Habla de su deslinde político y religioso, y de su vida sexual controlada por la fe católica que lo mantuvo casto hasta los 26 años. Revelador. Libro consigna cinco años de vivencias escritas desde 1959 hasta 1963, Elízabeth Prado. Ricardo Letts Colmenares aún no ha presentado su último libro La ruptura. Diario íntimo 1959-1963, pero ya se comenta la reveladora información que contiene sobre la dura y hasta torturante experiencia que vivió para lograr un deslinde religioso, político, social, familiar y económico, y finalmente convertirse en un izquierdista radical “a mucha honra”, dice. La publicación relata la vida del joven Richard Letts que entonces, a los 21 años, se movía entre el Club Waikiki y las playas La Herradura y Ancón. Pero también señala la indignación que el actual presidente del Comité Malpica sintió al descubrir que el bienestar de su familia era el resultado de duras jornadas de trabajo de los peones y servidores de su padre. Es cuando decide ser Ricardo Letts. “La reflexión mayor me la hago en los dos años y medio en que soy administrador de la hacienda de mi padre, en Sayán” reafirma. Otro aspecto muy importante que contiene La ruptura es la referida a la fuerte influencia que ejerció la fe católica en la vida íntima del ex diputado, y que lo llevó a tener amores “de piquito” y conservar su castidad hasta los 26 años, en firme respeto al sexto mandamiento de la Ley de Dios. “Eso lo relato de memoria porque no está en el diario. Yo me pregunto hasta ahora por qué no está en el diario. No tengo una respuesta. Tal vez tenía todavía una aprehensión respecto del tema”, nos confía. El deslinde religioso, político y social que finalmente logró Letts Colmenares lo expresa en el diario de octubre de 1960: “Hoy he llorado, llanto descontrolado. Hoy he crecido. Me he vuelto más seguro de mis ideas. La nuestra quién sabe no será una revolución armada..., pero será revolución”, escribió. El libro cuenta mucho más. “El respeto de mi hermano Roberto“ 1] Ricardo Letts recuerda su relación con su hermano Roberto (dueño de la minera Volcan, ya fallecido) y el discreto respeto entre ellos. 2] “Con Roberto nos llevábamos muy bien. Íbamos a la misma fiesta y solía prestarme su smocking negro. No compartíamos secretos pero sabíamos quién era quién. Yo hacía una cosa equivalente con el resto de mis hermanos, pero no se si ellos hacían lo propio respecto de mí o de Roberto” inquiere. 3] ”Doris (madre de Jaime Bayly) viene después de mí. Fina tomó otro camino, yo no me cruzo con Fina socialmente, sí con Roberto, sí con Doris. Mis últimos tres hermanos: Irene, Marina, Guillermo, eran niños en esa época. Doris era la más cercana a mí”, refiere.