presidente del Jurado Nacional de Elecciones.
Todos pasarán por entrevista el 2 de noviembre, la última etapa del proceso de ratificación. Si Barrios y Arévalo se salvan del ataque de Thornberry, pueden caer en la ratificación, dicen las fuentes. También parecen querer tumbarse a San Martín y Salas Arenas.
Sereno. César San Martín reclama trabajar sin presiones. Foto: Javier Quispe /La República
El juez Jorge Salas no participa en la votación al estar en el JNE. No es uno de los quince. Pero, si es destituido, uno de ellos pasa al JNE y ya no vota. “El universo de votantes se reducirá a 11 y con seis votos se gana”, precisa un juez supremo.
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Así, anota, la JNJ estaría decidiendo quién gobierna el PJ y quién dirige el JNE. “Lo que aún no es claro es quién está detrás de este plan. La JNJ parece ser solo el instrumento”, dicen.
Casación
El otro asunto es San Martín. Es conocida su influencia doctrinaria y personal en la Corte Suprema. Por eso, la Fiscalía no lo quiere en el tribunal que verá el recurso de casación del expresidente Ollanta Humala Tasso y Nadine Heredia.
Si la JNJ lo separa en este momento, influirá definitivamente en el resultado de la casación. Enviarán un mensaje y su salida alterará la composición de todos los tribunales, advierten.
Un clima confuso y una mano extraña
La posición de la JNJ preocupa a los jueces de la Corte Suprema. Más, luego de que el coordinador del Equipo Lava Jato, el fiscal superior Rafael Vela, anunció que presentó una queja contra César San Martín ante la JNJ.
Al ser un fiscal superior, Vela no litiga con los jueces supremos. Quien debería haber dicho algo era el fiscal supremo Pablo Sánchez, al que la JNJ también quiere destituir.
Los jueces reconocen que Vela puede criticar sus decisiones, pero en un clima de respeto, prudencia, lealtad al proceso y no generando, ante el público, desconfianza en un juez supremo para apartarlo de un caso.