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Política

Pedro Cateriano: “La casi totalidad del Congreso es una amenaza para la democracia, no me voy a cegar”

Pedro Cateriano es la cara más reconocida del nuevo partido Libertad Popular. En el 2021, pidió el voto para Keiko Fujimori en la segunda vuelta por considerarla el “mal menor”. En esta entrevista, y frente al comportamiento del fujimorismo desde el Congreso, responde sobre la posición que adoptó entonces.

Pedro Cateriano pidió el voto para Keiko Fujimori en el 2021 durante la segunda vuelta por considerarla el “mal menor”. Foto: difusión
Pedro Cateriano pidió el voto para Keiko Fujimori en el 2021 durante la segunda vuelta por considerarla el “mal menor”. Foto: difusión

La crisis política y social no se detiene. El nuevo partido que integra, Libertad Popular, pretende convertirse en una alternativa. Ha sido ministro y premier. ¿Por qué los peruanos deberían ver en ustedes una opción cuando ya tuvieron su oportunidad?

—Yo he tenido la oportunidad, pero no de dirigir ni de aplicar un gobierno de gobierno o ideario. Con el presidente Humala, fui un colaborador en el ámbito de Defensa y luego premier para evitar que el Gobierno cayera y que la democracia colapsara. Ese fue mi papel. Le toco un tema: el del agua potable. Perú solo supera en cobertura a República Dominicana y Haití. Tiene 50 empresas públicas a nivel nacional, la mayoría quebradas, ineficientes, manejadas como un botín político. ¿Sabe cuántas empresas públicas de agua tiene Puno? Cinco. Y Juliaca no tiene agua. Yo no creía en esas cosas, pero no tenía la competencia legal para intervenir.

¿Y cuál es la solución que plantea LP? ¿Privatizar el servicio de agua?

—No, no privatizar. Darle agua a la gente. No ideologizar ni politizar todos los asuntos. Por prejuicios ideológicos, el tema del agua ni siquiera se debate, no está en la agenda nacional. La última denuncia pública que hice fue por los convenios colectivos que generan que los puestos en Sedapal sean hereditarios. Eso se dio durante el segundo Gobierno de Alan García. Intenté algunas cosas, pero el premier no gobierna. Es coordinador del gabinete.

Entiendo que Libertad Popular es de centroderecha. ¿Cómo lo define?

Defendemos la libertad, que no solo se debe defender la libertad política, sino la libertad económica. Creemos en una economía social de mercado. La iniciativa privada es la fuente generadora de la riqueza. Y también creemos en un Estado eficiente que invierta en educación, salud, orden público y administración de justicia. Es imperdonable que el Estado, teniendo recursos, no los administre correctamente en favor de la gente.

En sus redes dispara principalmente contra la izquierda…

—¿Le parece que solo disparo a la izquierda? La gente me juzgará. En mi lucha contra la corrupción no he sido selectivo como la izquierda, el APRA o el fujimorismo. Yo he enfrentado la corrupción de Alan García con unos costos muy altos, he enfrentado la corrupción de la dictadura de Fujimori y Montesinos, he enfrentado la corrupción del calamitoso Gobierno de Castillo. Creo que es injusto señalar que solo enfrento a la izquierda.

Yo hacía referencia a sus más recientes intervenciones en redes sociales.

—Pero, claro, yo combato las dictaduras de izquierda y derecha. No puedo aceptar una izquierda que diga que la señora Boluarte accedió inconstitucionalmente al poder. No estoy de acuerdo con una izquierda que es cómplice de la dictadura cubana, de esta nueva izquierda latinoamericana, con Lula, Petro y López Obrador, que son los grandes defensores de la dictadura que inició con Fidel Castro.

Usted dice que combatió al fujimorismo, pero pidió votar por él en 2021. Pero sobre eso vuelvo después…

—No, pues, déjeme responder. ¿Por qué pedí el voto a favor del fujimorismo a pesar de todo lo que hizo? Porque el fujimorismo no me enfrentó como un adversario leal, fueron verdaderos enemigos, me quisieron destruir políticamente, pero la opción de Castillo con Cerrón planteó iniciativas golpistas: desactivar la Defensoría del Pueblo, el Tribunal Constitucional, convocar a una Asamblea Constituyente violando el orden constitucional. Castillo iba en un vientre de alquiler, Perú Libre (PL), dirigido por un condenado por la justicia, por un delincuente. Este no es un insulto contra Cerrón, es un hecho objetivo. ¿Cómo no enfrentar esa amenaza al sistema democrático? Cuando la democracia está amenazada, hay que salir a defenderla, no mantener una neutralidad ni silencio.

¿Su aventura en Todos Por el Perú no fue también apostar por un vientre de alquiler?

—Eeeeh, no. Entré y, como no quisieron realizar elecciones internas, renuncié. Fui consecuente con mis principios.

Vayamos sobre la consecuencia de sus principios, que no pongo en duda…

—Da la impresión de que sí.

Usted dice: "Castillo y PL eran un peligro". De acuerdo. Lo que no dice es que Fuerza Popular también lo era, ya lo había demostrado antes, y ahora lo está ratificando.

Sin duda, pero en ese momento era el mal menor. Esa es mi posición política. A mí no necesitan convencerme sobre FP. He sufrido las consecuencias de lo que es enfrentar un partido que no tiene pudor en la venganza política violando la constitución y la ley. Lo tengo clarísimo.

Disculpe, señor Cateriano, lo tiene clarísimo, pero debo hacerle recordar que usted se subió al estrado de Keiko Fujimori…

—Sí, me subí al estrado…

En su mitin de cierre de campaña. 

—Claro que sí, porque no podía ser neutral ante una amenaza como la de Castillo y Cerrón. Y el tiempo me dio la razón. Castillo está preso por golpista y corrupto.

¿Y lo de FP y este copamiento institucional del que es parte no le dicen que se equivocó en su diagnóstico?

—Bueno.  Naturalmente, en ese momento (FP) era el mal menor y consideré que el riesgo, por lo tanto, era menor. Pero la conducta actual de FP en el Parlamento le da la razón a usted. No niego eso.

¿Que se equivocó?

—No me equivoqué porque en ese momento era la opción, era el mal menor. Ahora reconozco que FP con PL, que la casi totalidad del Congreso es una amenaza para la democracia, no me voy a cegar. Pero en ese momento creo que no me equivoqué.

Ahora quiero volver sobre sus críticas a la izquierda. Toledo fue centroderecha, García también, Humala de centro…

—De centroizquierda.

Más de centro, me parece. Pero sigo: Kuczynski, Vizcarra y Sagasti no son de izquierda, ni de broma. Salvo Castillo y PL, uno no ve Gobiernos de izquierda en los últimos 30 años. ¿No le atribuye demasiada culpa a un solo lado?

—No. Creo que no. A diferencia de otros países, por ejemplo, Chile; tenemos una izquierda congelada ideológicamente. Ese es el drama.

¿Y nuestra derecha no lo está otro tanto?

—Si me permite responder. Si tuviéramos una izquierda socialista como la de Felipe Gonzales (España) o la de Ricardo Lagos en Chile, otra sería nuestra realidad. Si tuviésemos una izquierda como la uruguaya. Pero acabamos de ver lo que es la izquierda en el poder, se han comportado como golpistas, traicionaron a su elector, saquearon. ¿Cómo no criticar eso? ¿Y me quedé callarlo frente a los robos de Alan García? ¿Me quedé callado frente a la corrupción e ineptitud de Kuczynski? No se me puede acusar de no haber sido adversario del corrupto Gobierno de García, de la corrupta dictadura de Fujimori, de la ineptitud de Kuczynski.

Yo no lo estoy acusando de nada.

—Yo he sido libre en mi manera de actuar. Ahora, en el campo económico, con todos sus defectos, la democracia ha logrado bajar la pobreza. Del 55% que la dejó Fujimori hasta el 19% antes de la pandemia. Con el breve lapso de la izquierda en el poder, la anemia se disparó nuevamente.

¿Cómo definiría lo que tenemos al frente? Observadores plantean la existencia de una coalición autoritaria, conformada por el Ejecutivo, el Legislativo y otros. ¿Qué piensa?

—No estoy en desacuerdo. Agregaría que, además, amenaza el orden democrático y constitucional. Esa es la vergonzosa realidad. Hay una complicidad entre el Gobierno y la mayoría parlamentaria que ha dejado de lado el interés nacional para defender sus intereses personales, económicos y partidarios. Estamos en manos de personas que no tienen conciencia del deber. La democracia peruana está siendo amenazada gravemente.

¿Esperaba que esto ocurriera con Boluarte en el poder?

—Nunca he confiado en ella, porque forma parte del grupo que trabajó con Cerrón. Una vez que llegó al poder, no ha honrado su palabra, ha mentido, no da cara. Frente a su gestión pública no había razón para confiar en ella. El anticipo de elecciones generales es una salida, pero debe ir acompañada de reformas políticas y constitucionales que este Congreso se ha negado a llevar adelante.

¿Cuáles?

—Por ejemplo, zanjar el problema de la malinterpretación y mal uso de la vacancia por incapacidad moral permanente. También el tema de disolución del Congreso. Hay que optar por una renovación parcial del Parlamento. No existe democracia en la que los poderes del Estado estén en un conflicto permanente. No hay que olvidar que un principio básico de la democracia es el equilibrio de poderes. Resulta interesante lo que se ve en Ecuador, donde la Constitución establece la muerte de ambos…

La muerte cruzada.

—La muerte cruzada: nos vamos todos a elecciones. Un país no puede aguantar un sistema político que tolere esta clase de enfrentamientos permanentes y se impida gobernar. O lo que está ocurriendo ahora: que siniestramente se formen pactos para cogobernar.

De acuerdo. ¿Va a salir a marchar entonces?

—Hemos discutido en el partido. Mayoritariamente, hay sectores que convocan esta marcha con los cuales no coincido, con los que no han considerado constitucional el acceso al poder de la señora Boluarte, los que piden una asamblea constituyente violando el orden constitucional, y aquellos que son corresponsables de esta anarquía política. La izquierda, por ejemplo, ¿qué ha hecho la señora Verónika Mendoza? Defendió a Castillo, dijo que el pedido de vacancia contra él era inconstitucional, pero cuando se planteó contra Kuczynski, ahí sí fue constitucional y forzó su renuncia…

En resumen, no van a salir.

—¿En qué momento inicia la crisis política? Cuando ese Parlamento no respetó el mandato popular y se advirtió en todos los tonos que la caída de Kuczynski significaba entrar a una vía de caos. ¿Y qué ha ocurrido en estos seis años? Seis presidentes. Con esa clase política, naturalmente, no tengo muchas cosas que compartir. Ahora, desde el punto de vista constitucional, es perfectamente lícito (salir a marchar) y confío que no se haga uso de la violencia.

¿Del Estado?

—Del Estado y de los manifestantes. Ha tocado algo importante, las muertes en el sur del Perú. Es inadmisible en democracia. Y el Gobierno, hasta ahora, no habla con la verdad. Creo que el 28 de julio es una buena oportunidad que tiene la presidenta para decirle la verdad al pueblo del Perú. Gran parte del desprestigio internacional del país en este momento es precisamente por esta situación…

Por la violación de derechos humanos.

—Exactamente, y cuando se trata de derechos humanos, se está afectando el sistema democrático.

¿No es un poco ingenuo, 'naif' digamos, pretender que las agendas coinciden con lo que yo creo para salir?

—No estoy de acuerdo con su evaluación de 'naif'. He respondido claramente. Verónika Mendoza no es una persona con la cual deba marchar. Ni otros líderes que defienden las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Nadie dice que estén codo a codo.

—Es una de las activistas convocantes, ¿no? Habrá otro momento en que si las cosas se agravan más y este Gobierno no rectifica…

¿Le parece que no son suficientemente graves?

Si se agravan más. Son graves, gravísimas. Le he dicho que estamos amenazados, que el orden constitucional y democrático está bajo amenaza, claro que sí.

Por eso le preguntaba si no valía la pena salir a marchar en nombre de una idea matriz, como el adelanto de elecciones o la recuperación de la democracia.

—Nosotros consideramos en su momento que era necesario el adelanto de elecciones. Lamentablemente, ese acuerdo que se logró para que sean el 2024 se vino abajo por esa concordancia entre el Gobierno y el Parlamento. 

Profesión; periodista. Doctor por la Universidad de Salamanca (Instituto de Iberoamérica).