Política

Francisco Sagasti: “Para solucionar un conflicto, se requiere un periodo de calma y mediador con credibilidad”

Entrevista al expresidente del Perú (2020-2021), quien plantea que haya dos semanas de calma en que el Consejo Interreligioso recoja demandas de los grupos que protestan y las dé al Consejo de Estado para articular respuestas.

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El expresidente Francisco Sagasti plantea que haya dos semanas de calma en que el Consejo Interreligioso, que reúne a varias confesiones, recoja demandas de los grupos que protestan y las dé al Consejo de Estado, que agrupa cabezas de diferentes entidades públicas, para articular respuestas. De ese modo, vislumbra soluciones.

—Su Gobierno planteó recuperar la confianza. ¿Cómo ve a Boluarte ante ese reto ahora?

—Cualquier gobierno que enfrente una crisis tiene la tarea de recuperar confianza e inspirar esperanza. Boluarte tiene la tarea difícil para recuperar la confianza, bastante complicada.

—Dice que la protesta tiene reclamos legítimos. ¿Es legítimo pedir que dimita Boluarte?

—Es uno de los reclamos. Las demandas legítimas vienen por no haber compartido los beneficios de un crecimiento económico con las regiones en que se producían, en gran parte, los recursos naturales que generaban esta bonanza. Hay un descuido y descontento. Eso es legítimo. También lo es protestar. No es legítimo destruir la propiedad y hacer planteamientos que no se pueden cumplir. Se requiere de lado y lado más ecuanimidad y moderación. Con más de 40 fallecidos por acciones desproporcionadas, la indignación hace difícil mantener la ecuanimidad. Con calma y mediadores con credibilidad, sería posible.

—Se dice que una parte de la población vio en Castillo a su representante hostigado hasta caer, y que Boluarte, aliada con quienes hicieron esto, debe dejar el cargo...

—Es una explicación parcial. Con las acusaciones infundadas de fraude y el hostigamiento, el gobierno de Castillo enfrentó una situación adversa desde el inicio, pero la incompetencia, venalidad, corrupción y el interés por crear división hicieron que se deslegitimara y traicionara a quienes representaría. De nada sirve dar promesas y discursos en plazas, si se está tolerando corrupción, llenando de incompetentes los ministerios, desmontando el aparato público. En alguien que representaría a la mayoría rural, es una traición.

—Con más de 40 muertos, ¿no debe renunciar Boluarte?

—No diré qué debiera o no hacer un mandatario. Habiendo estado allí, no es adecuado.

—¿A qué se refiere con manipulación criminal en protestas?

—A actividades ilegales que existen y se están extendiendo.

—¿Sería esto lo principal o el descontento de la población?

—Si no existiera descontento, sería muy difícil movilizar a tantos. Culpar solo a agitadores es incorrecto. Debemos reconocer el descontento de muchos años.

—En su gobierno hubo protestas con muertos. ¿Cómo tomó esa difícil situación?

—Usando las normas, conversando con la Policía, con cadena de mando bien estructurada y buscando preservar la vida. Cuando se dieron tres muertes, suspendimos a los que desobedecieron e iniciamos, en Fiscalía y Policía, acciones de sanción.

—Plantea dos semanas de calma en que el Consejo Interreligioso recoja las demandas de diversos grupos. ¿Por qué?

—En este Consejo encontré 16 confesiones de fe comprometidas con el bienestar de la ciudadanía. Al tener estas diferentes confesiones, hay capacidad de convocatoria, algo muy difícil ahora. La idea es que converse con uno por uno, integre las demandas y las dé a una entidad capaz de empezar a articular respuestas. Sería el Consejo de Estado, que reúne a las cabezas de organizaciones autónomas: Presidencia de la República, Congreso, Poder Judicial, Fiscalía, Defensoría del Pueblo, etc. La respuesta es del Estado, no solo el Gobierno o el Congreso.

—¿Pueden los manifestantes creer que es enfriar la situación para hacerlos a un lado?

—No creo. Si creen que hay que mantener el conflicto caliente, nunca llegaremos a una solución. Para que un conflicto se solucione, tiene que haber un periodo de calma, un mediador y alguien creíble para empezar a articular respuestas. De otra manera, seguiremos enfrentados y matándonos los unos a los otros.

—¿Está el Parlamento a la altura ante las demandas?

—No quiero dar una opinión si está a la altura o no. Lo importante es que es imperativo que lo haga. Cuando hay ciertas demandas que exigen respuestas, uno tiene que hacerlo lo mejor que sea posible. La gran pregunta es si el Congreso está haciendo esto. Todavía se está quedando un poco corto. Hay algunas figuras que plantean cosas inviables.

—¿No hay mucho terruqueo desde el Congreso, donde a usted mismo lo terruquean?

—Hay tanto terruqueo como neoliberaluqueo. Basta de poner etiquetas. Un problema de la política en el país es que la gente no quiere pensar ni escuchar. Algunos políticos ponen al otro una etiqueta: caviar o neoliberal, y no piensan más. Eso exime de escuchar, pensar y dar respuesta. El terruqueo, neoliberaluqueo, caviareo, evoreo o lo que sea no lleva a nada. Hay que hacer un enorme esfuerzo por escuchar al que piensa distinto.

—Algunos creen que la salida debe ser más rápida, con Boluarte fuera y un congresista que llegue al gobierno como pasó con usted. ¿Qué piensa?

—Se debe mirar en conjunto, no solo un resultado, sino efectos colaterales y consecuencias de segundo orden. Muchas veces hacer cosas muy rápido crea más problemas. Quisiera que cualquier adelanto electoral tenga reformas mínimas que garanticen mejor representación.

—¿Entonces que Boluarte y el Congreso se queden hasta el 2024 y que se hagan las reformas?

—La fecha no la pongo. Depende de los procesos de reformas.

—Ya varios Congresos son renuentes a las reformas necesarias. ¿Qué se puede hacer?

—A veces hay ataques súbitos de sensatez. Aunque sin reforma, la ciudadanía va dándose cuenta y se expresará al votar.

—Con tanto rechazo y autoridades que no están a la altura, ¿no estamos llegando a un momento constituyente?

—Es un momento destituyente muy lejos de uno constituyente. Para avanzar, debemos pasar por un momento instituyente, en que las instituciones cobran una mayor vigencia.

—¿Considera una opción postular a la presidencia de la República o la descarta?

Se aprende con los años que uno no descarta tajantemente nada. No lo tengo en mente. Estoy dedicado a otras tareas y con trabajos académicos. Ya tengo 78 años, no tengo la energía de gente más joven. Uno nunca sabe, no pensaba ser presidente y me tocó, pero no lo estoy buscando. En las encuestas, otros tienen mucho más y no hay que caer en el autoengaño.