Pedro Castillo: encuesta lo ubica como el tercer presidente con menor aprobación en Latinoamérica
El mandatario se ubica solo por encima de cuestionados jefes de Estado como Nicolás Maduro y Díaz-Canel, presidentes de Venezuela y Cuba.
En un sondeo aplicado desde el 14 de julio al 8 de agosto, la encuesta presenta al presidente Pedro Castillo como uno de los mandatarios con menor puntaje obteniendo una desaprobación del 74% ante líderes de opinión y periodistas y siendo superado por Miguel Díaz-Canel, jefe de Estado de Cuba; y el dictador Nicolás Maduro, de Venezuela; quienes cuentan con un 78% y 92% de desaprobación, respectivamente.
La encuestadora Ipsos recogió las percepciones de un total de 297 encuestados, de los cuales, el 60% de ellos considera que el país se encuentra bajo una “democracia deficiente”, mientras que el 18% lo define como un “régimen híbrido” y el otro 16% lo califica como una “democracia plena”.
Con una mayor aprobación que la de Castillo se encuentran también cuestionados presidentes como Jair Bolsonaro, mandatario de Brasil, quien cuenta con una aprobación mínima del 20% y el titular de Estado de Argentina, Alberto Fernández, quien se ubica por encima del presidente del Perú con un 19% de aprobación.
Por otro lado, entre los mandatarios con menor índice de desaprobación se encuentran el presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle con un 14% de desaprobación y un 74% de conformidad; y el jefe de Estado de Chile, Gabriel Boric, aunque con una amplia diferencia al anterior y cuya aprobación y desaprobación se encuentra cercanamente empatada entre un 49% de conformidad y un 44% en disconformidad.
Ficha Técnica
Esta encuesta, que fue realizada por Ipsos y publicada por El Comercio este domingo 14 de agosto, fue elaborada vía online y cuenta con la participación de líderes de opinión de 12 países de la región y se da en un contexto en el que gobiernos latinoamericanos como Argentina, México, Ecuador y Bolivia, emitieron un comunicado solicitando que de pie al “diálogo político” en el país con el objetivo de que se pueda resolver la tensión política en la que se encuentra enquistado el Ejecutivo y el Legislativo.