Política

Eduardo Dargent: “Están destruyendo lo que funcionaba con una actitud de ‘me eligieron y soy intocable’”

El politólogo explica que la iniciativa del adelanto de elecciones tiene que estar acompañada de una vigilancia ciudadana constante para exigir que Legislativo y Ejecutivo no sigan dañando al país.

Análisis. Dargent considera clave la participación de la ciudadanía para salir de esta crisis. Foto: difusión
Análisis. Dargent considera clave la participación de la ciudadanía para salir de esta crisis. Foto: difusión

El politólogo Eduardo Dargent, que participa de la Coalición Ciudadana que busca un adelanto de elecciones generales, resalta que, más allá de esta propuesta para salir de la crisis, la iniciativa también es una reacción de la ciudadanía para poner límites a los abusos de las autoridades que ejercen el poder en Ejecutivo y Legislativo.

—¿Cuán factible es el “que se vayan todos”?

—Obviamente, quienes deben hacerlo posible no querrán. El Ejecutivo tiene mucho que perder por sus casos de degradación y corruptelas, y el Congreso, en la polarización, esconde consensos sobre intereses que han entrado a la política. No es algo ingenuo ni golpista, sino una reacción ciudadana de dejar claro que hay límites que defender que están rompiendo. Hay mucho por mejorar en el Estado, pero vienen destruyendo espacios clave para el desarrollo. Tenemos un esfuerzo ciudadano por poner límites, que quede claro que hay reacción ante lo que hacen.

—¿Cómo pasar esa barrera de un Congreso contrario?

—Es muy difícil, pero deberían evaluar el costo de seguir desprestigiándose y evitar futuras tensiones. Eventualmente se puede dar un quiebre en la población y que el Congreso tenga que reaccionar. Y poner esto en agenda es darle una ruta: reforma política y elecciones mejores. Entendemos que acortar plazos democráticos es algo mayor, no capricho. Pero hay poderes diciendo: “no me importa lo que me diga la ciudadanía ni mis resultados, estoy para quedarme cinco años”. Por eso se plantea una salida constitucional. Y es bastante poner presión y claridad a Ejecutivo y Congreso de que no es tolerable para la ciudadanía que estén destruyendo lo que funcionaba con una actitud de “me eligieron y soy intocable”.

Patricia Paniagua

Análisis. Hija del recordado expresidente Valentín Paniagua propone reforma imprescindible. Foto: difusión

—¿Cómo quedan los electores de Castillo, que votaron para que gobierne cinco años?

—Me parece que buena parte se siente ya traicionada cuando Castillo habla de gobierno del pueblo, sus votantes y cambio. En un año ha quedado como un presidente que se vale del poder para sus allegados y sus amigos, no para la gente. Y muchos que defendieron que Pedro Castillo asuma el poder porque ganó según las reglas, más allá de sus preferencias, ahora le dicen que considere que volvamos a votar.

—Pero reconoce que todavía un sector, sobre todo en el Perú profundo, lo respalda...

—Es trágico. El peruano tuvo un presidente que vio como salvador en los noventa y acabó en corrupción enorme, los que vienen con la democracia con Alejandro Toledo hacen obras millonarias con aportes para ellos y lo sabido de Odebrecht y, de pronto, Castillo llega como outsider perfecto y con las mismas costumbres patrimonialistas. En quienes lo respaldan, hay a quienes el Estado les da igual porque nunca los ha tratado bien. La caída de políticas debe parecerles medio irrelevante porque el Estado no ha sido efectivo y le dará casi igual quién gobierne. Y hay que ver qué hace el Gobierno en algunas zonas. Es un argumento fuerte de que “este votante votó por un presidente por 5 años”. Este debería reaccionar, poner ministros de calidad y responder a esas demandas y, por el lado del Legislativo, debería construir una agenda de reformas de preocupación por el Estado, pero creo que eso ya se perdió.

—Ya no lo ve posible...

—No, el costo de seguir así por tres años es muy alto.

—Aunque tienen gran desaprobación, en la calle no hay gran movilización. ¿Por qué?

—Hay mucho temor a que lo que venga pueda ser peor, que haya más desorden. Y se asocia una salida del gobierno con el contingente que denunciaba el fraude, una posición muy limeña, muy conservadora, que no entusiasma. Hay esa especie de empate catastrófico. Hay temor y ni el presidente ni el Congreso generan entusiasmo. Y ambos están diciendo: “llegué para quedarme y me debes aguantar”. Lo que marca la diferencia con otro tipo de régimen que por lo menos hace un esfuerzo de gobernar o tiene propuesta de gobierno es que ahora desde el inicio hay una búsqueda de intereses muy particulares. Esa alianza patrimonialista con el Congreso genera un costo enorme para el país. La idea de adelanto de elecciones es un fin que podría ayudar, pero también un medio para presionar y mostrar que nos están gobernando mal y abusivamente.

—¿Qué opciones ve de una sucesión a la vicepresidenta?

—Podría ser una sucesión si entiende su papel como temporal y que requiere hacer algo que ya creo que Castillo no hará: elevar el nivel de gobierno convocar buenos ministros, políticas públicas efectivas, y poner fin y fecha de salida a su mandato. Es decir, organizar un cronograma de salida colaborando con el Congreso en esa dirección. Si se intenta quedar, habrá mucha oposición y malestar desde el Congreso, sería muy difícil.

—¿Y un presidente que surja elegido desde el Congreso?

—Lo mismo. Esta interpretación contra la tradición presidencialista de América Latina, que implica: “yo, Congreso, puedo quedarme y solo que se elija un nuevo Ejecutivo que acabe el mandato”, más allá de discusiones sobre la literalidad de la Constitución, no resiste análisis comparado ni realista. Es un Congreso profundamente desprestigiado. Es muy difícil que pueda sostenerse con la idea de “nos quedamos y cambiamos la presidencia”.

—¿Qué pasos siguen en la Coalición Ciudadana?

—Creo que es clave consensuar las reformas más urgentes para que tenga oxígeno una nueva elección. Pasa por garantizar mejores reglas. También por organizarse y ejercer una vigilancia ciudadana constante. Veo esto como un fin más allá de que se dé o no el adelanto de elecciones: es importante estar vigilando y demandando que no hagan tanto daño institucional como el que hacen. Y buscar que el Congreso reaccione.