Política

Mesa Directiva del Congreso cierra el 2023 con más gastos en camino

Estado generoso. Los 130 congresistas se terminarán llevando más de S/48 millones, sin contar viajes y gastos de despachos. Encima, alistan más tarjetas por eventos festivos.

Cúpula. Acuerdo fue dado por mesa que encabeza Soto (APP) e integran Alegría (Fuerza Popular), Cerrón (Perú Libre) y Amuruz (Avanza País). Foto: difusión
Cúpula. Acuerdo fue dado por mesa que encabeza Soto (APP) e integran Alegría (Fuerza Popular), Cerrón (Perú Libre) y Amuruz (Avanza País). Foto: difusión

El Congreso cierra el año 2023 con más gastos de los recursos públicos, en camino, a pesar de los cuestionamientos sobre su gestión, la extendida desaprobación de la población a este poder del Estado y la recesión económica que golpea al país.

La Mesa Directiva del Poder Legislativo, que preside el parlamentario Alejandro Soto, de la bancada de Alianza para el Progreso (APP), aprobó la compra de 35 tarjetas de consumo adicionales a las que ya repartió por Navidad. Los nuevos vales son para entregar en “diversos eventos, como el Día de la Madre, el Día del Padre, el Día del Trabajo y otras actividades sociales de la Mesa Directiva”, según el acta de esta decisión.

El acuerdo se dio el último 11 de diciembre, con participación de toda la cúpula del Legislativo, además de Soto, los vicepresidentes, Arturo Alegría, de Fuerza Popular; Waldemar Cerrón, de Perú Libre; y Rosselli Amuruz, de Avanza País. Alegan que hubo una solicitud del sindicato de los trabajadores.

De este modo, el 2024 se proyecta en el Congreso con mayor desembolso, de recursos que aporta la ciudadanía, para eventos de su Mesa Directiva.

En el año actual, los 130 parlamentarios se han llevado más de 48 millones 178.832 soles del Estado en conjunto sin contar los viajes y gastos de despachos.

Cada congresista recibió una remuneración mensual de 15.600 soles, aplicable a impuestos, por su labor: legislar, fiscalizar y representar a la población. Son 187.200 soles en bruto al año para cada uno.

Además, como apoyo logístico a la semana de representación, cuando deben recorrer sus regiones, se le asignó a cada parlamentario 2.800 soles por mes, sin tener que rendir cuentas más que dar informes simples.

Adicionalmente, cada legislador tuvo por concepto de función congresal 7.617.2 soles por mes: 91.406.4 soles en todo el año. Tampoco rinden cuentas.

Además, recibieron gratificaciones de 15.600 soles en julio y diciembre, es decir, 31.200 soles, y compensación de tiempo de servicio (CTS) también de 15.600 soles durante el año.

A esto, se sumaron el bono extraordinario de 9.900 soles, en noviembre y la tarjeta navideña de 1.700 soles, mayor a la que tuvieron del año pasado.

Aunque algunos renunciaron al bono y pagos de representación, la mayoría recibió todo.

Sin estas abdicaciones, la suma para cada congresista es de 370.606 soles. En conjunto los 130 parlamentarios, se llevarían 48 millones 178.832 soles.

Reflexiones

A pesar del desprestigio del Congreso, de un 91% de peruanos que lo desaprueba, según el último estudio del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), la cúpula que integran el fujicerronismo aliado a APP y Avanza País, sigue desoyendo a la población y a voces especializadas.

“Para el trabajador promedio, salario justo, aguinaldo, la CTS y vacaciones son ilusorios. Los exuberantes autoincentivos del Poder Legislativo, sin justificación técnica, representarían una afrenta moral contra las mayorías molestas y atemorizadas por ecos de la recesión, sino además por el persistente contexto de crisis política, inseguridad rampante y el inminente fenómeno de El Niño”, dice el antropólogo Pável Aguilar, magíster en sociología y profesor de la Universidad Católica (PUCP).

“Ahora abre posibilidad a dar tarjetas de consumo en otras fechas sin justificación más allá de una voluntad política irresponsable y autocomplaciente. Minará más la imagen del Congreso. Al parecer, recibir 40 sueldos mínimos en un mes en un país mayoritariamente informal, empobrecido y que no crece, no tiene nada de malo si se trata de mantener a los socios políticos en buena lid”, agrega.

Seguir esta senda agravará el rechazo del Congreso y advierte sobre medidas más profundas.

“Este manejo que impacta las finanzas públicas ocurre en una crisis política donde el Congreso tiene responsabilidad central y en una crisis económica con una recesión tras un golpe tan fuerte de la pandemia porque nuestras autoridades no tomaron medidas para atender las necesidades acrecentadas de la población sino que vieron la oportunidad para que posicionar más sus intereses, exacerben conflictos internos y ganen más poder”, comenta la politóloga Omayra Peña, del Instituto de Estudios Peruanos.

“Todo lo que está pasando muestra una profunda necesidad de repensar la representación en el país. Esto pasa porque todos los grupos sociales en el país puedan ser representados tanto simbólica e identitariamente como con la respuesta a sus agendas: que se atiendan las necesidades, que se brinden oportunidades. La representación actual no lo ha logrado y el vínculo mínimo de confianza de antes ya no está más”, añade.

Con el país fuera de la ecuación

Enfoque. Samuel Rotta, sociólogo, director ejecutivo de Proética

La concentración de decisiones sobre el manejo recursos públicos sin mayores explicaciones técnicas, sumada a la alta discrecionalidad y a la ausencia de contrapesos efectivos, favorece este tipo de situaciones, en donde una Mesa Directiva del Congreso, desprestigiada, busca fortalecer su posición en la dinámica parlamentaria interna sin prestar ninguna atención al rechazo de la población (un 91% del país desaprueba el desempeño del Poder Legislativo y apenas un 5% lo aprueba, según la última encuesta del IEP). A pesar de esto, al final, es una variable que ha quedado fuera de la ecuación.

Que los congresistas revistan estos gastos de una legalidad no quita lo desatinado ni la apariencia de abuso. Y ello, más allá de lo delicado de la situación económica.

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